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Capítulo 7

POV ANDREW

-¿A qué estás jugando?- solté con clara molestia cuando cerré la puerta de mi oficina.

Mark se echó a reír y alzó sus brazos en señal de inocencia. 

-No estoy haciendo nada, amigo-

-Sé muy bien lo que tratas de hacer- me acerqué hasta mi escritorio -Y te sugiero que lo olvides- lo apunté con mi dedo índice.

Mark se sentó frente a mí, con una sonrisa socarrona en su rostro. 

-¿Y por qué debo olvidarme?-

Mi mandíbula se puso tensa. 

-Porque es una empleada- 

-¿Y?- 

-Y no quiero que la estés distrayendo de sus tareas- respondí molesto, mientras buscaba los papeles que debía darle. 

-¿La quieres para tí?- 

Alcé mi vista en ese preciso instante y lo fulminé con la mirada. 

Sentí como casi me atragantaba con mi propio aire. 

-¿Qué estás diciendo, Mark?-

-Tranquilo, no es para que te alteres. Si te gusta, me mantendré alejado- 

-No me gusta. Ni siquiera la conozco- 

-Pero...-

-Ya no quiero hablar del tema, Mark- lo interrumpí irritado.

Y por fin, se calló.

Joder, ya era hora. 

Llevaba diciendo estupideces desde hacía un largo rato.

¿Que a mi me gustaba la empleada?

Por favor. 

Que poco me conocía.

No iba a negar que era una joven muy hermosa. Tenía un cabello marrón claro que llegaba unos centímetros más abajo que sus hombros. 

Y tenía unos preciosos ojos verdes, que brillaban con esperanza. 

Y sus labios gruesos y rosados...

Basta. 

Ésto era culpa de Mark. 

Debía concentrarme en el trabajo que teníamos que hacer.

Alcé mi vista y ví que estaba sonriendo. 

Joder. No le pegaba solamente porque era mi amigo. 

Yo solamente deseaba que no la molestara a Agatha, porque conocía que, cuando quería, podía ser sumamente intenso.

POV AGATHA

-¿Quién golpeó la puerta?- preguntó Marta interceptando mi camino hasta el cuarto. 

-El señor Mark-  respondí un poco rara al recordar su coqueteo.

-Oh, luego lo iré a visitar. Es su mejor amigo de toda la vida. Viene seguido aquí asi que ya lo conoceras mejor- 

Joder, esperaba que no.

Sonreí de modo forzado pero no respondí. 

-Oye, ya que estás aquí, quisiera pedirte que me ayudes con algo del jardín. ¿Te gustaría?-

-Sí claro- realmente me entusiasmaba la idea. En el orfanato no había ningún espacio verde para que disfrutaramos. 

Dios, si tuviera dinero haría tantas remodelaciones allí. 

Pero por ahora debía concentrarme en mi presente.

-Ven, sigueme- ordenó. 

Caminamos juntas hasta la puerta principal y rodeamos la casa hasta llegar al jardín. 

Era la primera vez que estaba en esta parte del terreno. 

Había muchas flores de colores y varios arbustos que decoraban el sitio con gracia. Y a lo lejos, se observaba el despliegue del campo, con los caballos al fondo. Aquellos que veía desde mi ventana.

-Necesito que cortes las hojas secas de las plantas, para que puedan crecer unas nuevas-

-Entendido, Marta- 

-Muchas gracias querida, eres un encanto- sonrió y se alejó de mí a paso lento. 

Suspiré emocionada. Sin duda este era mucho mejor que limpiar la vajilla. 

Me arrodillé en el césped y lo acaricié con mis manos. Estaba algo húmedo por el rocío que había caído.

No podía entender como Andrew se pasaba todo el día encerrado teniendo este hermoso jardín. 

Suspiré y comencé a arrancar las hojas marrones y muertas de las plantas. 

A medida que iba dejando las rosas libres, pasaba a las margaritas. Y así durante un largo rato.

Sentía que esto era lo que estaba sucediendo en mi vida ahora: sacando lo muerto, limpiando, y dejando lugar para que nazca lo nuevo.

Estaba tan concentrada que no noté cuando unas pisadas silenciosas se acercaron a mí. 

-Agatha- 

Su gruesa voz me tomó por sorpresa. 

-Si, señor- me puse de pie al verlo. 

Todavía no me acostumbraba a su presencia que era tan imponente. Sentía que todo mi entorno se transformaba al tenerlo cerca. Y nunca me había pasado algo así.

-Quería pedirle disculpas por el comportamiento de Mark. Él solo estaba bromeando, es su forma de ser- 

-Oh, no hay problema...-

En realidad sí había sido un poco raro, y realmente agradecí que viniera a disculparse.

-Sé que pudo incomodarla, así que le pido disculpas- 

-Se lo agradezco, Señor- 

El silencio reinó entre nosotros. Sus ojos no se separaban de los míos, y aunque sentía que debía decir o hacer algo, estaba muy cómoda. No quería alejarme de él.

De pronto, Andrew carraspeó y murmuró un "Adiós".

Definitivamente, el jefe tenía múltiples personalidades.

Podía ser aburrido, serio y frío. Pero también considerado, sexy y amable. 

Aunque había sido correcto y respetuoso por su parte venir a disculparse, también me había sorprendido.

Porque esta vez en sus ojos no había soberbia, ni su andar era altanero como solía ser. Había algo distinto, me miraba distinto.

Pero no tenía ni idea por qué.

Su forma de ser me confundía. Estaba acostumbrada a lidiar con personas más fáciles.

¿Por qué actuaba así?

Y entonces, una idea loca cruzó por mi mente. Sentía mucha curiosidad acerca de si él tendría novia.

Dios, no era de mi incumbencia pero lo veía tan serio que me costaba imaginarlo. Parecía vivir para su empresa y no tener tiempo para nada más.

¿Cómo sería ser su pareja? ¿Sería tierno? ¿Sería frío? ¿Sus labios serían tan dulces como parecían?

Joder Agatha, ya basta. 

Cerré mis ojos fastidiada por mis pensamientos y volví a agacharme para terminar con mi labor. 

Su visita había alborotado demasiado a mi pobre corazón, y eso tenía que dejar de suceder. 

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