Zafiro llego al hospital junto a Max, su rostro era una máscara tan bien cuidada que nadie noto nada raro, excepto aquel ruso que conocía cada brillo en los ojos de su reina fría, algo había sucedido, y no solo a Zafiro, Lucero esquivaba la mirada del mafioso y se había refugiado en los brazos de Hades, quien más que gustoso le había cedido parte de su cama y ahora estaba abrazando a la princesa Bach, cuidando su sueño.
— ¿Qué mierda? — dijo Zafiro al ver a Lucero en los brazos de Hades, quien acariciaba su cabellera mientras ella dormía.
— ¿Dónde estabas? — le reclamo Dulce, pero la rubia solo podía ver la cama de su primo y luego a Neri, quien estaba sentado a los pies de la cama de Tiago.
— Conmigo, perdón, pero estábamos demasiado ocupados como para responder el telé
Tiago estaba admirando su cuarto de baño, y lo bien que se veía el cepillo de dientes de Dulce al lado del suyo, como su crema de afeitar combinaba a la perfección con el pomo del protector solar de su novia… novia, el moreno suspiraba cada vez que presentaba a Dulce como su novia, la presumía y le encantaba como el color rojo adornaba su rostro, pero más le gustaba como poco a poco, con cada noche que la joven pasaba a su lado iba dejando pequeñas cosas, como ropa interior, pijamas, ropa, incluso sus pantuflas, Dulce le estaba dando poco a poco un toque femenino a su cueva y él no podía estar más feliz por ello, tanto así que decidió que no seguiríacon esa idea de vengar a sus padre, lo había hablado con Dulce, se había abierto a ella la quinta noche que pasaron juntos, después de hacerle el amor, cuando Dulce al fin le
Eros se negó a dar declaración alguna a la policía, aunque no fue necesario de todas formas, cada estudiante había grabado aquel suceso, además de las cámaras de seguridad de la universidad que dejaban muy en claro quién era el atacante y sus ayudantes, ahora, todo estaba perdido para los jóvenes, Lucero y sus amigos estaban arriba de su avión privado, con rumbó a Nueva york y en poco tiempo los hermanos Zabet y Hades seguirían sus pasos, solo estaban esperando que le dieran el alta a Eros, sus estudios universitarios habían terminado de forma dramática, sabían que los expulsarían, ninguno volvería a Europa, y parecía que su vida ya no podía estar peor y todo eso antes de los veinte.— No puedo creer todo esto, creí que Neri no era el maldito mafioso que demostró ser, pero ya me quedo claro todo, él contamino la
Neri veía a su amiga sin poder comprender que era lo que acababa de hacer, los sentimientos, pero sobre todo el miedo evitaban que el ruso pusiera en funcionamiento su cerebro, y no era el único, Tiago sentía que lo perdía, a él, quien consideraba un hermano, uno de los pilares para el joven latino, aquel muchacho que no estaba dispuesto a cargar sobre sus hombros una herencia de muerte que le dejo el cuervo, y quien creyó que podía matar al gran Matt ángel, solo por aliviar el dolor que dejo la muerte de su madre, pero ahora tenía más personas en su vida, muchas más prioridades y una de ella era el ruso, aun recordaba el primer día que se conocieron, cuando sus mundos colisionaron.Neri estaba viendo la ventana de un departamento en la misma dirección que el moreno, pero mientras los ojos de Tiago trasmitían odio y desprecio, los de Neizan se derret&i
Los jóvenes al fin llegaron a su hogar, la hermosa mansión Zabet no tenía nada que envidiarle a la de los Bach, la única diferencia era la escasa seguridad, pero ¿quién la necesitaría en aquel lugar? Allí vivían asesinos, personas que estaba entrenados para afrontar cualquier cosa, practicaban para ello, como en este momento.— Deben ser conscientes de algo, en caso de un secuestro su mejor arma es ser dócil y aparentar sumisión, esperar el momento oportuno para actuar, porque solo tendrán uno y de ello dependerá que vivan o mueran. — la suave voz de Melody estaba cargada de autoridad.— Y una mierda, no podría aparentar ser sumiso ni, aunque me paguen. — el reclamo de uno de los quintillizos los guio a la sala, era Stefano por supuesto.— ¿No podrías aparentar ni, aunque eso le cueste la vida a uno de tus he
Eros trato de seguir a la mujer que a la que había amado en un silencio tan sepulcral que hasta él mismo lo había ignorado el último año, pero su paso fue cortado por un ruso con cara de loco y una mole morena de larga cabellera, mientras Dulce salía tras su amiga, no podría quedarse, ella no podría ocultarle la verdad si fuera su tía Candy quién le pidiera explicaciones, por lo que prefirió huir.— Neizan. — dijo entre dientes el mayor de los hermanos Zabet y el ruso solo cargo su arma a modo de respuesta.— Deja a la princesa Eros, en verdad, me caes bien, no hagas que Neri o yo te matemos y que la princesa nos odie por ello. — dijo Tiago y con disimulo se interpuso entre Neri y Eros, Matt fue testigo de cómo aquel joven del que tanto desconfiaba estaba tratando de salvar a su sobrino, porque solo bastaba con ver el rostro de Neizan para saber que
Hades se levantó de la mesa luego de Eros y disculpándose, camino con dirección al otro baño de la planta baja, claro que ese no era su destino, como buen asesino el nuevo ángel de la muerte debía ser meticuloso, y sobre todo silencioso, Hades lo era, fue por eso que nadie se percató cuando cambio su rumbo y fue tras Eros, sin miedo a equivocarse que estaría con Lucero, y así fue, pero en lugar de enfrentar a su primo y saber de una vez por todas las intenciones que tenía con la joven, simplemente se quedó allí de pie antes de doblar por el pasillo, apoyado en la pared escucho la discusión que tenía la chica que más había llamado su atención y su primo, incluso cuando Lucero casi choca con él, no pudo reaccionar, ver su mirada verduzca casi celeste llena de dolor, fue como ver el fin de lo que nunca tuvieron, era ver el sueño que casi fue
Los días pasaron, la verdad estaba dicha, aunque eso no quitaba el dolor. Zafiro nunca fue capaz de reconocer en voz alta lo que aquella noche susidio con esos monstruos, mucho menos confeso que se arrepintió de abortar a su hijo, porque era así y tarde lo había comprendido, para la joven Zabet no hubo terapia, mucho menos quería ver la compasión en el rostro de sus familiares, todo eso lo guardo para Neri, solo con él se habría y dejaba libre sus demonios, sus heridas, solo Neizan podía calmar el fuego que la quemaba por dentro, fue así desde el momento que abrió sus ojos, fue así cada noche en la mansión, mientras Dulce y Tiago estaban en una bruma de romance y placer, Zafiro y Neizan viajaban cada noche al infierno, Candy y Amir muchas veces pecaron tratando de escuchar solo un poco de lo que el alma y corazón de su hija mayor cargaba y cargaría desde ese d&iacut
Lucero llego a Nueva York sin que nadie pudiera evitarlo, cuatro meses alejada de Eros le suponían la superación del amor que nunca fue, de ese enamoramiento juvenil tonto y sin sentido, pero solo le basto con que Dulce le dijera que Eros intento matarse y nada ni nadie pudo evitar que regresara, claro que a todos les dijo que era por el próximo matrimonio de Neri, aun cuando subió a la camioneta blindada se lo preguntó ¿hubiera regresado para la boda de Neri? Ni ella sabía la respuesta, no quería ver a Eros, pero soñaba con él cada noche, debería odiarlo, pero no podía, sentía la boca de Eros recorrer su cuello, tomar sus labios, y no sentía asco, sino deseo, recordaba el roce de sus cuerpos y el sonido de estos al chocar y se le hacía imposible no sentir el calor recorrer su cuerpo, pero lo que más recordaba eran sus ojos, esos que parecían esmeralda