Brock Kira se aproxima a la luz que es magnífica, no se siente caliente sino como una corriente fría de una noche con una luna llena. Yo sigo de rodillas, como si mi cuerpo no se pudiera levantar, nunca me había sucedido, era un hombre que estaba presto y dispuesto para atacar, como un animal salvaje en el bosque. Pero algo me contenía, una fuerza sobrenatural. Temí levantar mi cabeza para ver qué sucedía, mi loba se mantenía junto a mí, también en posición de sumisión. No sé cuánto tiempo tenía aquí, ni si lo que había visto era real. Sentía que estaba en una especie de tiempo que se repetía una y otra vez, como si fueran las mismas horas y minutos; pero cada cosa que sucedía era tan extraña como la anterior. —Mi señora... mi brillante señora— decía la sacerdotisa encandilada. Era la única que realmente se había atrevido a dar un paso adelante, Como si no tuviese miedo y yo mismo no sabía ni qué pensar. Cuando escucho una voz magnífica hablar a nosotros y el sonido retumba
Naiara —¿Qué es lo que sucede en Halia?— pregunto de camino a Bousquet, pero mi caballero me ha dado las respuestas más vagas posibles y es obvio que intenta que yo no me entere. Puedo saber que estamos cerca de mi prima, por el simple movimiento de las aves, mis caballeros me dijeron que debe ser todo un suceso para la naturaleza, que ambas estemos juntas: las damas de la naturaleza. Me encantaría saber la razón de todo esto. —Ambas deben tener algo, un toque muy especial de la sangre de la luna para provocar todo esto— me dice Layne cuando me encuentro sentada en la noche frente al río. —Quisiera saber qué hay de especial en nosotras y por qué ahora es que parece estarse activando— le pregunto. Él se acerca un poco cojeando, cada vez está mejor y pocas veces acepto ayuda, pero yo lo tomo de la mano y él se sienta a mi lado con un resoplido. —Quizás era el momento y ustedes, las personas ideales para afrontar los tiempos que se acercan— me explica él. —Si no sé lo que suce
NaiaraTodo había cambiado. Ahora tenía muchos aliados y mi prima y yo practicábamos como atacar y me sentía extrañamente preparada. Mis caballeros enviaban mensajes, y los soldados entrenaban y se dispersaban por Bousquet. Dashi decía algunas pocas palabras y todos éramos felices de que había mejorado. Los sacerdotes también se habían quedado, buscando refugio y también diciendo que buscarían ayudar. Sin embargo, el servidor Ernest había decidido venir con nosotros, así como Mer, Dashi y Rise también. Tuvimos un momento agridulce cuando la Condesa vino a buscar a la pequeña Marchelina. Teníamos tiempo sin estar todos juntas, y después de que tuvimos una cena fabulosa y hablamos del futuro y del pasado... cuando la luna estaba bien arriba en el cielo… ella procedió a despedirse. Mi prima lloraba desesperada en la despedida de su pequeña y le dejaba un pequeño lobito de madera que le había hecho su padre, y todos sentíamos su pérdida.—Ella es una Haggard... y sin duda una pequeña
AzaleiaSabía que había sido muy imprudente y que de ninguna forma tenía que andar en un territorio desconocido, sin protección ni sin avisar a nadie. Pero podía escuchar el grito y aullido de mis animales, de una forma tan desesperada que me carcomía el corazón. Y finalmente había tenido razón, ellos estaban atrapados, mis pobres pequeños que nunca habían estado así en su vida. Lupo protegía a sus hijos, y yo los había visto llorar. Hasta que había llegado mi prima y el señor Rise, y luego de una pelea en la que no teníamos ningún chance, habíamos caído como tontos. Y ahora no tenía la menor idea de dónde estábamos, pero estábamos en manos del enemigo, eso era seguro. Cuando desperté mi prima estaba a mi lado, teníamos las manos atadas, pero yo busqué la forma de acercarme a ella más y de que se despertara. Yo la había visto como estaba mejorando cada vez más, con los rayos que lanzaba de sus manos, una especie de luz de luna. Si había alguien que nos podía sacar de esto era sin
Layne —¡Habla! ¡De una vez! —grito desesperado, con las manos llenas de sangre, el hombre que estaba arrodillado a mis pies casi ya ni podía abrir los ojos y no era el primero. —¡Vamos! ¿O quieres morir por tu rey? Te aseguro que él no va a agradecértelo, es un viejo sinvergüenza que solo piensa en sí mismo— le decía yo y escuchaba al otro lado como Luther le caía golpes a otro. Yo le doy otro puñetazo al hombre de Sarassea. —Si eran bastante habladores y valientes, con dos mujeres atadas, ¿no es así? Aunque es obvio que no tenía ni idea de quiénes eran y del poder que tenían... lo supieron, aunque muy tarde— digo. —La bruja... —dice el hombre y yo ahora le doy una patada en el estómago, el hombre chilla y grita. —La Emperatriz para ti, escoria, ¿quieres saber qué le paso a tus compañeros? Uno prácticamente se infartó del miedo, cuando pasó a manos del capitán... —digo y él escucha los gritos que vienen de dónde está el mencionado. Lo veo ahora un poco más dispuesto. —Te pr
Naiara —¿Qué habrá sido eso? — —Jamás había visto una estrella fugaz como esa— —Era como si el cielo se hubiese partido en dos y después en varios pedazos con su llegada— —Esto significaba esperanza sin alguna duda — Solo escuchaba exclamaciones de asombro y quizás hasta de miedo. Esa estrella había iluminado la noche oscura, dejando una estela de luz brillante como si a su paso naciera miles de estrellas más. Mi prima esperaba mensajes de su esposo y esto le daba esperanza. —No sé qué es Naiara... pero algo me dice que mi esposo está cerca, o que él tiene algo que ver con esto— decía Azaleia emocionada. Yo sabía que tenía días tristes, que extrañaba su pequeña y a su esposo, pero yo admiraba la forma en que ella estaba convencida de que todo iba a salir bien. Como siempre, ella y el Duque estaban conectados, como si existiese una alianza inquebrantable, y que pasara lo que pasara, ellos iban a estar juntos. Mis señores y señoras y mis caballeros estaban asombrados, y los serv
Dashi A Luther no le importaba ir en silencio conmigo. Yo había mejorado muchísimo y ahora podía decir palabras cortas, pero cuando intentaba decir una oración... las palabras se quedaban a mitad de camino. Era un avance por supuesto y yo me sentía realmente afortunada. Había tenido una herida prácticamente mortal, y no solo había vivido, sino que el efecto secundario estaba desapareciendo. Además, había vuelto a ver a mi señora, era una dama ahora... y me disponía a hacer mi primera visita como una emisaria importante. Solos los señores y damas podían ser enviados como representantes. Yo me había ofrecido, pero honestamente no pensé que iba a ser aceptada. Y, sin embargo, nadie colocó ninguna objeción. Me había sorprendido cuando el capitán se había ofrecido a ir conmigo, íbamos ya lo más rápido que podíamos sin cansar a los caballos, junto con media docena de soldados. Dentro de mí me preguntaba por qué él lo había hecho, pero parecería que la respuesta era tan clara como una
DashiEl reino se asomaba al poco tiempo. Rainer parecía ser un lugar apacible y bastante próspero. Los pastos eran verdes si habían sembradíos y árboles bajos. Mientras más avanzábamos veíamos calles de piedra y casas grandes y abiertas. El capitán se quedaba ahora más a mi lado, y en todo lo que había restado de camino no nos habíamos separado. Me traía un poco de miel en las mañanas, me tomaba de la mano cuando me bajaba del caballo, y cuando encontrábamos un lugar más solitario nos robábamos besos. De repente, este hombre que había llegado hace unos meses en mi vida se transformaba en alguien sin el que no imaginaba estar. —Ya estamos casi llegando, el caballero envió un cuervo con un mensaje que ya debe estar en manos del Rey Donovan— dice el capitán. Los soldados de Rainer parecen estar extremadamente atentos y nos hacen muchas preguntas al entrar, pero tal como él había dicho, sin duda nos esperaban. —Pasen por aquí, el príncipe los va a atender, inmediatamente— nos dice