— ¿Adivinas quién va a salir de la cárcel?— Preguntó Miguel entrando al despacho de su hermano pequeño Ricardo y sentándose en la silla frente a él a la vez que dejaba un periódico doblado en el escritorio, más que dejarlo lo aventó frente a sus ojos — Lee.Ricardo tomó el periódico y lo desenrolló y tan solo leer el titular pudo sentir como un escalofrío le subía por la espina dorsal haciendo que apretara los puños arrugando los dos extremos del periódico de pura rabia y coraje.El empresario Delfino Carranza del golfo, acusado de contrabando y de más de 15 asesinatos, entre ellos el del gran magnate del tequila Federico Villamonte, será puesto en libertad el próximo lunes por no hallar pruebas concluyentes que lo inculpen.— Pero esto no puede ser — argumentó Ricardo poniéndose de pie y caminando como un animal enjaulado de un lado al otro del despacho.— Claro que puede ser posible. Sigue leyendo por favor — ordenó Miguel reclinándose en su asiento y siguiendo a su hermano menor co
— ¡Patrón!— Julio cerró rápidamente la puerta de su dormitorio al ver entrar a Ricardo por el pasillo que comunicaba el aparcamiento privado, al que solo ellos tenían acceso, con su salón.—¿Se siente mal Julio?— preguntó Ricardo mirando la hora en su reloj, apenas eran las nueve y aunque era cierto que no se había comunicado con su hombre de confianza para decirle que iría, se le hacía muy extraño encontrarlo tan solo en bóxer a esa hora cuando era de esas personas que siempre estaba perfecto y preparado, a la hora que fuera.— Bueno yo…— Se acarició la nuca — tengo visita, señor.Entonces él lo entendió todo y por primera vez se recriminó internamente por no haber avisado, al fin y al cabo esa no era su casa, pero estaba tan acostumbrado a que Julio estuviera disponible a cualquier hora que no pensó que pudiera interrumpirlo o encontrarlo con compañía, no recordaba haberlo visto jamás con ninguna mujer, en realidad sabía bien poco de su vida personal.— Entonces ya mismo me voy y te
Ricardo podría no saber quién era Cat, lo único que tenía claro y que no le importaba, era lo que necesitaba, lo que había estado esperando todo este tiempo, lo que ella le daba y no le había dado otra mujer desde Josefina, no era el amor que sintió por esa mujer, pero si calma, sosiego y unas inmensas ganas de estar con ella.—Cat llegaste de repente y en un momento tanAdecuado — musitó de manera suave mientras llevaba una de sus manos tras la espalda de la joven, desabrochando su sostén, liberando sus suaves y turgentes pechos. Esa mujer tenía algo que lo hacía no ser él, sobre todo cuando a su mente venían los recuerdos de esa primera vez que la tuvo delante de, la evocación de esos pechos saltando frente a sus ojos mientras ella permanecía con las muñecas atadas al techo.— Creo que empezaré con el cupcake de fresa ¿Te gustan las fresas gatita?— le preguntó con voz suave, pero seductora, mientras se manchaba los dedos con la crema de fresas que decoraba el pastelito, la cual fue
Llevó, dos dedos, al centro de su intimidad, encontrándolo muy húmedo y dejó que estos resbalaran al empujarse en su interior, penetrándola, follándola con ellos mientras devoraba su intimidad, estimulado por sus gemidos como por sus recuerdos, y por la forma en que le tiraba en ocasiones del cabello.Quería follarla, pero no lo haría, se contendría hasta sentirla estremecer y justo en el instante en que explotara en su boca él no tardaría nada en poseerla.Josefina no podía salir del embrujo que ese hombre causaba en ella, cada caricia, cada vez que su barba rozaba cualquier parte de su cuerpo, ella sentía que ardía, impidiendo que pudiera estar en sus cabales, todo lo contrario, su cuerpo se removía como si fuera un gusano, en busca de más contacto.—Ri… señor más— por un momento su subconsciente estuvo a punto de traicionarla, de hacerle decir el nombre de ese primer y único amor en su vida, sus manos se sujetaron fuertemente en su cabellera tirando de ella y al mismo tiempo manten
Volvió a rodar quedando esta vez sobre ella y embistió enérgicamente en su interior, deleitándose con la forma en la que se revolvía bajo su cuerpo, en que gemía y esas uñas le arañaban la espalda sin ninguna delicadeza.— Cat, Cat...Gimió ronco, mordiendo con fuerza su cuello y dejando una visible marca roja que pronto se volvería morada mientras se hundía en ella una última vez, hasta la mismísima base de su polla, corriéndose de forma copiosa, y aun así no paro de follarla hasta estar completamente vacío y sentir que perdía la erección.— Mi gatita...Murmuró, dejándose caer sobre ella y buscando sus labios para besarla con una dulzura nada habitual en él, pero que empezaba a serlo cuando sus encuentros sexuales culminaban.Se dejó caer a su lado y la atrajo contra su cuerpo, la necesitaba allí con él, era cierto cuando decían que las personas llegan en el momento justo en el que se las precisa, porque eso era ella la persona correcta en el momento justo.— Caíste del cielo mi her
Aquella noche Ricardo soñó con el amor de su vida, la veía arder en llamas frente a sus ojos pero no podía moverse, sus labios se abrían para gritar su nombre pero sus cuerdas vocales parecían no responder.— ¿Ricardo, porque me engañaste, porque?Y él intentaba responderle pero no podía pronunciar ni una sola palabra, era como en esa película en la que la bruja del mar le robó la voz a la joven y bella sirena.—Porque te casaste con alguien más, porque me dejaste…te odio Ricardo.Despertó de repente con su cuerpo perlado en sudor frío y la chica a su lado se removía y hablaba, por un momento le parecía que era ella quien lo había nombrado pero aquello era imposible, esa mujer no sabía su nimby.—¿Cat, gatita te encuentras bien?— la sacudió con suavidad para despertarla mientras besaba lentamente su cuello en un intento por consolarla, o tal vez, consolarse a sí mismo por la pesadilla que acababa de tener— notó su cuello húmedo y llevó los dedos a sus mejillas dándose cuenta que estab
Por primera vez Josefina odió despertar sola, el olor de su amante aún persistía, no solo en las sábanas de la cama que ambos habían compartido, también estaba presente en su piel haciendo que adorara el aroma que la cubría.El recuerdo de la noche anterior la hizo suspirar, mientras se abrazaba las piernas con los brazos en un intento vano por alejar de ella los recuerdos de una vida lejana, no, de una vida a la que debía dejar ir, el recuerdo de un hombre que simplemente la abandonó a su suerte.¿Pero por qué no podía hacerlo? ¿Por qué le costaba tanto soltar los recuerdos del pasado? ¿Por qué le costaba tanto dejar ir a Ricardo?Era por él que jamás volvió a creer en el amor, ni darse una oportunidad con nadie más, por él fue que se mantuvo alejada de cualquier relación posible, porque en el fondo siempre tuvo la esperanza de volver a encontrarse con él, poder verlo a los ojos y decirle que ya no lo necesita, estaba mejor sin él, que había salido adelante sola, ella y su hijo sin n
María estaba molesta y temerosa al darse cuenta de que su esposo la estaba engañando, pero no era el engaño lo que la molestaba, siempre supo que no le sería fiel, eso es lo que acordaron, pero esta vez era distinto, él pasaba demasiado tiempo fuera de casa, lo extraño era que regresara alguna noche.Solo había una cosa que podría salvar su matrimonio, Maria se llevó una mano a su vientre completamente plano, era cierto que tenía problemas para concebir, pero le habían dicho que no era imposible, aun así su esposo se negaba a que ella buscará ningún tipo de ayuda externa y sin la firma de su esposo ninguna clínica quería atenderla.Pero ahora que él no llegaba a dormir nunca a casa era completamente imposible, ni siquiera le quedaba la pequeña posibilidad de que el milagro se produjera de forma natural.A menos que buscara a otro hombre, uno de la familia, uno que siempre había admirado en secreto a pesar de estar casado, fantaseaba con él, incluso estando con su esposo, estaba segura