- Os entrego esto. - dijo Albuz a la viuda. Una elfa de campo con gran vestido azul y un pañuelo en la cabeza para cubrir el polvo mientras limpia. Extendió su mano y le entregó una pequeña bola verde brillante que le daría alimentos cuando ella lo necesite. Su poder era infinito, jamás se acabaría.- Gracias Amo. - respondió la buena mujer. Todavía llevaba el luto de su esposo, su mirada larga y llena de suspiros. Ni la magia de un Mago podía revertir muerte o el hechizo del eterno sueño. - mis hijos y yo le damos las gracias por esto. Se que mi Floiw está muy feliz desde el cielo, donde cada noche podré verlo como estrella. - Acabas de decir la pura verdad. Todos mis buenos hombres son bienvenidos a ser parte del cuelo. - recalcó Albuz.- ¿Ella es su esposa? - preguntó de repente al ver al Hada convivir con sus hijos.Albuz asintió.- Sí, Ross es mi pequeña esposa.- Se ve que es encantadora. Es muy linda y por lo que veo le gusta los niños. Sólo mirela divertirse con mis hijos y c
(Cuadro días después: bosque de las criaturas mágica)Rosseta se encontraba debajo de un gran árbol, sobre sus manos sostenía aquel libro que Albuz le había regalados otra que anotara todos sus hechizos. "Omuru in thye sanaru" recitó las palabras para curar las heridas de una criatura mágica. Era un pequeño hongo que se había lastimado una parte de su brazo al querer correr. - ¿Ahora estas bien? - preguntó Rosseta y la criatura hizo un pequeño ruido de felicidad. Estaba contenta por ser curada. - A ti. - dijo al adivinar sus agradecimientos. La dejó en el suelo y la vio caminar hasta alejarse. - ¿Lo curaste tú?- preguntó Albuz al acercarse a ella.- Sí. - respondió con sus ojos a todo resplandor. Se puso de pie y fue a abrazarlo. - ¿Podemos ir a visitar más? - preguntó. - Claro, aunque dudo que los encuentres heridos. - la tomó de las manos y la llevó cerca de los arbustos, donde habían pequeñas hadas artesanas
Fue un viaje largo y hasta cansado, pero al fin habían llegado al bosque Avfa. Un bosque que estaba dividido en cinco partes, lleno de una neblina espesa y hasta oscura. El primer desafío de Rosseta era calmar al espíritu del agua y eso sólo lo conseguía si se sumergía en ella. - No puedo dejar que vayas sola. - dijo Albuz al ver las lagunas de agua de mar verdes y hasta oscuras con rayos por dentro y sobre todo, al ver a un mar descontrolado que abrazaba con todo - tiene que ver otra forma de controlar esto. Rosseta lo tomó de las mejillas, había que calmarlo. - Voy a entrar y saldré completa, acompañada del espíritu guía, te lo prometo. - dijo con agradable sonrisa.- Me acabas de hacer una promesa, Ross, ahora tienes que cumplir y salir en una sola pieza de a dentro. - Lo haré. - dijo, tomó su libro de hechizos y recitó un conjuro para poder respirar bajo el agua. "Surmergiun in de akar for aguaw" - al decir esas palabras se le fue otorgado un traje celeste con las olas del mar
Rosseta descansa en los brazos de Albuz, mientras ambos observaban la noche llena de una gran cantidad de estrellas con la majestuosa luna que las acompañaba. El corcel se encontraba en un estanque descansando y Rayas a la orilla. Ella sentía feliz por haber liberado al corcel de aquel encierro sin fin, pero su cuerpo y alma sentían cansancio por la magia que ocupó para poder capturarlo. Aunque trataba de sonreír para que Albuz no se diera cuenta, él lo podía percibir.- Insisto, yo no te veo bien. - dijo al tocar su frente. - tampoco siento que estés bien, Ross. Rosseta mordió su labio inferior y confesó.- De acuerdo, si me siento un poco cansada, pero es cansancio nada más. Albuz decidió levantar su torso y entre su sotana sacó un frasco con líquido transparente, era la flor de Melvis. - Bébelo. - ordenó al estirar su mano en dirección a Rosseta. Ella ya no tenía de otra, tomó aquel líquido hasta la última gota y regresó el frasco vacío a Albuz. Albuz la volvió a tomar en su
- Bebe otra vez esto. - dijo Albuz a Rosseta al ofrecerle la flor de Melvis. Ella asintió, la carga de sus poderes cada vez la agotaban, pero era parte del desafío que tenía que romper. Levantó su mano a la medida de los labios y bebió hasta la última gota. - Gracias. - dijo con voz calmada y mucho más relajada que antes. Albuz la observó, aquella transformación de fuego que tuvo no le gustaba, parecía haberla agotado mucho más. - Creo que deberías de empezar en dos días. Descansa uno, por favor. - le dijo al tomarla de las mejillas. - Son cinco días que tengo y cinco elementos, no puedo descansar. - respondió ella, al sentir que su cuerpo cedía a la flor se acercó a él y se recostó en su pecho. - tengo que terminar con esto. - dijo antes de quedarse dormida. - cuídate Albuz, mientras descanso. - fueron sus últimas palabras y durmió sobre el pecho de su marido. Albuz la tomó en sus brazos, Rosseta parecía agotada y no soportaba verla de esa forma. Él no podía quedarse a observa
- ¿Qué le pasó a Rayas? - preguntó Rosseta tras verlo muy grande. Ayer apenas era un cachorro y hoy era un enorme gatito. Ross se preparaba para si siguiente misión y pensaba en llevarlo sólo a él, los demás se quedaban. - Supongo que creció. - respondió Albuz sin dejar de verlo.Rayas había crecido en una noche dos metros y medio de alto y tres de largo, estaba enorme, pero seguía siendo tierno. - Por lo que veo. - volvió a decir Albuz. - al ayudarte en tus misiones ayudó a que tu bola de pelos creciera mucho más rápido, como un desbloqueo en su crecimiento. - ¿Y eso por qué? - Porque ahora es ti guía espiritual y su deber es proteger. - caminó hacia ella y tomó su mano. , vamos te ayudaré a subir en él. Rosseta asintió y con la ayuda de Albuz trepó en Rayas. Su pelaje era tan sube que parecía una cama caliente. - Suerte y no olvides volver. - ella asintió ante las palabras de Albuz y junto con Rayas entraron a su siguiente desafío.......Rosseta entró en la parte del bosque d
Albuz una vez más decidió curar las heridas de Rosseta con la diferencia que ahora estaban en la cabaña que él había construido. Se había hecho daño en diferentes partes de su cuerpo, eran rasguños, pero aun así él quería limpiarlas y sanarlas con sus propias manos sin la necesidad de utilizar magia, sólo sería el contacto de su piel con la de ella. - No era necesario esto, sabes que la flor de Melvis me ayuda a sanar. - dijo Rosseta observando como Albuz dejaba caer una cuantas gotas de agua sobre sus rasguños ubicados en el brazo. - Lo es para mí. - respondió él sin despegar mirada de su trabajo. Había terminado con esa extremidad, ahora faltaba la espalda. - ¿Puedes darte la vuelta? - preguntó, mientras lavaba un pañuelo para limpiarla. Rosseta sonrió y decidió hacerle caso. - y encoge tus alas. - volvió a decir al ver como algo tan fantástico podía ser un impedimento. Ella estiró sus labios, movió el cuello e hizo que sus alas desaparezcan de su espalda. - ¿Mejor? - preguntó di
Rosseta observaba su siguiente desafío. Caminaba muy despacio al observar grandes lomas de tierra con uno que otro arbusto. Los tres espíritus de los elementos la acompañaban, incluyendo a Rayas. Felix volaba por los aires, Cristal se sumergía en los charcos existentes y Rabito camina sobre la tierra seca. En cuanto Fénix alcanzó una máxima altura dio un leve grito al ver que la gran loma en realidad era un gigante dormido. Rosseta lo entendió y en total silencio caminó hasta encontrar algo que sea su rostro. Lo vio descansar, los resoplidos que daba le decían que estaba en un gran sueño. Podía atarlo con las raíces de los árboles y ramas sin que despierte y después formar vínculos con en para finalmente, liberarlo.Así lo hizo, con ayuda de sus amigos empezaron a atarlo, el gigante parecía estar en el más absoluto de los sueños, no sentía nada, facilitaba el trabajo. Estando atado, Rosseta se acercó para tocar parte de su rostro. Al intentar posar la palma de su mano en él, despert