-¡Aquí estás! Te estaba buscando- Marta se acercaba a paso acelerado hacia mí.
-Yo también a usted...-
-¿Dónde estabas?- frunció el ceño.
-El señor Andrew me ordenó que limpiara algo en su despacho- respondí.
-¿En su despacho?- repitió con sorpresa.
-Si...- murmuré confundida.
¿Por qué le llamaba la atención?
-Ah, bueno... Ten, este es tu uniforme. Fui a buscar uno de tu talle, por eso tardé-
-Muchas gracias, Marta-sonreí mientras tomaba la prenda que ella extendía hacia mí. -Voy a cambiarme-
Volví al cuarto y me coloqué el uniforme.
No era como el de las películas que solía ver, donde las mujeres usaban una pequeña falda y el traje les quedaba sexy.
Era todo lo opuesto. Serio y aburrido. Como todo en esta casa.
El color era negro, y las prendas eran un pantalón y una remera negra mangas cortas.
Si. Sólo eso.
Apuesto a que desde lejos parecía tener diez años más.
Por fortuna, era cómodo. Se ajustaba bastante a mi cuerpo pero a la vez era suelto.
Suspiré sintiéndome la mujer menos atractiva del mundo.
Aunque en realidad, no debería preocuparme. Aquí no iba a conquistar a nadie.
Y, a pesar de que Andrew era por demás atractivo, jamás se iba a fijar en una "joven" como yo y menos de mi clase.
De todos modos lo agradecía. Nunca podría estar con alguien como él.
Me gustaba sonreír y que la gente lo hiciera.
Me gustaban los colores, y no el negro.
Me gustaban los ambientes luminosos y con música de fondo.
Y aquí, no había nada de eso.
Volví a la cocina un poco cabizbaja y esperé las órdenes de Marta.
-Te queda muy bien- sonrió con dulzura.
-No hace falta que me mientas- reí -Parece que voy a un velorio-
Ella se echó a reír.
- ¡Qué cosas dices! Eres hermosa, Agatha. - su mirada maternal se posó en mí -Ven, te enseñaré por donde debes comenzar-
El resto del día estuve limpiando los salones de la planta baja, lustrando la vajilla de plata y ayudando a Marta en la cocina.
La casa era grande y todo debía estar perfecto, así que se trabajaba mucho.
Respecto al jefe, no salió en todo el día de su oficina.
Entendía que había que trabajar mucho para tener todo esto. Pero no parecía darse tiempo para descansar.
Finalmente, la hora de la cena llegó.
Me encontraba tarareando una melodía, mientras guardaba los productos de limpieza, cuando Marta se acercó a mí.
-Agatha, necesito que hagas algo por mi-
La miré con intriga.
-Claro, ¿Qué cosa?-
-Necesito que le lleves esta bandeja al señor Andrew, ahora mismo - habló de prisa - Él va a cenar en su despacho hoy, y yo debo terminar de preparar nuestra comida-
Me mordí la parte interna de las mejillas.
Había estado tan tranquila hoy sin su presencia... Ahora tendría que encontrarme con sus órdenes y su mirada arrogante de nuevo.
-No hay problema- fingí una sonrisa.
Tomé la bandeja que estaba apoyada en la mesada y comencé a caminar hasta la oficina.
En cada uno de los pasos que daba, no levantaba mi vista del plato de la sopa, ni un momento.
Si se caía alguna gota de ésta, estaba despedida. No tenía dudas.
Me acerqué a la puerta y, haciendo equilibrio, la golpeé dos veces.
-Pasa Marta- habló el jefe.
Bajé la manija y entré con lentitud.
-Soy Agatha, Señor. Marta me pidió que le trajera su cena, porque estaba muy ocupada en la cocina- expliqué mientras me adentraba.
Alcé la vista y lo observé.
Joder, como podía ser tan lindo.
Y a la vez ser tan frío.
Estaba sentado mirándome, pero no podía siquiera imaginar lo que pensaba. Así era él, no dejaba salir a la luz ni una sola de sus emociones. Y eso me inquietaba.
Sus ojos se habían desviado por un momento hacia mi cuerpo, observando el uniforme que llevaba. Pero rápidamente, volvió a mi rostro.
Noté que en cada una de sus manos tenía dos papeles distintos.
-De acuerdo, puedes dejarla aquí- respondió mientras corría las cosas de su escritorio hacia un costado.
Con cuidado, apoyé la bandeja. Lo único que me faltaba era tirarle la comida sobre su caro traje.
Cuando lo hice, suspiré aliviada mentalmente y giré para salir de aquel lugar.
Había una energía muy extraña... Y aunque mi cuerpo quería quedarse, mi mente gritaba que saliera corriendo.
Algo en el jefe me hacía sentir inquieta.
-Señorita, espere.- oí su voz firme antes de que pudiera atravesar la puerta.
Cerré los ojos.
Maldición.
¿Ahora qué?
Repasé en mi mente los posibles errores que podría haber cometido: limpiar mal, tardar en traer su cena, volcar la sopa...
No, no creía haber hecho nada de eso.
Entonces, ¿Qué quería?
- Sí Señor - respondí volviéndome hacia él.-Ya que está aquí, quisiera que firme el contrato laboral-Su voz era tan segura, que me hacía dudar si alguna vez se equivocaba.-Oh, de acuerdo- me acerqué a él una vez más.Sacó un papel del cajón que estaba a su derecha.-Siéntese- ordenó y lo hice.Se sentía raro estar aquí, sentada en su lujosa oficina,
Durante toda la mañana siguiente trabajé ayudando a Marta en la casa. Ella iba ordenándome qué hacer a medida que cumplía las tareas.Al jefe, no lo había visto.Marta me había comentado que estaba trabajando en su despacho.Dios mío. Este hombre vivía para su trabajo. Con razón tenía tanto dinero. Lástima que ni lo disfrutaba...Después de un almuerzo rápido en la cocina, ella me ordenó que limpiara la mesa de madera del comedor principal.Estaba lustr
POV ANDREW-¿A qué estás jugando?- solté con clara molestia cuando cerré la puerta de mi oficina.Mark se echó a reír y alzó sus brazos en señal de inocencia.-No estoy haciendo nada, amigo--Sé muy bien lo que tratas de hacer- me acerqué hasta mi escritorio -Y te sugiero que lo olvides- lo apunté con mi dedo índice.Mark se sentó frente a mí, con una sonrisa socarrona en su rostro. El resto de la tarde estuve barriendo la planta baja.Marta me había comentado que mañana nos ocuparíamos de la limpieza del primer piso.La casa estaba en silencio. Mark ya se había ido y Andrew se había encerrado de nuevo en su despacho.Pero todo estaba sorprendentemente tranquilo.Hasta que...Escuché una voz que gritaba enojada. Era la del jefe. Venía de su oficina, así que me acerqué en silencio a la puerta e intenté escuchar.Capítulo 8
-¡¡Marta!!-El grito de Andrew retumbó por todas las paredes de la casa.-El señor está un poco... Intenso hoy- murmuré y le di otro mordisco a mi manzana.-Si. ¿Puedes llevarle esto, por favor?- me pidió ella, mientras extendía un analgésico y un vaso de agua.Al parecer, al jefe se le partía la cabeza. Y cómo no, con todo lo que había bebido anoche, era lo esperable.Los tomé y fui hasta la sala de estar, donde él descansaba sobre el sillón. Era verdad que había una biblioteca... Pero también había ¿Un piano? No estaba segura. No podía ver bien, maldición.Si tan sólo pudiera abrir un poco más...-¡Agatha!- gritó Marta desde la planta baja, haciendo que me sobresaltara.Mi corazón comenzó a latir desesperado. Cerré despacio la puerta y corrí escaleras abajo.-Aquí estoy--¿Qué estabas haciendo?- me miró con desconfianza. La cena concluyó sin muchos más entredichos, gracias a Dios.Mark contó un par de anécdotas que tenían con el jefe cuando estudiaban juntos en la secundaria. Luego Andrew estudió Leyes y su amigo Contaduría, pero siguieron manteniendo su relación de mejores amigos.Ahora el ogro de mi jefe estaba más suelto y cómodo que de costumbre. Incluso se reía y bromeaba. Esa faceta de él todavía me sorprendía.Marta lucía como si fuera la madre de ellos dos, mirándolos con orgullo y riendo a carcajadas de sus historias.Y yo, estaba allí, de Capítulo 10
Capítulo 11
POV AGATHATodavía no podía creer lo que estaba viviendo.Lo había logrado. Estaba dentro de la habitación misteriosa.Paso a explicarles.Marta me ordenó que limpiara las escaleras mientras ella se iba a comprar al almacén que estaba a quince minutos de aquí. Eso me daba un amplio margen de horario estando sola.El jefe aún seguía en su cuarto, probablemente durmiendo. Eran apenas las ocho de la mañana, y él solía quedarse hasta tarde trabajando.