LayneJuro que no lo podía soportar un momento más. Yo me creía un hombre fuerte, había luchado contra todo, había logrado que hombres poderosos se pudieran de rodillas ante mi tío, el conde, había luchado junto a Brock y alzaba mi lanza plateada contra lo que pudiera. Pero nada se comparaba con el hecho de tenerla lejos, y lo que era peor, es que cuando la veía… estaba con él. Nunca había conocido un sufrimiento tal. Prácticamente, yo era un mero observador, un espectador ante el despliegue de la relación de mi princesa con su nuevo esposo. Yo prometí llevarla a lo más alto, a lo que se propusiera. Pero ya no podía más. Kai besaba y tocaba a Naiara cuando le provocaba, la miraba y hacía comentarios casi íntimos de su esposa, como si convivieran como esposos. Eran pareja, eso era verdad, pero yo no podía dejar de pensar que lo hacía a propósito, como si quisiera marcar, que ella era de él. Y seguramente en su cabeza… ella era de él. Ella era de sangre imperial, no una persona cualq
Naiara Yo ya no sé si alguno de nosotros tenía la culpa, o yo simplemente estaba desesperanzada. A veces en la noche, en la soledad de mi cuarto, me sentía desagradecida: tenía lo que deseaba de alguna manera, había perdido gente, sí… pero había conseguido una prima, gente hermosa, devota a mí, y un esposo que parecía apreciarme. Estaba bien, estaba cómoda… quizás quería demasiado de la vida. Claro que había algo que no tenía. Layne me veía angustiado, agotado, los ojos hinchados. Parecía que habían pasado tantas cosas de las que yo era ignorante. Odiaba sentirme así. —¿Te importa tanto el rey?— me pregunta. —¡Por supuesto que no! Es solo que… ¡Tengo días haciendo tonterías! ¡Revisando… estúpidos recados y decoraciones! ¡Acompañando a Kai a un sinfín de reuniones! ¡Y prácticamente no crucé una palabra contigo! — le digo desesperada. Él me mira como si no pudiera creer lo que escucha. —¡Tengo días pidiendo reuniones contigo! ¡Una simple charla!— dice él furioso. —¡Imposible! ¡
Layne Odiaba que no fuera yo el que enfrentara las consecuencias de mis actos, no me gustaba esconderme y mucho menos que ella se pusiera de alguna manera en peligro, pero yo mismo sabía que no había otra manera. Si el rey se enteraba de lo que había sucedido aquí, de cómo yo había tocado y acariciado con placer a su esposa... Si, su esposa así sea solo en papel. Sin duda alguna iría a la horca. Los reinos, y en general todos los gobernantes, eran bastante flexibles cuando los hombres con poder hacían lo que quisieran, pero bastante estrictos cuando las mujeres lo hacían. Y yo la había tentado, seducido, mi amor no era culpable. Yo, Layne Isaac, el hombre más correcto, era un ser llevado por sus deseos.—Esposo... simplemente estaba viendo las reliquias que hay en la sala, nada en especial— la escucho decir con voz tranquila. Había salido justo en el momento en que el señor Rise nos había dado la alerta de que venía el rey, y rápidamente había sacado una excusa. —Naiara... siempre
Brock Habíamos pasado tanto tiempo aquí que ya me sentía que era uno con el polvo y las telas de araña. Pasamos días emocionados desde que la noche larga nos había brindado las pistas para encontrar esta habitación secreta, y yo tenía la idea de que con el tiempo nos empezaríamos a cansar, que los chicos se fueran a aburrir o a sentir desesperanzados. Pero eso no había sucedido, si se quiere todo lo contrario. Cada día encontrábamos algo nuevo, muchas cosas no las entendíamos, y yo francamente no era el mejor para este tipo de cosas. Póngame una espada y una hacha y yo pelearé con quien sea, pero entre libros, idiomas que no entiendo, e historia, era terriblemente incapaz. Gracias a la diosa, este par de mocosos eran buenos en esto y cada día sacaban algo que me dejaba impresionado. A veces ni dormíamos, vigilando toda la frontera del templo, Areta, por un lado, y yo, por el otro. Mi loba se sentía inquieta, se habían ido los soldados, pero el mundo estaba siendo diferente desde
Naiara Mi vida había un dado vuelco desde que me había reunido nuevamente con mi caballero. Parecía que una parte de mí estaba apagada, y que solo se iluminaba cuando él estaba a mi lado. Esto era algo si se quiere, hasta... literal. Yo ya empezaba a creer que estos destellos de luz que salían de mi cuerpo se debían principalmente a él, o quizás tenían que ver con mis emociones. Layne, afortunadamente, me había empezado a enseñarme a controlarlas, respirando y concentrándome, lo que era bastante difícil, por cierto, teniendo sus manos y labios sobre mí. Pero en general, teniendo como consecuencia... los momentos más fantásticos que ha experimentado mi vida. Mi caballero y yo nos besábamos en la biblioteca, en ese cuarto de reliquias del reino, en los jardines, en la noche, o las pocas veces que él se colaba a las afueras de mi habitación. A cada momento yo sentía que mi corazón se me salía del pecho. Me sentía viva, él me hacía sentir como si todos estuviera bien en el mundo solo p
Dashi —¡Dashi! Estas noticias Son increíbles, ¡realmente increíbles! Me alegra tanto de que el Duque se haya encontrado con Kira. Ella debe estar tremendamente emocionada con estos descubrimientos. Han tenido momentos tan difíciles y sé que ahora se han replegado por miedo a un nuevo ataque. También recuerdo los sacerdotes del sol a cuando fui a Haggard, y me prometieron luchar por mí, ¡qué buen grupo! Estoy cada vez más segura de que van a encontrar esos secretos y ese tesoro, lo que haya dejado la hermosa estrella Hadar, para nosotros, para salvar el imperio— decía Naiara contenta. Desde hace varios días Naiara se veía totalmente diferente, todo en ella había cambiado, con todo y que teníamos pésimas noticias, el hecho de que estábamos juntos nos alegraba todos inmensamente. Yo sé que en el fondo ella nunca había dudado de que nosotros seguíamos trabajando por ella... pero sabía también que la relación de ella con su caballero era particularmente especial, y yo hacía todo lo po
Dashi Todo había sucedido demasiado rápido, tanto que no tuvimos tiempo para reaccionar. En pocos minutos habíamos sido arrastrados por los pasillos del castillo. Mi cuervo había salido volando y yo tenía fe de que llegara a donde el caballero, ¿habría forma de explicarle que algo andaba mal? Nos tenían las muñecas amarradas detrás de la espalda, a mí me habían empujado, pero al señor Rise lo habían golpeado. Nos lanzaron de una especie de calabozo, oscuro, pero fue por poco tiempo. Los soldados nos veían con odio, y parecía que intentaran quebrar nuestra confianza. —¡Ladrones! ¡Extranjeros! ¡Criados!— gritaba uno de los soldados. —Ojalá su Majestad acaba con ustedes antes de que comience el día— nos decía otro mientras golpeaba los barrotes de nuestra celda. Está todo tan oscuro que no puedo ver ni una salida. Yo tenía la esperanza de que ya para mañana tuviéramos ayuda. Pero no había pasado ni un par de horas cuando, nos sacaban a rastras de nuevo. Ni siquiera yo siendo esclav
Brock No habían mentido con el hecho de que el pueblo del este había sido arrasado por el emperador Markus. Si aquí hace décadas había un pueblo floreciente y asentado, prácticamente lo que quedaban ahora eran ruinas. Todos caminábamos entre los escombros y piedras caídas sin realmente encontrar nada que no sirviera. Aparte de que ahora éramos testigos de que algo horrible había sucedido aquí. Tenemos ya un par de días y ahora… no sabíamos qué hacer. — Deberíamos ir a las montañas— mencionaba mi sobrino — O ir a buscar la laguna— decía la sacerdotisa. El servidor Kabu nos hacía señas en el mapa de dónde podría estar la laguna. Yo temía que de repente hubiese desaparecido o se hubiese evaporado y ya no tuviéramos más pistas. — Tenemos que tener esperanza que la diosa nos va a guiar donde sea— decía Kira. Yo no perdía la fe, pero me preocupaba que el tiempo se nos acababa. Como si fuera poco, yo recibía también mensajes de mi esposa donde me decía que ya estaba tomando medidas