-Vayan a ver a mamá, sacos de pulgas - bufó la abogada soltando las correas y lanzando un suspiro de alivio al ni sentir más la presión. - Joder, seguro que ni Hércules tenía tanta fuerza. Nore ignoró el insulto a sus perros, sobre todo porque ya estaba segura de que Sharon les había cogido cariño. La CEO de Trivio dejó todos los papeles que tenía sujetos sobre la mesa, arrodillándose en el suelo para recibir a sus perros totalmente contenta con la pequeña sorpresa. De todos los años que llevaban con ella, era la primera vez que habían irrumpido en su despacho y no podía importarle menos dejar a un lado su trabajo solo por ellos. No creía que le hubiesen puesto problemas a Sharon por meterlos en el edificio, al fin y al cabo todo el mundo conocía por revistas a los galgos de Nore y no se atreverían a negarles la entrada, menos si era la abogada de Lawtorm quien los llevaba. -Les llevé al veterinario - contó Sharon sentándose en la mesa mientras les miraba, viendo cómo ambos tr
-Fuiste tú quien dijo que separásemos el trabajo de nuestra amistad - se exculpó sin mostrar arrepentimiento. - Solo hacía mi trabajo, defender a Héctor. -No procedía, ya me habían juzgado por ello y pagué una buena multa en compensación - volvió a protestar. - Fuiste mi abogado, dijimos que eso ya estaba enterrado. No fue mi culpa y aun así lo sacaste a relucir. Trataste de manchar mi carrera por un error inconsciente del pasado. -El desconocimiento de la ley no te exime de cumplirla - respondió de forma tajante. - Igualmente no conseguí nada, tu querida abogada me frenó los pies. No tienes por qué reprocharme nada, Nore. -Fue totalmente rastrero. -Tiene gracia que me digas eso, siendo novia de mi hermana - formó una sonrisa hipócrita. - Tan defensora de la igualdad y que todos tengamos las mismas oportunidades pero solo se lo permites a gente cuidadosamente seleccionada. -Sharon, Sharon, Sharon, tienes su nombre todo el día en la boca - replicó con cansancio. - ¿
-Lo que hace el trabajo eficiente, poco menos de un año os ha llevado - halagó. Ricardo estaba muy orgulloso de las constructoras que tenía bajo su mando, pero le gustaba que le reconociesen el mérito. - Y estoy invitada, Nore me lo dijo hace unos días. -Yo te estoy invitando en calidad de acompañante. -¿De colegas de trabajo? - carcajeó la chica fastidiando a Ricardo. -¿Ahora se dice así? Estoy un poco desactualizado. Tenía una extraña afición por ver a Alexa decorar ramos, de alguna manera encontraba similitudes entre ambos y se reía cada vez que la chica se pinchaba con alguna espina, obteniendo pequeñas heridas similares a las que Ricardo tenía también. Aprovechaba para bromear de que iban a juego. -Hasta en mi segundo lugar favorito aparecen abogados rubios y traicioneros - enseñó todos los dientes en una sonrisa claramente falsa cuando vio a Gabriel entrar a la pequeña floristería. -Buenas tardes - respondió ignorando el comentario de Ricardo y dirigiéndo
- ¿Piensas perdonarle? - Cristina la miró - A González. De Jorge mejor no hablar, si le perdonas te saco de mi casa. -No creo, me mintió y no se me va de la cabeza. -Ya, es una gran putada, casi le parto la boca - contó como si nada. - Pero creo que hubiese hecho lo mismo, por eso no le rompí los dientes. -¿Estás de su parte? -Siempre de la tuya, solo era una pregunta - se excusó. - Me da lástima Juan, solo eso. -A mí me da lástima que me haya estado viendo cara de tonta por meses. No sabes lo que duele enamorarte de alguien que aparentemente no existe, todo lo que admiras y amas no son más que ilusiones. No fue difícil enamorarse, lo difícil sería no hacerlo. Verlo en Tacarigua se convirtió en una agradable rutina, escuchar sus comentarios tontos solo para hacerla reír en una suerte y su mirada verde y sonrisa ladina en un privilegio para la vista. En este caso, el roce había hecho el cariño, y también la herida. Sharon no volvió a mencionar a Juan, resp
Las preguntas se multiplicaron, las cámaras aún más cerca mientras trataban de conseguir más declaraciones del absoluto bombazo que acaba de soltar Cristina Castillo. Esta vez sí se dejó cubrir por Laura y su equipo de seguridad, disfrutando por primera vez del revuelo mediático que había causado totalmente consciente de sus actos. Estaba cansada, no servía de nada centrarse en su empresa mientras Jorge destruía algo tan importante como su imagen, no podría sostener Tacarigua si peligraba su reputación. Si algo había aprendido en la última semana, es que no se puede ganar solo en un juego y si su hermano usaba los medios en su contra, Cristina también lo haría e incluso mejor. Porque ahora sí que iba a sentirla a la cabeza, en la cima. -La que has armado - murmuró Laura cuando estuvieron dentro de Tacarigua. -Eso intentaba. No dejes a nadie que no trabaje aquí acceder a Tacarigua, ahí entra Jorge. -Hecho, jefa - respondió con tono burlón. - Creo que has dejado muy claro qu
Ricardo no parecía tener la intención de irse y Cristina tampoco quería echarle, sentía la pequeña charla con el moreno como un pequeño descanso que necesitaba fuera de todo el desastre que se había convertido su vida. Hasta le gustaba escucharle hablar de las tuberías que había puesto en la réplica de la Fontana di Trevi y cómo Alexa estaba dándole un toque armonioso con todas las flores en los amplios jardines de Vita. -Hace días que Sharon no viene por aquí. No me faltan donuts en la sala común - comentó de forma suspicaz. - ¿Pelea de mejores amigas? Puedo poner la canción de My Little Pony para que os contentéis. -No hemos peleado, solo está ocupada con el trabajo - inventó. -Ajá. No le había creído, pero tampoco le importaba. Al menos Ricardo dejó de preguntar. Su vista se apartó de Ricardo para centrarla en el largo pasillo de Tacarigua, donde no solo su mirada era la que estaba fija en Nore. Se avergonzó terriblemente cuando algunos de sus empleados se levan
Imagina un oscuro y denso bosque, rodeado de cualquier peligro que te pudieses imaginar. ¿Por qué entraste? Del mismo modo en que todos los desquiciados anteriores lo hicieron, por un arrebato de valentía motivado por el deseo de conseguir lo que hay más allá, la luz al final del camino. La felicidad por la que tanto has luchado. A medida que avanzas te conviertes en una réplica de Jorge Castillo, un chico que iba perdiendo seguridad sobre sus acciones y que notaba cómo todas las decisiones que había tomado adentrándose en ese oscuro y solitario bosque no podían enmendarse. Tenía frente a él un camino confuso, pero levemente señalizado, mas no quería seguir. Cada vez que trataba de girar se encontraba con la oscuridad más espesa que nunca, ni rastro del camino que había seguido. Solo podía seguir avanzando, muerto de miedo y tratando de inspirarse confianza en sí mismo, porque ya no podía retroceder. No siempre se puede rectificar tus errores. -Tú no lo entiendes ¡no puedes en
Capitulo 1¿Qué atrae a una persona a mitad de la noche? No importa, ni siquiera habría que pensar qué clase de gustos tiene, acabará llegando de una manera u otra al Coderex, atraído con la misma ensoñación que si escuchase al mismísimo Orfeo tocar. La oscuridad de la playa rocosa de fondo y el ruido de las olas, algo que para un sentimental sería un auténtico espectáculo de sensaciones, estaba siendo totalmente opacado por la animada música y las luces fluorescentes de colores que atraían la atención de cualquiera. Imitaciones banales de hojas de palmera adornaban las dos finas columnas que sujetaban el toldo del ruidoso y aparentemente inocente chiringuito, dándole un aspecto caribeño poco usual de una de las recónditas calas de Venecia. El aroma del mar no conseguía neutralizar el intenso olor a alcohol que portaba el Coderex nada más atravesaba sus dos puertas verdes completamente abiertas al público. Al entrar, una extensa barra decorada de los colores más intensos; de fon