Su compañero no dudó en ayudar a su amigo, quien se encontraba en el suelo, por lo que se apresuró a soltar un puñetazo en la cara a Ricardo, cosa que no consiguió, tantos años sacando su frustración en el gimnasio practicando boxeo por perder a la mujer que en ese momento se encontraba en peligro lo hacían alguien ágil y hábil en la pelea cuerpo a cuerpo.El hombre solo vio como su puño, pasó rozando el rostro de Ricardo, lleno de frustración, trato de volver a golpearlo una vez más, haciendo que se moviera de manera rápida y no prestara atención a su centro de gravedad, cayendo a causa de su propia imprudencia.Ricardo no era de los que le gustaba golpear a una persona en el suelo, pero esos hombres no le dejaban otra opción, más que la de pelear, sobre todo al ver que el primero que había caído volvía de nuevo a levantarse para intentar golpearlo, no había tenido suficiente con el primer golpe.Josefina salió de su trance, o mejor dicho de esos recuerdos que la paralizaban, solo pa
Ricardo había preparado un fin de semana perfecto para él y Cat en su casita, en un pequeño pueblo de costa en el que nadie sabía quién era, no era nada exuberante, era más bien un bungalow en la playa del que ni su esposa, ni Miguel tenían constancia.En realidad había comprado aquella casa pocos meses después de que creyera que Josefina había muerto, cuando se retiró a un pueblo donde no pudieran encontrarlo y la vio en venta, estaba casi en ruinas, pero él podía ver en esa casa lo que era hoy en día, un hogar perfecto, el hogar que le hubiera gustado compartir con la mujer que le habían arrebatado.Por eso se retiraba allí cuando quería estar tranquilo, era muy fácil para él recordar la expresión de asombro de la chica la primera vez que vio el mar, sí, sin duda él la hubiera llevado a vivir allí, ojalá no hubiera sido un hombre rico y ella no hubiera corrido peligro, solo un pescador que era feliz con su familia viviendo frente al mar.Ricardo había llorado muchas veces por esa vi
—¿No deberías marcharte ya?— preguntaba María a Miguel tras salir de la ducha completamente desnuda, le gustaba la forma en que Miguel la observaba, jamás Ricardo la había tratado así.— Mi hermano estará con su amante todo el fin de semana, he sabido que usó uno de los helicópteros de la empresa para trasladarse con ella.Obviamente, y aunque por el momento Miguel no le diría todo lo que sabía de Josefina, él odiaba que se hubiera marchado con ella y ese bastardo, pero, por otro lado, estaba casi agradecido por esa mujer por aparecer y dejarle tanto tiempo para acercarse por fin a María.— ¿Estás seguro de eso?— preguntó María celosa, ella jamás se había sentido celosa de ninguna de las aventuras de su esposo, de hecho lo máximo que hacía era desaparecer una noche a la semana, pero últimamente era muy extraño el día que dormía en casa y ahora un fin de semana completo.—Sí, estoy seguro— respondió él tratando de volver a tenerla en la cama— anda, ven acá, ¿no me vas a decir que estás
Después de un intenso día de playa y de tener que contenerse mucho, por fin Fede se durmió, ahora era el turno de ellos, de hablar todo lo que no podían hablar frente a él y sobre todo dejar de guardar las distancias.Ricardo en la terraza haciendo su cena en la barbacoa mientras esperaba a que ella por fin apareciera, no era que no hubiera disfrutado el día junto a su hijo, lo había hecho y mucho, hasta disfrutaba estar con ese niño incluso antes de saber que era su hijo, pero ahora se moría de ganas por tener una conversación que consideraba muy necesaria con la madre de ese niño.Josefina apareció con otro traje de baño, había decidido que sería una pena no usarlos todos.Además, la forma que Ricardo le miraba le gustaba mucho, antes ya había sentido esa mirada posesiva siendo Cat, pero siendo Josefina le gustaba aún más.Miguel no perdía detalle del cuerpo de Josefina desfilando frente a él en ese traje de baño, como le encantaba verla, provocándolo en una mezcla perfecta entre Ca
Ricardo le dio cabida a todo su seno en la boca mientras apretaba el otro pezón entre sus dedos, escucharla decir mi señor lo había puesto mucho más duro de lo que ya se encontraba.Esas palabras fueron lo único que él necesitó para terminar de sacarle la parte de arriba del traje de baño y mirarla con expresión dominante.— Las manos tras la nuca gatita — pidió como había hecho otras tantas veces cuando estuvieron juntos sin saber quién eran en realidad.Pero esta vez lo sabían y él no recordaba haberse sentido tan excitado en su vida, así que le ató las muñecas una vez las tuvo tras la nuca con el mismo cordón que había sacado del bañador.Ser sometida por su señor siempre le había parecido excitante, pero ahora que sabía que se trataba de Ricardo, estaba más que encantada, no había nada que ella deseara, más que eso, cumplir cada uno de sus deseos.Por lo que sin decir nada hizo lo que le pidió, Josefina llevo sus manos hacia la parte de atrás de su cabeza, exponiéndose aún más a s
—Dios…— sentir el hielo justo ahí, jugando entre sus pliegues, hizo que todo su cuerpo se tensara del mismo modo que la cuerda de un violín al romperse. No necesitaba de mucho para que ella sufriera un maldito orgasmo sin tan siquiera haber sido penetrada.Ricardo pudo ver de cerca como las paredes de su vagina se contraen y la humedad crecía todavía más al mezclarse con el agua del hielo derretido.— Así mi gatita, como disfruto ver cuando te corres.Josefina se corrió, su cuerpo entero se tensó rompiéndose y deshaciéndose figurativamente en miles de pedazos que se fueron uniendo como si fuera mercurio líquido, en cada nueva caricia y orden que su señor le hacía.—Ricardo…El hielo de su boca también se deshizo, lo que hizo que pudiera tocar su sexo directamente con la lengua y succionarlo, deleitarse con el frío que encontró, sabiendo que estaba completamente sensible a causa del orgasmo que acababa de tener.Mordió su muslo con fuerza sabiendo que dejaría una buena señal ahí y que
Julio tenía el fin de semana libre, ya que su jefe y Josefina estaban de vacaciones. Para él no fue del todo una sorpresa saber la verdadera historia de su jefe con esa mujer.Porque Julio no era tonto, sospechaba que Ricardo era un hombre con el corazón roto, uno que llevaba mucho tiempo añorando a alguien, lo había visto muchas veces, aunque jamás de un modo tan autotorturante como con Ricardo.Lo que sí le sorprendió muchísimo fue saber que Josefina era la mujer que lo torturaba, y todavía más, que Ricardo le ordenara investigar todos los negocios ilegales en los que estuviera involucrado su hermano cuando antes jamás se interesó por eso.Algo le hacía suponer que se estaba perdiendo parte importante del pasado de su jefe, aun así no importaba. Haría lo que Ricardo le pedía y lo ayudaría a enfrentarse a sus enemigos, aunque estos fueran parte de la familia de ese hombre.Pero por el momento haría como su jefe y se tomaría la noche libre e iría a ver a Alfonso, tenía algo muy import
—No lo dudes nunca— susurró Alfonso sin dejar de besarlo, abrazando su cuello y pegándose más contra su novio —mis labios, mi cuerpo, absolutamente todo te pertenece a ti — reconoció el amigo de Josefina, quien era la primera vez que se sentía de esa forma con alguien.Era cierto que Alfonso había tenido más relaciones, pero algo como aquello, no, aquello había entrado en su vida arrasando con todo, Julio se clavó en su corazón desde el instante en que lo vio por primera vez y había echado raíces. Julio no dejaba de besarlo mientras lo guiaba hasta el ascensor, no podía dejar de tocarlo ni desnudarlo mientras subían a pesar de no estar todavía en la casa, necesitaba marcar todo su cuerpo y hacerle saber que le pertenecía, no dejaría que nadie más lo tocara, nunca más, ese hombre era suyo.Alfonso jamás había tenido ese deseo de que alguien lo tratara con ese apego, es más, cada que alguno de sus amantes ocasionales trataba de portarse posesivo con él.El barman tendía a huir despavor