-No te muevas - le ordenó cuando Sharon hizo el amago de incorporarse. -Estoy en riesgo de dormirme - advirtió, pero notó y vio la mano de Nore introducirse en sus pantalones. - Corrijo, estaba. Cristina ya se había rendido, a la cuarta vez dejó de regañarle por tirar de los cordones de la capucha de su sudadera, dejando a Juan la total libertad de cambiarle la medida a su antojo mientras la escuchaba leer. Al principio pensó que el ojiverde le había pedido que trajese su libro porque quería quedárselo un tiempo, algo que le había extrañado, ya que en el perfil que había elaborado su madre sobre sus trabajadores en su época en Tacarigua indicaba claramente el rechazo de Juan a la lectura, luego descubrió sus verdaderas intenciones. En el césped, con la espalda apoyada sobre un árbol y con Juan recostado en sus piernas, leía el que podía considerar su libro favorito. No le podía encantar más su día. Varias veces había tenido que pellizcarse a medida que avanzaba su lectura,
No le dejó responderle sobre la obviedad que acababa de decir, Juan la besó igual de rápido que antes, aunque ahora de forma más intensa y notando la sonrisa de ambos durante el beso. Esperaba de verdad que ahora sí hubiera algún paparazzi, les pediría más de cinco copias de ese momento que ya atesoraba en su mente. Todos los nervios, decepción y orgullo dañado se volatilizaron y sustituyeron por una explosión inexplicable de felicidad. Cualquier descripción se quedaría corta sin siquiera acercarse a todo lo que le transmitía ese momento, porque Juan se estaba convirtiendo en esa persona que viaja junto a ella a través de la tormenta. No es la calma, menos aún la tormenta, es quien sostiene su mano en medio de la tempestad. Cuando se ofreció a ayudar a decorar el piso, se imaginó que no tendría que hacer mucho y al llegar estaría todo casi terminado. Como los últimos días, para no variar, se equivocaba. La sonrisa amable de su novia al abrirle la puerta no ocultó cómo d
-Aparta bicho, este año me toca a mí - alejó Ricardo las manos de Miranda del último adorno mientras acercaba una silla al árbol. - Y no, rubio abogado de revista, pero esto es mucho mejor. Le recordaba a Nathan Moretti en cuanto a altura, se subió en una silla alcanzando la copa del árbol mientras Miranda se colocaba a su lado por si se caía. Gabriel estaba totalmente seguro de que si se tropezaba, su novia se alejaría y sería la primera en reírse de la caída de su mejor amigo. No tenía forma de estrella, solo era un corriente marco de fotos donde estaban Juan, Ricardo y Miranda sonrientes a la cámara. Su apariencia visiblemente más joven le picaba la curiosidad a Gabriel sobre cuántos años llevaban viviendo juntos. Definitivamente esa foto era la guinda del pastel para finalizar su muy atípico árbol, pero había quedado bastante bonito. -Y ahora, el momento que todos esperábamos - anunció Ricardo agachado donde estaba el pequeño botón para encender las luces. Miranda apag
Soy Peter, se repetía. -¿Te agradezco haber apostado por mí o vas a agradecérmelo tú? - sonrió con seguridad juntándose a ella, haciendo caso omiso a sus pensamientos. Cristina soltó una pequeña risa mientras daba un largo sorbo a su copa, permitiéndole oler a Juan por cercanía el fuerte aroma a alcohol que salía, tequila quizás. Sus ojos grises serpentearon como siempre su cuerpo únicamente cubierto por el bañador y ya casi seco por el calor que emanaba el Coderex.-Muy tentador, Peter Martinez - recogió una pequeña gota que circulaba por su cuello. - Pero vine aquí hoy a despedirme cortésmente. Me gusta dejar todo atado, así que me disculpo por el viernes pasado ante mi ausencia. -¿Despedirte? -Recuerda mi cara porque es la última vez que la verás - palmeó su pectoral con diversión. - Estuvo muy bien pero ya mi estadía en el Coderex caducó. Juan podría desmayarse ahí mismo en ese instante y también quería golpearse la cabeza contra la pared al sacar conclusiones preci
-Yo le regalé condones, jefa - le guiñó el ojo Ricardo tratando de avergonzarla sin éxito, aunque sí parecía haber tenido efecto en Juan. - De sabores. -Me ocuparé de que tu cesta de Navidad sea la más grande, López - respondió con diversión viendo el rostro rojizo de su novio que solo miraba al suelo. Escuchó de fondo a Ricardo decirle varias marcas de comida que quería en la cesta mientras era guiada por Juan por el pasillo de la casa, aún avergonzado consiguiendo que la risa de Cristina se incrementase. -Siento eso - murmuró cerrando la puerta del baño. -¿Tu solución de intimidad es traerme al baño? - se mordió el labio tratando de contener la risa sin mucho éxito. - Que yo recuerde Ricardo la última vez me mostró una curiosa habitación con un peluche de Nemo. -No quería incomodarte - se pasó la mano por el cuello con nerviosismo, - por eso elegí el baño. En el último período de su vida había tenido interés por dos chicos totalmente opuestos, si bien a veces notab
Algo que había notado que tenían en común los López era la doble cara que poseían, una hacia el público y otra en privado. De Mike no fue sorpresa, los pocos minutos que mantuvo de charla en el hospital la primera vez que le conoció le dejaron en claro que no tenía esa personalidad seria que exteriorizaba en juicios o entrevistas con anterioridad. -Dijiste que no vendrían - gruñó Sharon a su padre cuando vio a Sharifa entrar la primera cuando uno Gabriel abrió la puerta. -Siempre vienen, este año incluso yo pensé que no por... bueno, sus problemillas familiares - hizo una mueca graciosa, - pero Nea me confirmó ayer su asistencia. -Nos quedamos - sujetó Nore el brazo de Sharon antes de que contestase, pero la conocía muy bien. - Cristina es tu mejor amiga. -Ya, pero también conozco las pullitas de Sharifa y que no os lleváis bien. -Creo que tiene suficientes problemas en su familia como para armar más escándalo - respondió y hasta Mike le dio la razón antes de ir a recib
-Eres una persona madura, de las que preferirían estar en una relación, responsable - intervino Gabriel. - Piensa de cara al futuro, eso no es algo que Sharon pueda ofrecerte. -Ya me lo ofreció - vio la sorpresa en su rostro. - Y la rechacé. Un error que no volveré a cometer. Valoraba la preocupación de Gabriel, pero su amistad siempre tuvo límites y sus continuas insinuaciones malintencionadas hacia su vida personal los rebasaron. No quería perderle, ni mucho menos, era tan importante para ella como Nathan Moretti, pero no podía permitirle inmiscuirse en sus decisiones, sean o no erróneas. -No volveré a molestarte con esto, lo prometo - aceptó con actitud rendida. - Pero estaré contigo siempre, si necesitas hablar o cualquier cosa. -Lo sé, Gabriel - calmó su tono duro viendo la pequeña sonrisa tranquila del chico. - Somos amigos. CAPITULO 45Si escuchaba un discurso más de parte de Sharifa sobre los valores de la familia, explotaría. Por si no le había quedado claro, es
-Por cierto, toma - dijo frenándose y sacando un pequeño papel de su chaqueta. - En verdad tienes de todo y fue jodidamente difícil pensar algo, casi me pongo yo un lazo en el cuello, pero había riesgo de que me dijeses que no me querías como novia. -¿Números de teléfono? - dijo mirando la pequeña lista. -Son números de gente que no le importaría quedarse con tus perros de forma definitiva, son buena gente - respondió y esquivó el golpe de Nore que iba hacia su brazo. - ¡Que era broma! Joder, cómo sacas las uñas por esos sacos de pulgas - Nore le dirigió una mirada asesina para que frenase la broma. - Todos esos números son de inversores, algunos clientes importantes que he tenido en estos meses. Quieren ayudar y contribuir como puedan en tu proyecto, monetariamente y también proporcionando alimentos, muchos tienen cadenas de productos y eso. Es un número mucho mayor del que aspirábamos. No la besó, pero sí tiró en un fuerte abrazo que esperaba conseguir demostrarle toda su e