Hola hola! ¿Quién creen que haya sido? Los leo! Kika
Layne Siento que ni en un millón de años podría sacarme la expresión de mi princesa al momento en que pasó todo en esta cena, había dolor, miedo, desespero. Se suponía que era su cena más importante, su gran presentación. Naiara no salía del castillo, y no era vista por casi ninguna persona fuera del mismo. Hasta que no tuviésemos certeza e información de la situación actual, no dejáramos que nadie se acercara. El equipo de criados de Haggard había sido el mismo desde hace más de una década, toda la elección se había realizado en un proceso importante y detallado. Aún no entendíamos como esto había sucedido. Nos habían atacado de la forma más vil, y prácticamente cobarde, pero lo que era aún peor, era que había sucedido dentro de nuestra propia casa, en el salón, a la hora de nuestra comida, con todos los señores reunidos, nuestros grandes aliados. Yo honestamente no creía que hubiese un golpe más bajo que ese. Esta acción había desubicado totalmente todo mis pensamientos, y co
Naiara— Tenemos que llegar al fondo de esto princesa, lo primero que tenemos que hacer es constatar de que el castillo es un lugar seguro para ustedes y para todos— dice mi caballero Fidela. Al menos no me van a hacer salir de aqui corriendo.— Sin embargo, princesa, luego de asegurar el castillo, creemos que esto es una oportunidad para saber a qué nos enfrentamos— señala Layne luego de mirar a los otros caballeros. Pareciera ser que me va a mencionar un tema complicado. — ¿A qué se refiere mi señor?— pregunto.—Creemos que el criado encontrado ha podido entrar a las tierras y hacer lo que hizo con ayuda desde afuera. Esta parece ser una buena oportunidad para entender a nuestros enemigos— me explican.—¿Tienen algún punto dónde comenzar?— pregunto, con autoridad. — Sí, princesa, estamos considerando ir un pequeño grupo mañana al mercado y consultar de dónde provinieron algunos de los alimentos utilizados en la cena, de ahí vino la planta de la que se preparó el veneno. Y luego de
Layne Naiara tiene la particularidad de trastocar mi pensamiento, generalmente organizado y consciente en una mezcla, un revoltijo que yo mismo no sé controlar. Aún más cuando se me acerca, cuando me ve con esos ojos hermosos, y yo me debato entre tocarla y no dejarla nunca más. Nunca pensé que ella fuera una persona que intentara ir contra las reglas todo lo contrario. Mi princesa siempre había sido consecuente, considerada y responsable. Y, sin embargo, parece que al llegar al imperio, al pisar la tierra, su tierra había cambiado, quizás bajo mis ojos, sin yo darme cuenta. Abajo, todo se ve bastante oscuro, el lugar es lúgubre, pesado y francamente opresivo. Simplemente, porque no puedo dejar de evitar protegerla, me colocó frente a ella, tapándola un poco mientras damos unos pasos hacia ese pequeño cubículo enrejado. — Prisionero...— digo yo con voz alta y clara — Hay más preguntas para usted— índico. El hombre flaco levanta su cara lentamente y nos ve de reojo, como si ese s
Brock— ¿Sabes que no tienes que hacer esto, verdad? — me pregunta ella tranquila mientras me ve atentamente.— Lo sé... pero quiero hacerlo, me encanta hacerlo— le indico, depositando un beso en su hombro y ella sonríe contenta mientras la ayudo con su baño.Mi esposa había estado teniendo unos días complicados, luego de la felicidad de conocer a su prima, había caído en un estrés luego del atentado, y por nada del mundo deseaba verla así menos en su estado. Habíamos pasado los meses más largos de mi vida como para que justo llegáramos aquí y todo se complicara.Para ser sincero, no quería pensar en el futuro todavía, me conformaba
Naiara Recibí un llamado de uno de los criados y me fui corriendo. En lo que llegue al piso dónde estaban nuestras habitaciones, me di cuenta de que algo malo estaba pasando. Mi prima era extremadamente querida y podía ver la angustia de todos. —¡Azaleia!— dije en voz alta y me arrodillo a su cama. —Naiara, por favor, busca a mi esposo— me decía ella con voz trémula, y luego sollozaba de dolor. Cuando de repente un señor se me acerco y luego hacer una reverencia se presentó como uno de los curanderos y me dice llamándome aparte. — La señora ha tenido dolores y un poco de sangrado, pareciera estar en trabajo de parto y estamos muy preocupados, aún le faltan un par de semanas… no sabemos si está bien del todo— yo hablo con él en susurros y escucho los sonidos desesperados de mi prima de fondo. —¿Cree que están en peligro ella y el bebé? — siento cómo mi corazón late apresuradamente mi pecho. — Lo siento princesa, es difícil de saber… pero a la Duquesa le espera una larga noch
Azaleia — Aún no puedo creer que tenga una prima, pensé que jamás la tendría y me quedaría solo en esta familia— dice Roldán, contento viendo a la pequeña Marchelina en los brazos de su tío Brock, mientras toma la pequeña mano de mi hija. — Yo tampoco— dice mi esposo viéndola con cariño. Han pasado ya un par de semanas y mi esposo no se ha separado de nuestra hija en casi ningún momento. Cuando me despierto él está ahí tomándola en brazos, en reuniones de señores aparece con ella cargándola, sin importarle absolutamente nada. Cuando Dashi y la revisa y la acomoda, él está ahí atento. Mi querida amiga del este le había dicho que era creencia en su pueblo qué los bebés mejoraban si estaban en constante contacto con su familia, y como Marchelina había nacido prematuramente, él no la soltaba. — Eres la niña más hermosa del mundo. Sí, sí, sí, lo eres claro que sí. Mi Marchelina— le decía él encantado, acunándola, dándole suaves besos en la cabeza y en el cabello. Mi pequeña prince
Naiara Mi señora Sindri solía decir que era difícil ver lo bueno que estaba frente a nuestros ojos, cuándo había tantas cosas que nos preocupaban, rodeándonos cómo pequeños buitres, invisibles, qué nos hostigaban, y nos empañaban nuestra buena noche. Tenía que ir a Sarassea y jugar mi honor, quizás agachar la cabeza ante otros señores, hacer lo posible para salir con un buen matrimonio, uno que no deseaba, pero que parecería no tener otra opción. Pero además tenía tiempo, y lo aprovechaba, hablaba con Azaleia, de su vida, de su futuro, sostenía a mi sobrina. Sin duda yo era muy afortunada, y estaba segura de que en los difíciles momentos que iban a venir. Yo recordaría las tardes alegres viendo a los lobos correr, Ónix siguiendo a sus padres como un cachorrito, Azaleia contándome del palacio imperial, de su cuidador el Duque, de los caminos que había visto en el Imperio, mientras que con cariño, yo mecía a la pequeña Marchelina entre mis brazos. Azaleia, Dashi y los gemelos Ga
Layne — Los volveremos a ver princesa... realmente esto será solo un hasta luego— le digo yo tratando de animarla. Los días pasaron muy rápidamente y cuando menos nos dimos cuenta ya teníamos que partir de Haggard y retomar de nuevo el bosque para llegar hasta el templo. La despedida fue tremendamente difícil, mi princesa, su prima, su sobrina, e inclusive Brock, Roldán y su madre, todo se habían atado muchísimo a Naiara. Y ella les devolvía ese sentimiento con creces. Hubo lágrimas, abrazos desesperados, y muchas promesas. Naiara había llorado mucho y todavía lo hacía, a veces de noche o cuando cree que nadie la está viendo, abrazando a su lobo, pero yo tengo una mirada atenta en ella. Lamentablemente, no habíamos conseguido un buen partido para ella entre los nobles, digo lamentablemente, aunque para mí era una fortuna, quizás sí, quizás no. Yo hubiese preferido que ella tuviste un esposo dentro de la nobleza de Aveyron y no tener que ir afuera del imperio. Para mejorar nues