Hola hola! Nos acercamos poco a poco a Aveyron... así que estén preparados Gracias por sus comentarios! Bso Kika
LayneLa presencia de tantas personas del reino en el templo esperando mi princesa había sido una gran sorpresa, pero nada como ver a los hombres y mujeres que de alguna manera gobernaron el imperio esperándola aquí. Yo recordaba los momentos en los que pensaba que tener el apoyo de los grandes señores y señoras de Aveyron lo era todo. Y aquí estaban de rodillas ante ella, jurando lealtad y reconociéndola como una verdadera Caelum. Y era fácil ver por qué habían vuelto y hecho algo que nadie pensó que podría suceder. Sus casas estaban acabadas, sus herencias, sus legados. En nuestra ausencia, el mundo tal como lo conocíamos había cambiado y los hombres y mujeres que por siglos habían tenido un poder en las tierras... ahora no eran nada. Habían ido a las fronteras del imperio y la habían cruzado a pie o a caballo. Solo para llegar hasta aquí y hablar con ella, hincarse como pudieran para jurar la lealtad. —Acepto sus juramentos, así como su lealtad, porque el Imperio tiene que rena
Naiara —Una vez más princesa, solo tiene que concentrarse... el poder está muy dentro de usted, pero pareciera que está dormido y tiene que canalizarse mejor—me decía mi señora sacerdotisa Clemen, una que siempre cuidaba a mi Sindri. Luego de que se había corrido el rumor y la noticia de lo que yo había logrado con la luz… ese poder que salía de mí de manera descontrolada, mis señoras se habían propuesto ayudarme. Quizás el tema de la noche larga que había ocurrido aquí mismo en el templo, hace ya mucho tiempo, se podría haber tomado como algo del momento, y yo ahora me preguntaba por qué no la habíamos investigado más a fondo antes. Es posible que todos hayan estado asustados con lo que había ocurrido e inclusive temerosos de que ese poder se desatara de alguna manera. Ese día había sido terrible… y pensar que fue culpa de Kai me llenaba de remordimiento. Tomé decisiones equivocadas… y ahora estaba aquí. Pero ahora simplemente teníamos que aprovecharlo esa fuerza, como decía mi
Layne—Los más necesitados pueden ser acompañados al templo, el resto puede ser ubicado en los pueblos cercanos... quizás algunos sean aceptados en Haggard, ya le estoy enviando un cuervo a Nicasia... y el resto que quiera y pueda luchar, es más que bienvenido a estar con nosotros— explicaba yo dando direcciones. Quizás era ingenuo de nuestra parte no haber adelantado esta situación, estábamos tan encerrados en el reino de Bhaltar, tan alejados, que habíamos perdido cierto contacto con el imperio y el mundo que estaba afuera. Y, en cambio, en Aveyron... la situación empeoraba... y mi princesa era la solución. Realmente recién acabamos de llegar a los bordes del imperio y ya los planes se tenían que cambiar sobre la marcha, estábamos abocados en mapas, cartas y contratos. Había vuelto a lo que era mi vida antes, tramar, averiguar debilidades y fortalezas. Ahora nuestra compañía es más grande y teníamos que empezar a entrar entre los árboles y empezar a dividirnos por varios caminos
Naiara Había terminado arropada y acomodada con grandes capas. Mi caballero oscuro había intentado disuadirme ya varias veces en el camino, pero yo estaba determinada: no quería vivir otra farsa de matrimonio, no quería arriesgar mi felicidad en pro del imperio. Quizás sonará egoísta, y no propio de una princesa. Pero yo estaba convencida de que no seguir el destino nos iba a traer problemas. —Tú eres mi destino... —le decía mientras caminábamos de vuelta nuestro asentamiento, y veíamos a lo lejos los soldados que cuidaban a todos nosotros. —Y cuando el destino está escrito en las estrellas, no puede ser cambiado. Ir contra ese destino es penado por la diosa... pues ella lo ha escrito por alguna razón, todos lo saben— le susurraba yo mientras él prácticamente me tenía tapada para que nadie me viera. Él suspiraba por milésima vez. —Tenemos tiempo para pensar eso… ahora necesito que te abrigues… no quiero que te enfermes… por favor Naiara…— decía mientras me tenía abrazada. Amab
Dashi —Estoy bien Dashi... de verdad...— decía él mientras yo me aproximaba dentro del asentamiento de los soldados. Luther se oponía a tener un tratamiento diferente al de sus hombres, y eso yo por supuesto lo admiraba. La batalla había sido rápida y sumamente efectiva y a cada día que pasaba yo me maravillaba más del ejército del sur. No solamente eran unos meros soldados, sino que se comportaban como una familia. Y de alguna u otra manera, habían hecho que yo me sintiera parte de ellos. Yo me acercaba a él prácticamente sin poder evitarlo, él era un hombre realmente grande y acostumbrado a hacer las cosas a su manera, pero yo había visto que había quedado herido, aunque seguramente para él no era gran cosa. Tomaba una de las vendas que tenía ahí y un poco de agua y le hacía señas para que se apartara y me dejara ayudarlo. Yo limpiaba con cuidado la herida en su brazo y veía que tenía muchas cicatrices, sabía que para un soldado eso no era gran cosa, inclusive podría ser sí
Layne—Princesa ... creo que por fin está encontrando el camino— le decía la sacerdotisa. Y era verdad, Naiara había empezado a apuntar con sus manos como si estuviera a esos puntos que habían colocado los soldados, haciendo que cayeran unos muñecos de paja. Era un excelente forma de entrenamiento, y se había dispuesto todo cerca del bosque para que ella se preparara. Habían pasado días desde que llegamos a Haggard y teníamos una especie de descanso. Este había sido mi hogar por tanto tiempo, siempre que volvía de mis viajes, aquí encontraba la paz. Y debía decir que con la nueva Condesa... todo estaba mejor que nunca. Ella había tomado el control y había organizado todo con mano dura, pero también con inteligencia Y lógica. Haggard funcionaba como una rueda perfecta, y si yo tenía alguna preocupación de que sufrirían por algún ataque, eso se había esfumado inmediatamente en lo que había visto la preparación de los soldados, el armamento y toda la estrategia que ella había planifi
Dashi —Estoy seguro de que están bien, si la Duquesa es la mitad de lo que todos ustedes dicen, realmente debe ser una mujer asombrosa— me dice el capitán. —En cualquier caso nosotros vamos a llegar cuanto antes, le daremos la mano que necesita, ya verás mi Dama— dice él. Tomábamos muy pocas pausas en nuestro camino, y estaba segura de que si fuera por los soldados, no pararíamos en lo absoluto. Mi pequeño cuervo hacía tiempo había partido en busca de información de la Duquesa y no había vuelto y eso me tenía más inquieta. Me levantaba de mi pequeño asentamiento cerca de un árbol y veía a Luther a pocos pasos viendo a la noche y asombrado con el bosque. Fijaba sus ojos en mí cuando me acercaba. —Tienes que dormir, previo a toda batalla hay que descansar— me decía él y yo lo señalaba. —Un capitán tiene que estar cuidando a su tropa, no descansando— me decía con una sonrisa. No era un hombre que sonriera, era mucho, pero cuando lo hacía…era realmente magnífico. Se me quedaba o
AzaleiaLa batalla había sido terrible, mucho más de lo que yo había imaginado. Nosotros no éramos soldados especializados y la mayoría de las personas aquí ponía en riesgos sus vidas por nuestra tierra y las personas que amábamos. Pero eran simples granjeros o personas acostumbradas a estar en sus casas sin problemas como yo debí haber sido hace mucho tiempo.Pero aquí estábamos, descansando luego del triunfo. Mis pocos soldados habían actuado rápidamente y a veces no siempre era necesaria la fuerza, sino el orden y la logística es algo que me había recomendado la Condesa y tenía razón. El ejército del emperador era férreo y para nada un oponente fácil, este era su vida, la lucha y nosotros nos defendíamos con lo que teníamosY con todo y eso cuando yo había visto que se aproximaba un ejército desconocido sabía que el final estaba cerca. En medio de una noche de ataque, había recibido el mensaje de mi amiga, estaba cerca y mi corazón se aliviaba. El ejército de Sur era algo impres