Durante toda la mañana siguiente trabajé ayudando a Marta en la casa. Ella iba ordenándome qué hacer a medida que cumplía las tareas.
Al jefe, no lo había visto.
Marta me había comentado que estaba trabajando en su despacho.
Dios mío. Este hombre vivía para su trabajo. Con razón tenía tanto dinero. Lástima que ni lo disfrutaba...
Después de un almuerzo rápido en la cocina, ella me ordenó que limpiara la mesa de madera del comedor principal.
Estaba lustrando las sillas cuando noté que había una pequeña radio sobre una mesa, en la esquina de la habitación.
Parecía muy antigua.
Me acerqué con curiosidad y pasé mis dedos sobre ella. Tenía algo de polvo, se notaba que no se usaba hacía muchos años.
Sin pensarlo, la encendí.
Una suave melodía comenzó a sonar.
Era una música clásica.
Deslicé la perilla para cambiar de estación. Fui escuchando distintos ritmos musicales, hasta que encontré una emisora que me gustaba.
Pasaban la última moda en música.
Y en este preciso instante, una de las canciones que más me gustaban.
Me alejé un poco moviendo mi cabeza al ritmo de ésta.
Si terminaba de escucharla mientras limpiaba, no iba a suceder nada. Sólo serían unos segundos más.
Nadie se enteraría. Marta estaba cocinando, y el jefe trabajando en su despacho.
Continué lustrando los muebles y tarareandola por lo bajo.
Pero a esa canción, le siguió otra, y otra y otra.
Y al cabo de unos minutos me encontraba bailando mientras trabajaba.
Por fin, algo de diversión en esta casa.
El estribillo de la canción estaba por llegar, mientras calculaba mi próximo paso de baile. Alcé mis manos...
Pero no pude terminar de hacerlo.
Porque su voz me interrumpió.
-¿Qué está haciendo?-
Alcé mi vista como si fuera una niña pequeña a la que estaban retando.
Estaba de pie, con una camisa y pantalón negros, que se ceñían a su cuerpo musculoso, de modo perfecto.
Sus brazos estaban cruzados y me pregunté por cuánto tiempo había estado mirándome.
Había algo de enojo en sus ojos, pero sobre todo había sorpresa.
Por fortuna yo estaba trabajando mientras bailaba y cantaba.
De otro modo, estaba segura de que me echaría.
Aunque a juzgar por su forma de mirarme, tal vez lo estaba contemplando.
-Lo lamento, señor- murmuré bajando las manos.
Me acerqué a gran velocidad para apagar la radio.
Por Dios, qué vergüenza.
Había bailado de un modo sumamente ridículo, porque pensé que nadie me vería.
Y joder... Sentía todo mi rostro de color bordó. Ni siquiera me animaba a mirarlo a los ojos.
-¿Estaba bailando?- insistió.
Me atreví a alzar la vista y me encontré con la picardía en su rostro.
¿Se estaba burlando de mi?
-No se volverá a repetir- respondí ignorando su pregunta.
Dejó caer sus brazos y dijo:
-En unos momentos va a venir Mark, un amigo. Por favor, haz que pase a mi oficina-
Ni siquiera tuve tiempo de responderle. Ya se había marchado.
Arrgh.
Me daba la sensación de que disfrutaba burlarse de mí.
Terminé de limpiar, ahora sí en silencio, y como él lo predijo el timbre sonó.
Me acerqué para recibir al invitado, y al abrir la puerta, me encontré con un joven y apuesto muchacho de pie.
Estaba observando la hora en el reloj de su muñeca.
Era alto, pero no tanto como Andrew. Su cabello era dorado y llevaba un costoso traje de color negro.
En cuanto me vió, alzó sus cejas en señal de sorpresa.
-Tú debes ser su nueva empleada- soltó.
¿Acaso todos eran descorteses?
¿Ni siquiera diría buen día?
-Si...- respondí confundida.
El tal Mark sonrió.
-Hola, encantado. - estiró su mano mientras esbozaba una hermosa sonrisa.
La verdad que era muy guapo. No como Andrew, pero estaba cerca.
Respondí el saludo y me hice a un lado para que entrara.
-El señor Andrew lo espera en su oficina-
-Oh si. Que siga esperando- respondió -¿Cómo te llamas?-
Sus ojos me miraban con intensidad, como si fuera un depredador frente a su presa.
-Agatha- respondí un poco intimidada.
-Qué hermoso nombre...-
Todo mi cuerpo se puso tenso ante sus palabras.
Tenía ganas de alejarme de él. Éste hombre no me interesaba en lo absoluto y no quería que me trajera problemas en el trabajo.
Abrió su boca para agregar algo más, pero por fortuna no lo hizo.
-¿Vas a seguir acosando a Agatha mucho tiempo más?-
La gruesa y malhumorada voz de Andrew retumbó por el salón.
Estaba de pie atravesándolo con su mirada, de un modo que me inquietaba.
Mark se volteó y se alejó por mí. Suspiré todo el aire que estaba conteniendo.
-Ya, ya. Aquí estoy. Solo estaba conociendola - rió como si nada. Al parecer no le tenía ni un poco de miedo a su enojo -No tienes de qué preocuparte. Vamos por unas copas, tienes mucho que contarme-
Y así como así, desaparecieron.
Mi corazón acelerado comenzó a calmarse, y luego de respirar un par de veces, me fui a mi habitación.
POV ANDREW-¿A qué estás jugando?- solté con clara molestia cuando cerré la puerta de mi oficina.Mark se echó a reír y alzó sus brazos en señal de inocencia.-No estoy haciendo nada, amigo--Sé muy bien lo que tratas de hacer- me acerqué hasta mi escritorio -Y te sugiero que lo olvides- lo apunté con mi dedo índice.Mark se sentó frente a mí, con una sonrisa socarrona en su rostro. El resto de la tarde estuve barriendo la planta baja.Marta me había comentado que mañana nos ocuparíamos de la limpieza del primer piso.La casa estaba en silencio. Mark ya se había ido y Andrew se había encerrado de nuevo en su despacho.Pero todo estaba sorprendentemente tranquilo.Hasta que...Escuché una voz que gritaba enojada. Era la del jefe. Venía de su oficina, así que me acerqué en silencio a la puerta e intenté escuchar.Capítulo 8
-¡¡Marta!!-El grito de Andrew retumbó por todas las paredes de la casa.-El señor está un poco... Intenso hoy- murmuré y le di otro mordisco a mi manzana.-Si. ¿Puedes llevarle esto, por favor?- me pidió ella, mientras extendía un analgésico y un vaso de agua.Al parecer, al jefe se le partía la cabeza. Y cómo no, con todo lo que había bebido anoche, era lo esperable.Los tomé y fui hasta la sala de estar, donde él descansaba sobre el sillón. Era verdad que había una biblioteca... Pero también había ¿Un piano? No estaba segura. No podía ver bien, maldición.Si tan sólo pudiera abrir un poco más...-¡Agatha!- gritó Marta desde la planta baja, haciendo que me sobresaltara.Mi corazón comenzó a latir desesperado. Cerré despacio la puerta y corrí escaleras abajo.-Aquí estoy--¿Qué estabas haciendo?- me miró con desconfianza. La cena concluyó sin muchos más entredichos, gracias a Dios.Mark contó un par de anécdotas que tenían con el jefe cuando estudiaban juntos en la secundaria. Luego Andrew estudió Leyes y su amigo Contaduría, pero siguieron manteniendo su relación de mejores amigos.Ahora el ogro de mi jefe estaba más suelto y cómodo que de costumbre. Incluso se reía y bromeaba. Esa faceta de él todavía me sorprendía.Marta lucía como si fuera la madre de ellos dos, mirándolos con orgullo y riendo a carcajadas de sus historias.Y yo, estaba allí, de Capítulo 10
Capítulo 11
POV AGATHATodavía no podía creer lo que estaba viviendo.Lo había logrado. Estaba dentro de la habitación misteriosa.Paso a explicarles.Marta me ordenó que limpiara las escaleras mientras ella se iba a comprar al almacén que estaba a quince minutos de aquí. Eso me daba un amplio margen de horario estando sola.El jefe aún seguía en su cuarto, probablemente durmiendo. Eran apenas las ocho de la mañana, y él solía quedarse hasta tarde trabajando.
Alisé mi vestido pasando las manos por encima.Suspiré por novena vez mientras me miraba al espejo.Después de haber limpiado todo el día, Andrew se había acercado a mi habitación al atardecer con un vestido rojo muy lujoso, de Carolina Herrera. La tela era muy suave, probablemente de seda. Tenía algunas partes de encaje, donde dejaba ver algo de mi piel. Pero era muy elegante.Creo que recién con seis sueldos míos podría comprar algo así.Él no me había dicho a qué hora venía su madre, pero procuré estar lista para las ocho. Cinco minutos más tarde, el timbre de la puerta principal sonó.Me erguí al instante y mi corazón comenzó a latir como un loco.Escuché como Marta abría la puerta y se saludaban con gran afecto.En ese instante, Andrew salió de su habitación.Y que Dios me librara de mis pensamientos pecaminosos.Llevaba una camisa blanca con sus botones superiores abiertos, dejando ver su piel bronceada.Un Capítulo 14