Josefina se encontraba nerviosa ¿Cómo no estarlo? Era la primera vez que su señor le pedía ser algo más que una mascota.Aunque adoraba ser su mascota, también deseaba más, mucho más y aunque evitaba controlar esos deseos, era superior a ella, se iban dando poco a poco sin que casi pudiera contenerlos.El lugar a donde habían llegado era demasiado lujoso, pero no era eso lo que tenía embobada a Cat lo que la tenía así era el hombre frente a ella, el hombre que la tomaba de la mano y que le hacía la pregunta que tanto temía y que tanto deseaba.¿Conocerlo? Conocer al hombre que se encontraba tras la máscara.Sus labios se secaron, al momento de abrirlos y responderle, pero solo fue cuestión de lamer sus labios, pasar la punta de su lengua entre ellos.Observó cómo esa simple acción hizo a su amo pasar también la punta de lengua por sus propios labios, deseando que fuera su lengua la que lo hiciera, pero tenía que responder su pregunta, era hora de hacerlo.—Si, si lo deseo. Deseo conoc
— Espera un momento — dijo poniéndole una bonita gargantilla de color negro con varios diamantes, era parecida a la que le había regalado como gatita, pero mucho más fina. — Así nadie se te acercará, sé que dije que esta noche nos trataríamos de igual a igual, pero necesito que sepan que tienes dueño porque no quiero enloquecer de celos.Explicó rozándole el cuello con los dedos y el oído con el aliento mientras hablaba, sería muy difícil resistirse a aquella noche a ella y que fuera solo una noche romántica donde el sexo no tuviera cabida entre ellos.Ella ladeó su cuello permitiéndole que colocará el collar en su cuello, no le importaba si era un sello de propiedad.—Prefiero que me la pongas a tener que mostrarme desagradable ante cualquiera que desee llevarme de tu lado.Josefina se sentía suya, por lo que odiaría que alguien más se le acercará a ella, esa noche solo quería ser.Ese hombre y ella, solo ellos dos.— Aquí se vale todo, pero nos quedaremos en cubierta, me has entendi
Poder ver quien era ese hombre, estaba claro que lo dejaría entrar en su vida, y también le presentaría a su hijo, no le importaba si solo era la amante, ella quería vivir lo que ese amor le diera sin condiciones.—¿Bailamos?— le preguntó tras el brindis, viendo como muchas parejas empezaban a moverse al centro de la pista.Bailar con él y después descubrir quien era, para entregarse a ese sin máscara.Ricardo estaba fascinado por ella, como se movía, cómo se desenvolvía, como lo seducía sin ni siquiera proponérselo.— Vamos a bailar — murmuró él deslizando los labios por el hermoso cuello de la chica antes de apartarse y pasar una mano tras su cintura de forma delicada, pero posesiva mientras caminaba con ella hasta la pista.Una vez en la pista de baile, Ricardo tomó la mano de Cat y se la llevó a los labios para besar sus nudillos y luego se la llevó al hombro situándola ahí mientras entrelazaba los dedos de su otra mano con la de él y llevaba la mano que le quedaba libre a la cint
Las palabras de su amante provocaron que el corazón de Josefina latiera con más fuerza dejando de lado su papel como Cat, no era una simple diversión para él, en ese momento era la cita de ese hombre y no dudaría en disfrutarla.Era algo extraño en todos estos meses, era como si ella se hubiera fragmentado en dos personas completamente distintas, adquiriendo la personalidad de cada una según así lo necesitara.Cat la gata y mascota de su amo, papel que disfrutaba muchísimo más de lo que creía lo haría y Josefina, la mujer que era madre y que seguía enamorada del padre de su hijo.Pero esta noche Cat desaparecería, esta noche ella se mostraría sin máscara, sería solo Josefina, con la única diferencia que aunque siguiera enamorada del padre de su hijo, ya no se sentía culpable por darle a este otro hombre un lugar en su vida, así fuera como su amante.La noche entre ambos había estado muy animada entre copas, pláticas y risas, que llegó el momento en el que ella necesitaba un descanso.
Josefina no tardó en correr nuevamente a refugiarse en los brazos de su amante, de su señor. Fue estar en sus brazos y sentir que el miedo se iba, que el frío que había empezado a sentir en el mismo instante que esa otra persona la toco se iba desapareciendo, volviendo a sentir ese calor confortable que cubría por completo todo su ser.Necesitaba besarlo, y eso hizo, alzó su mirada y su rostro, encontrándose con los labios de su señor, bebiendo de ellos.—No solo estoy bien, estoy enamorada de usted— reconoció luego de ese beso que hizo que su corazón bombeara mucho más rápido. El corazón por primera vez pareció liberarse de un gran peso, se sintió libre, sin nada que la atara, como si las ataduras que habían estado oprimiéndolo se hubieran liberado al decir esas palabras. Al reconocer que sentía algo por su señor.No le importaba si él no sentía lo mismo. Era ella la que se había enamorado de él a través no solo de su toque también, sino de la manera que la trataba, y de ver no solo
Maria estaba cansada de que todas las noches fuera lo mismo, es más, esperaba que Ricardo hubiera ido en su búsqueda, que se hubiera preocupado porque ella no había vuelto a casa, pero todo lo contrario parecía que él estaba contento con que ella no estuviera, porque si no de qué otra forma se explicaba que su esposo no estuviera en su cama esa maldita noche. Ni una maldita llamada de su parte, y su celular parecía estar apagado o fuera de cobertura.Eso solo hizo que ella se enojara aún más antes de terminar arrojando su celular hacia la puerta de la habitación donde se encontraba en esos momentos.El aparato se estrelló con fuerza en el suelo, rompiéndose y a los pies de la única persona que parecía últimamente querer estar pegada a ella.Miguel, quien en ese momento llegaba a la casa de su hermano, fue testigo del enfado de Maria.— Él sigue durmiendo con su zorra — aseguró ella, observando a Miguel completamente molesta por la situación.— cada maldita noche se marcha a saber a dón
— Ahora cuenten conmigo, tres, dos, uno hora de abrir los ojos y quedar maravillados con el hermoso ser que tienen enfrente.Ricardo lo hizo, abrió los ojos y estar frente a un fantasma, no, aquello no podía ser posible, tal vez solo se parecía a ella.— Tú…La sonrisa y felicidad de Josefina pareció congelarse en el mismo instante en que sus máscaras cayeron.Frente a ella se encontraba no solo el hombre que había sido su amante todos esos meses.No. Delante de ella se encontraba el padre de su hijo, el hombre que le había roto el corazón y el único del que se había enamorado en el pasado.—Ricardo…— su nombre salió como lija en su boca, haciéndola tragar pesado mientras negaba.Los ojos azules de Josefina se llenaron de lágrimas, pero no lágrimas de felicidad, todo lo contrario fueron lágrimas amargas de desamor, soledad y de nuevo sus esperanzas rotas. Sobre todo al darse cuenta de que había vuelto a decirle que le amaba.—No, esto no puede ser verdad — volvió a negar llevando sus
El coche llegó y Ricardo no pensaba ceder en su empeño, en cuanto el chófer abrió la puerta, él empujó a la chica al interior del asiento obligándola a entrar, no la dejaría marchar de nuevo y mucho menos con su hijo.— Por favor bloquea las puertas — pidió Ricardo una vez dentro.Él mantenía sujeta a la chica para que no se le escapara, estaba muy molesto, apenas la había encontrado y ella ya quería marcharse, por supuesto que no se lo permitiría.Ahora lo tenía claro, Ricardo no la dejaría marchar, quiso decir algo cuando le pidió al chofer que pusiera el seguro, pero no lo hizo, lo que hizo fue acomodarse de manera rígida en el asiento mientras hacía de sus manos un par de puños que descansaban sobre sus piernas.— A ti y a mi hijo ¿Eso ibas a decir verdad?— preguntó muy molesto — Yo creí que estabas muerta, que mi hijo estaba muerto, lo entiendes, no pienso dejar que te marches a darle a saber qué vida, te recuerdo que te encontré porque me vendiste tu cuerpo para poder sacarlo ad