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Capítulo 6

Durante toda la mañana siguiente trabajé ayudando a Marta en la casa. Ella iba ordenándome qué hacer  a medida que cumplía las tareas. 

Al jefe, no lo había visto. 

Marta me había comentado que estaba trabajando en su despacho.

Dios mío. Este hombre vivía para su trabajo. Con razón tenía tanto dinero. Lástima que ni lo disfrutaba...

Después de un almuerzo rápido en la cocina, ella me ordenó que limpiara la mesa de madera del comedor principal.

Estaba lustrando las sillas cuando noté que había una pequeña radio sobre una mesa, en la esquina de la habitación. 

Parecía muy antigua.

Me acerqué con curiosidad y pasé mis dedos sobre ella. Tenía algo de polvo, se notaba que no se usaba hacía muchos años.

Sin pensarlo, la encendí. 

Una suave melodía comenzó a sonar. 

Era una música clásica. 

Deslicé la perilla para cambiar de estación. Fui escuchando distintos ritmos musicales, hasta que encontré una emisora que me gustaba. 

Pasaban la última moda en música.

Y en este preciso instante, una de las canciones que más me gustaban.

Me alejé un poco moviendo mi cabeza al ritmo de ésta.

Si terminaba de escucharla mientras limpiaba, no iba a suceder nada. Sólo serían unos segundos más. 

Nadie se enteraría. Marta estaba cocinando, y el jefe trabajando en su despacho.

Continué lustrando los muebles y tarareandola por lo bajo. 

Pero a esa canción, le siguió otra, y otra y otra. 

Y al cabo de unos minutos me encontraba bailando mientras trabajaba. 

Por fin, algo de diversión en esta casa. 

El estribillo de la canción estaba por llegar, mientras calculaba mi próximo paso de baile. Alcé mis manos...

Pero no pude terminar de hacerlo.

Porque su voz me interrumpió.

-¿Qué está haciendo?-

Alcé mi vista como si fuera una niña pequeña a la que estaban retando. 

Estaba de pie, con una camisa y pantalón negros, que se ceñían a su cuerpo musculoso, de modo perfecto. 

Sus brazos estaban cruzados y me pregunté por cuánto tiempo había estado mirándome. 

Había algo de enojo en sus ojos, pero sobre todo había sorpresa. 

Por fortuna yo estaba trabajando mientras bailaba y cantaba. 

De otro modo, estaba segura de que me echaría. 

Aunque a juzgar por su forma de mirarme, tal vez lo estaba contemplando.

-Lo lamento, señor- murmuré bajando las manos.

Me acerqué a gran velocidad para apagar la radio. 

Por Dios, qué vergüenza. 

Había bailado de un modo sumamente ridículo, porque pensé que nadie me vería. 

Y joder... Sentía todo mi rostro de color bordó. Ni siquiera me animaba a mirarlo a los ojos. 

-¿Estaba bailando?- insistió.

Me atreví a alzar la vista y me encontré con la picardía en su rostro.

¿Se estaba burlando de mi?

-No se volverá a repetir- respondí ignorando su pregunta.

Dejó caer sus brazos y dijo: 

-En unos momentos va a venir Mark, un amigo. Por favor, haz que pase a mi oficina-

Ni siquiera tuve tiempo de responderle. Ya se había marchado. 

Arrgh.

Me daba la sensación de que disfrutaba burlarse de mí. 

Terminé de limpiar, ahora sí en silencio, y como él lo predijo el timbre sonó. 

Me acerqué para recibir al invitado, y al abrir la puerta, me encontré con un joven y apuesto muchacho de pie.

Estaba observando la hora en el reloj de su muñeca.

Era alto, pero no tanto como Andrew. Su cabello era dorado y llevaba un costoso traje de color negro.

En cuanto me vió, alzó sus cejas en señal de sorpresa.

-Tú debes ser su nueva empleada- soltó.

¿Acaso todos eran descorteses? 

¿Ni siquiera diría buen día?

-Si...- respondí confundida.

El tal Mark sonrió. 

-Hola, encantado. - estiró su mano mientras esbozaba una hermosa sonrisa. 

La verdad que era muy guapo. No como  Andrew, pero estaba cerca.

Respondí el saludo y me hice a un lado para que entrara. 

-El señor Andrew lo espera en su oficina- 

-Oh si. Que siga esperando- respondió -¿Cómo te llamas?- 

Sus ojos me miraban con intensidad, como si fuera un depredador frente a su presa. 

-Agatha- respondí un poco intimidada.

-Qué hermoso nombre...-

Todo mi cuerpo se puso tenso ante sus palabras.

Tenía ganas de alejarme de él. Éste hombre no me interesaba en lo absoluto y no quería que me trajera problemas en el trabajo. 

Abrió su boca para agregar algo más, pero por fortuna no lo hizo.

-¿Vas a seguir acosando a Agatha mucho tiempo más?-

La gruesa y malhumorada voz de Andrew retumbó por el salón. 

Estaba de pie atravesándolo con su mirada, de un modo que me inquietaba.

Mark se volteó y se alejó por mí. Suspiré todo el aire que estaba conteniendo. 

-Ya, ya. Aquí estoy. Solo estaba conociendola - rió como si nada. Al parecer no le tenía ni un poco de miedo a su enojo -No tienes de qué preocuparte. Vamos por unas copas, tienes mucho que contarme- 

Y así como así, desaparecieron. 

Mi corazón acelerado comenzó a calmarse, y luego de respirar un par de veces, me fui a mi habitación. 

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