Layne
Yo estaba realmente sorprendido de todo lo que nos rodeaba y lo primero que sentí era que mi princesa no había tenido todo lo que merecía, en ningún momento de su vida. Comodidades, riqueza, seguridad hasta en el más mínimo detalle, espacios llenos de belleza y maravillas, como si fuera casi un lugar mágico.
Por supuesto que él quería mucho más tiempo con ella, se podría decir que era su privilegio debido a que él era el anfitrión. Y además de eso, había que sumarle todo el tiempo que ella pasaría alrededor de otros señores. Nada de esto me traía pensamientos felices.
Se acercaba la hora de la cena y yo me dispuse acercarme sus habitaciones, prácticamente no estaban casi separadas y yo me
Naiara Parecía que aquí en Sarassea comenzaba mi objetivo, para todo aquello, a lo que yo me había preparado por tantos años desde que era niña. Dashi junto a criadas me ayudaban a arreglarme, y ya el rey había llamado a varias costureras para que me diseñaran todo un guardarropa para estas presentaciones, así como zapatos y joyas. Dashi me decía que no me extrañara, de que para el final del día, hubiese cinco o diez veces más de todo esto, de parte de los otros candidatos. Ya me había colocado uno de los vestidos que me había mandado a hacer mi prima y Nicasia. Al contrario de la mayoría de mi vestimenta, esta era predominantemente blanca con algunos destellos en plateado, era realmente hermoso y arriba tenía una pequeña capa negra de terciopelo para que mi cabello contrastara. Estaba en otro salón, aún más llamativo, el techo tenía encima una especie de cúpula y estaba pintado de diferentes tonos de azules hasta llegar al más oscuro donde se dibujaban lunas y estrellas. Cuando
Dashi Mi aventura había comenzado y no estaba exenta de peligros. Había sido liberada por mi señora Azaleia, y si bien mi vida había cambiado y había sido mejor con ella, yo tenía el compromiso de que tenía que lograr que el Imperio fuera un lugar mejor. En cuanto supe de la princesa, supe que mi camino era estar con ella. La gente de mi pueblo, la gente de Radah, eran los más fieles creyentes de la luna y solo de saber que había una representante de ella en la tierra... sentía que mi vida tenía sentido. Y no solo la princesa era familiar de mi señora, sino que era tan amable y maravillosa como ella, no le cabía duda a nadie de que eran de la misma sangre. Dedicarme a ella había sido lo más fácil. Naiara era agradable, brillante y de buen corazón, pero algo me decía que también era una mujer fuerte y decidida. Y si bien hace muchos días estaba con dudas y se podría decir que también con miedo... poco a poco ella había tomado una resolución en su corazón. Yo la había visto y no er
Layne —Mi señora Princesa… debo decir que usted está increíblemente deslumbrante cada día. Habíamos escuchado historias de su belleza... pero honestamente pensábamos que eran exageraciones. Y, sin embargo, tenerla aquí frente a nuestros ojos, parece la luna misma si me permite decirlo— Kai era un hombre difícil de describir, eso se lo concedía. No solo era un hombre que se había pasado un buen rato adulando a mi princesa. Era un hombre controlado que parecía saber decir exactamente lo necesario, no rayaba en lo ridículo, era extremadamente comedido y parecía ser bueno con las palabras. No me quedaba la menor duda de que era el más interesado en esta boda, el que había venido con más fuerza y ganas de llevarse la mano de mi princesa, no andaba haciendo un movimiento sin pensar, todo estaba exactamente planificado y preparado a la perfección. Eso lo hacía un candidato importante, y a la vez también un candidato a tener con cuidado. Era un hombre joven y al parecer no tenía mucho m
Naiara —Rey Pavel... lo que ha hecho con el castillo, el jardín, las áreas… todo es realmente hermoso— digo profundamente admirada de todo lo que he visto desde que llegué. Sarassea está ubicada en un lugar profundamente árido, pero él ha sabido sacar el mejor provecho, construyendo y creando vida, prácticamente de la nada. Él me ve sumamente orgulloso. La realidad es que él tiene a un grupo inmenso de personas, encargados de hacer lo que a él le plazca. Todos sus deseos son órdenes. —Todo esto… podría ser suyo, princesa— decía él tomándome del brazo con delicadeza mientras caminábamos. Es un hombre con mucho poder, es mayor y ha sabido controlar un gran reino. Pero por muy hermoso que sea este lugar, no me imagino viviendo aquí, mucho menos con él, junto a él. Las cenas que ha hecho en mi honor han sido fastuosas, elegantes y maravillosas, como nunca tuve. Aunque yo aun así seguía prefiriendo, las de mi prima y Nicasia. Cenas en dónde nos quedamos hablando a la luz dela luna, h
Dashi Comencé mi búsqueda fuera del palacio, lejos de la ciudad, adentrándome en pequeños poblados. Había seguido el camino de los campesinos y proveedores del castillo. Había encontrado pequeños rumores. El rey Pavel III… parecía que se había casado, hace ya mucho tiempo, pero las esposas habían muerto en el parto, y una que otra había desaparecido. Eso fue lo que escuché, comiendo en pequeñas tabernas, y hablando con las lavanderas. De día caminaba y averiguaba por ahí mientras, por las noches, dormía en medio de unos matorrales. El caballo Bruma me esperaba y el cuervo del caballero Layne solía meterse en el bolsillo de mi capa. Al igual que los Haggards y que mi princesa, yo también me sentía mejor en la naturaleza, si bien me lleva bien con los animales, realmente mi entorno preferido eran las plantas. Mi pueblo las conocía a la perfección, prácticamente solo con tocarlas, podía saber para qué servían. Y ellas nunca me fallaban. Sarassea era hermosa, pero casi totalmente d
Layne Los labios de Naiara parecen de terciopelo. La tengo en mis brazos, su cuerpo se siente cálido, y aun cuando estoy totalmente hipnotizado con este suave y delicado beso, puedo sentir sus pequeñas manos en mi pecho y tomando el cuello de mi abrigo. Yo prácticamente temo en mover mi boca, como si ella fuese algo tan sagrado como misterioso, y que yo no merezco tocar. Pero aun así, suavemente mis labios contienen los de ella. Escucho mi corazón palpitando con desespero, mi pecho es como si fuese una pequeña caja donde hay encerrado un cuervo negro y alado que se desespera, que ha escuchado el canto de la naturaleza, la misión de su vida, y que ahora una vez escuchada, no puede ser desoída. Naira no parece ajena a esta intromisión y hasta me deleito con la idea de que a ella también le gusta y la ha buscado. No sé si por curiosidad, por atracción, o por no saber qué esperar. Pero su cuerpo se acerca al mío, sienta su pequeño abrazo, pero lleno de calor y me desvivo pensando en e
Naiara Layne se sentaba al frente de mí en la mesa, yo tenía a un lado al rey Pavel, y del otro al príncipe Nikko. Pero aun así casi podría jurar que sentía, los dedos de mi caballero cerca de mi cuello y en mis brazos. Nunca me había tocado así y me parecía prácticamente pensar que había dejado marcas en mí. Él no me lo había dicho, pero estaba segura de que casi había comenzado a brillar. Y de repente mis pensamientos se ven abruptamente interrumpidos cuando escucho que el Rey Kai comienza a hablar, su tono aumentando cada vez más, como si intentara ser escuchado, sea como sea. —¿No lo considera así... princesa?— y con temor me doy cuenta de que esperaban alguna respuesta mía. En general estas conversaciones suele ser en torno a ellos, algunos comentando sobre sus reinos y esperando respuestas, de mi parte, algunas afirmaciones positivas. —Disculpe su Majestad... estaba deleitada con el nuevo vino que nos ofrece nuestro generoso anfitrión...—respondo, con la copa de mi mano
Dashi —Capitán... ¿A dónde me lleva?— le pregunto, le habíamos dado la vuelta completamente al castillo y de repente habíamos caído en una parte del desagüe, no era glamoroso, pero era absolutamente lo que necesitábamos y requeríamos: pasar desapercibidos justo en el corazón del lugar que necesitaba. Ya casi amanecía, y me había pasado todo el día siguiente con él. El capitán era un hombre muy callado, pero me había demostrado ser increíblemente ágil e inteligente. Me habiia enseñado a lo lejos su sorprendente ejército. Nos habíamos pasado todo este tiempo buscando información. En los registros encontramos uno que otro vestigio de que, en efecto, Pavel sí estuvo casado por lo menos en dos oportunidades. Tenía que reconocer que el capitán Luther parecía lo suficientemente intimidante como para que las personas actuaran sin él decir mucho. También fuimos a uno de los templos viejos y abandonados y revisamos el cementerio aledaño, encontramos pequeñas tumbas sin nombres, era una f