Joseph había regresado a su hogar con mil pensamientos en su mente.— Se convirtió en asesino, eso fue lo que hizo — respondió Joseph terminantemente sin dar margen a más cuestionamientos que, por supuesto, su querida nana tenía.La nana negó en silencio, aquella respuesta había sido más que suficiente, conocía bien el triste pasado de aquel al que consideraba el hermano menor de Joseph, aquella dolorosa perdida que lo había marcado en manos de quien debía protegerlos, era lo que había marcado su destino y lo había convertido en el poderoso y temido líder de asesinos a sueldo que era.— En una pena, es un buen muchacho — dijo Joseph con sinceridad.— No — respondió Azrael con enojo.— ¿No? — cuestiono Joseph.— Hombres como mi hermano y mi abuelo no merecen el cielo, lo único que les aguarda es el infierno, allá, algún día nos veremos los tres juntos y los seguiré atormentando hasta el resto de lo que sea que dure la maldita eternidad — dijo Joseph haciendo una promesa.En Hawái había
Fuera del museo, una figura femenina se hallaba sentada a la sombra de un árbol en una banca junto a su amado Charles a quien había llamado diciéndole lo que acababa de ver, ojos llenos de enfado no dejaban de mirar hacia aquel recinto, la había visto, y con una sonrisa de par en par, Isabella había entrado en el Palazzo y después de horas aun no salía de él, aquella no parecía ser la misma hermana con el ceño permanentemente fruncido ni llena de amargura que siempre había sido, lucia demasiado radiante y feliz, esperaría hasta que saliera para seguirla, saber en donde carajos se encontraba, nadie había logrado contactarla, parecía haber que se la había tragado la tierra, sin embargo y como si nada ocurriese, aparecía en medio de la ciudad completamente sonriente, algo estaba pasando y no se quedaría con la curiosidad de saber que era, ella era Agatha Bianco, nada se le pasaba por alto, Charles, estaba aburrido de esperar, no le importaba en lo más mínimo lo que Isabella estuviese ha
Un tumulto de personas se acercaban curiosas a ver aquella peculiar escena donde el hombre tatuado sostenía por el cuello a otro que lucia mucho menos intimidante, Joseph miraba con un odio profundo a Charles quien luchaba por respirar, Isabella intentaba calmar a su amado quien parecía en toda la disposición de matar a su ex marido, Agatha no se encontraba con él, lo que le decía que había acudido allí sabiendo bien que laboraba en el museo y quería hablar con ella a solas, sin embargo, se había atrevido a abrazarla frente a su imponente y celoso Joseph…aquello había sido un error.— ¿Quién eres tú? — exigía saber Charles que forcejeaba con aquel imponente hombre.— Eso es lo mismo que exijo saber, ¿Quién demonios eres y porque te atreves a abrazar a mi novia? — demando saber de vuelta Joseph.— Soy el padre de su hijo — respondió Charles con una sonrisa que Joseph elimino de inmediato plantando un terrible puñetazo en la cara de aquel que había abandonado a su amada y a Ferdinand, m
La madrugada aun no terminaba, Isabella lo había llamado demasiado molesta por no haber llegado a casa a cenar, Ferdinand aún no se dormía según palabras de ella por estarle esperando temeroso de que no fuese a volver, Joseph, se había limpiado la sangre, había arrojado a Charles Smith al hospital donde, sin hacerle ninguna pregunta a él, lo habían recibido para atenderlo de la brutal paliza, un pote de helado descansaba en el asiento del copiloto, un pequeño obsequio para Ferdinand, finalmente llegando a su alto departamento, Isabella lo miraba molesta, algo le había ocurrido, estaba seguro de ello, Ferdinand, se arrojaba a sus brazos para abrazarse a él.— Te extrañe papá, creía que no vendrías más — dijo el pequeño con bella voz inocente.Joseph sintió como aquellas palabras inocentes y dulces lo golpeaban directamente en el pecho, Ferdinand acababa de llamarlo padre, y aquello, había llenado de calidez su corazón…se había rendido al niño sin remedio alguno…y se sentía completament
Del otro lado de la ciudad, Agatha sostenía en sus manos aquel costoso celular, las palabras de Joshua Harrington la habían hecho rabiar más allá de los limites y como nunca antes, Isabella, su maldita hermana menor, aquella artista fracasada que nunca había hecho otra cosa mas que estorbarle, de alguna manera lo había conseguido, enamorar a los dos hombres mas poderosos de Italia, los hermanos Harrington, ambos, habían caído rendidos ante su hermana, Joshua no había tenido reparo alguno en pagarle una elevada cifra en dólares con tal de ser la desgracia en la vida de Isabella y lograr que Charles la abandonara, todo para que el ceo y magnate multimillonario pudiese acercarse a seducirla, aquello era ridículo, pero, acepto sin dudar, le gustaba Charles y hacer sufrir a Isabella era un premio aun mayor, Joshua Harrington estaba dispuesto a lo que sea con tal de tener a su patética hermanita que se había convertido en el exótico y aburrido capricho de ese millonario, sin embargo, a p
— Joseph le prometió ayudarle a localizar a su hermana que se fugó hace años con el antiguo líder Beaulieu — respondió Franco con seriedad.Todo estaba alistado, el camino hacia el campamento era simplemente hermoso, dejando atrás a la selva de concreto, Isabella admiraba el hermoso paisaje de los verdes campos y las floridas praderas que se hallaban a la vista regalando un espectáculo de sublime belleza a la retina, había empacado su equipo de arte decidida a plasmar un poco de aquella belleza cuando finalmente llegasen al sitio, Joseph, observaba el semblante feliz de su amada, sin duda, ella era lo único que le podía brindar felicidad en medio de sus sombras, había recibido la llamada de Rodríguez informándole la nueva situación, Joshua de nuevo había interceptado uno de sus cargamentos mandándolo directamente a la mierda, su hermano era un dolor de trasero constante, sin embargo, no lo sería mucho más, sus nuevas alianzas le aseguraban eso, el no era un eslabón débil, siempre proc
— Te amo tal y como eres y por esa razón prometo escucharte en todo momento y aprender de ti cada día de nuestra vida, creeré siempre en ti y celebrare cada uno de tus triunfos y gozare de todo aquello que el futuro nos depare, eres lo mejor de mi vida y prometo reír contigo, acompañarte en los momentos difíciles y crecer juntos todos los días de nuestras vidas, te amaré en todo momento, estando juntos o separados y por eso prometo que haré todo lo posible para construir un hogar lleno de honestidad y sinceridad, yo, Joseph Harrington, te tomo como mi esposo y te elijo como mi compañero de vida, mi amigo y confidente en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y la riqueza, con estas palabras y todas las demás que guardo en mi corazón me ofrezco a ti como compañera de aventuras y para hacerte feliz el resto de nuestras vidas, me caso contigo y mezclo mi vida con la tuya por siempre y para siempre y soportare cualquier tempestad siempre que me encuentre
La llegada a Palermo fue apresurada, Joseph se despedía rápido de Isabella y Ferdinand prometiendo noche de pizza para el pequeño ganándose gran enfado por parte de la hermosa mujer que odiaba la comida basura para su hijo, sin embargo, no le había tiempo de réplica, ya los esperaban en el museo y los tres hombres salieron con premura hacia allá, Caterina sabia bien de lo que se hablaría en aquella reunión, no le gustaba demasiado aquello, pero sabía que no había más opción para evitar que Joshua siguiera interfiriendo, Mason Slorach había pedido que se le ayudara a localizar a su hermana, por un momento se pregunto como seria esa chica, aunque, restándole importancia, se enfrasco en su charla con Isabella, quería todos lo detalles morbosos de la noche de bodas.Joseph, Franco y Adriano, llegaban al museo para luego entrar presurosos al recinto en donde se llevaría a cabo la primera reunión con sus nuevos socios, a través de múltiples llamadas telefónicas se había logrado concretar aq