Hola hola! ¿Qué creen que secretos estén ocultando? Bso Kika
Dashi Todo había sucedido demasiado rápido, tanto que no tuvimos tiempo para reaccionar. En pocos minutos habíamos sido arrastrados por los pasillos del castillo. Mi cuervo había salido volando y yo tenía fe de que llegara a donde el caballero, ¿habría forma de explicarle que algo andaba mal? Nos tenían las muñecas amarradas detrás de la espalda, a mí me habían empujado, pero al señor Rise lo habían golpeado. Nos lanzaron de una especie de calabozo, oscuro, pero fue por poco tiempo. Los soldados nos veían con odio, y parecía que intentaran quebrar nuestra confianza. —¡Ladrones! ¡Extranjeros! ¡Criados!— gritaba uno de los soldados. —Ojalá su Majestad acaba con ustedes antes de que comience el día— nos decía otro mientras golpeaba los barrotes de nuestra celda. Está todo tan oscuro que no puedo ver ni una salida. Yo tenía la esperanza de que ya para mañana tuviéramos ayuda. Pero no había pasado ni un par de horas cuando, nos sacaban a rastras de nuevo. Ni siquiera yo siendo esclav
Brock No habían mentido con el hecho de que el pueblo del este había sido arrasado por el emperador Markus. Si aquí hace décadas había un pueblo floreciente y asentado, prácticamente lo que quedaban ahora eran ruinas. Todos caminábamos entre los escombros y piedras caídas sin realmente encontrar nada que no sirviera. Aparte de que ahora éramos testigos de que algo horrible había sucedido aquí. Tenemos ya un par de días y ahora… no sabíamos qué hacer. — Deberíamos ir a las montañas— mencionaba mi sobrino — O ir a buscar la laguna— decía la sacerdotisa. El servidor Kabu nos hacía señas en el mapa de dónde podría estar la laguna. Yo temía que de repente hubiese desaparecido o se hubiese evaporado y ya no tuviéramos más pistas. — Tenemos que tener esperanza que la diosa nos va a guiar donde sea— decía Kira. Yo no perdía la fe, pero me preocupaba que el tiempo se nos acababa. Como si fuera poco, yo recibía también mensajes de mi esposa donde me decía que ya estaba tomando medidas
Naiara Estaba en una reunión con mis damas, una aburrida de simple bordado, cuando nos dijeron que había una especie de ataque en las fronteras. Cada quien fue a sus habitaciones inmediatamente… y yo me quede en mi cuarto, sola. Mi lobo caminaba de aquí para allá y esperábamos noticias.Y me habían mantenido prácticamente presa desde entonces. Nadie venía a explicarme qué sucedía, solo había soldados en mi puerta que decían que era por mi seguridad. Y una que otra criada que me traía agua, preparaban mi baño y me daban comidas. Pero me sentía como una prisionera… y tenía la horrible sensación de que algo terrible había sucedido. Desde esa noche en que él me enseñaba todo el poderío de su ejército, Kai se había vuelto cada vez más extraño y pocas veces salía del castillo. Parecía estar obsesionado con el tema de la seguridad del castillo, como si estuviéramos bajo un asedio y peligro constante. Pero no habían gritos de guerra, no habían alarmas, no había nada que dijera que algo iba
—¿Qué demonios sucedió? ¿Cómo está ella?— preguntaba yo camino al castillo mientras me encontraba con Mer. Ella también había visto el resplandor a larga distancia, era un brillo particular, no sabía si otros lo habían sentido, pero yo lo sentía como un golpe en mi pecho desde que apareció. Me doy cuenta de que algo andaba mal, me lo recriminaba ahora ya sin sentido. Primero me había ido yo, a averiguar qué era lo que sucedía a las afueras del reino y que se suponía que eran estas incursiones extrañas, que eran preocupantes… pero que nadie decía quienes eran estos enemigos, y yo necesitaba saber con quién nos enfrentábamos. Luego me enteré de que Mer había sido enviada lejos, nos había separado y alejado. Al inicio teníamos comunicación con la princesa y Dashi... un tiempo para acá, solo silencio. Había una razón, igual de alarmante. Había perdido una cantidad inusual de cuervos, eran animales extremadamente fieles, podría creer que algunos se haya perdido o hayan decidido hacer
—Kai... por favor— le digo con la voz temblorosa. —Querida... tienes que hacerlo. Has colocado todo el castillo en peligro, ¿eso es lo que quieres? ¿Que todos te tengan miedo? Una reina debería ser amada por sus súbditos... no mirada con terror— decía él mientras me daba otra cucharada de esa poción espantosa. Las criadas me veían como si yo fuera una cosa extraña, y revoloteaban cerca de mí, pero prácticamente ni me tocaban. Dashi estaba lejos cuidándose, Mer en el templo, Rise recuperándose... y mi caballero venía a verme siempre que podía, pero Kai siempre se lo impedía. Le había dicho esas palabras tan horribles que ahora me arrepentía y no habíamos vuelto a hablar del tema. Kai me había encerrado aún más, había alejado a mi lobo de mí, y casi no sentía los animales. Me sentía tremendamente débil y todo había comenzado desde el momento del resplandor. Mer me escribía y decía que en ese momento en que perdí el control, había significado un gran esfuerzo y que tenía que recupera
Layne Estábamos en un momento realmente desesperado, en punto crítico de nuestra vida, pero cuando yo estaba con ella… era como si perdiera toda la capacidad de pensar en otra cosa que no sea mi princesa. —Naiara... mi luna más hermosa. No puedo ni empezar a explicar lo que significas en mi vida. No solo eres mi señora y la persona que yo seguiría hasta el fin del mundo... sino que eres mi mujer soñada... por la diosa Naiara... me preguntó cómo sobreviví tantos años lejos de ti— le decía mientras la besaba, y ella se aferraba a mí, ambos como un par de desesperados, como si el mundo se fuera a acabar si nos separamos. — Yo solo he pensado en ti. No ha habido para mí otro hombre en el mundo, y sé muy dentro de mí, que nunca lo habrá...— dice y sus palabras me maravillan, a la vez que me desesperan. La observo, perdiéndome en sus ojos los azules como una noche clara. — Desde que era pequeña... soñaba contigo. Para mí, tú representabas la perfección de todos los hombres, eras el ún
Brock Parecía que nuestra llegada había revolucionado completamente el lugar, la gente de Radah se quedaba hablando con nosotros por horas, mientras intercambiamos preguntas e información. Los sacerdotes y la sacerdotisa parecía que habían encontrado el mejor lugar del mundo. Decían que aquí había tanto conocimiento que la vida no les alcanzaría para comprender y entender todo lo que los del este sabían, que eran prácticamente siglos de conocimiento acumulado y todos estaban emocionados. A su vez nosotros traíamos información del imperio, les contábamos los problemas que habían y ellos parecían interesados, pero era como si no terminaran de dar el paso, de decir que estaban de nuestra parte y que iban a ayudarnos. No sabía cómo, pero aquí estaba la solución. Yo les había hablado de la princesa, de los poderes que sin duda ella tenía y que era especial, a la vez que le contaba de mi esposa, de la profecía que ellos bien conocían. No escatimaban detalles en los horrores que se pres
Naiara Me levanto como en medio de un sueño fantástico. Creo que nunca había experimentado lo que era tanta felicidad. Cuando estaba en mi habitación, en el templo e imaginaba lo que habría en el mundo exterior... creo que pensaba en esto, en esta sensación de completo triunfo, de sentirme fuerte y satisfecha. La sensación de que uno ha obtenido lo que tanto deseaba. Me levantaba en mi habitación tan cómoda que por un momento me siento perdida. Estoy en mi camisón, pero él no está por ningún lado y mi cuerpo ya extraña sus brazos, su olor. Me volteo y encuentro una pequeña nota. Automáticamente, veo la fina caligrafía, y sé que es de él. Tantos años esperando sus mensajes, sus palabras siempre tan maravillosas. Mi preciosa princesa Ayer fui el hombre más afortunado de toda el mundo. Nunca pude imaginar un destino tan fantástico y creo que me tomo el atrevimiento de pensar que está escrito la estrella más brillante. Solo a la diosa luna se lo hubiese ocurrido una idea tan fantás