Naiara —Por fin una traidora como tú va a conocer el poder verdadero— me decía Markus mientras avanzaba y los soldados me empujaban para que caminara hacia el centro. Había unas pequeñas escalinatas que daban hacia la fortaleza y mientras nosotros las bajábamos y podía sentir el calor del fuego bajo. —¿Dónde está el caballero negro? ¿El Haggard? —preguntaba al emperador en susurros al comandante con la cicatriz y por primera vez el hombre no se veía tan recio y seguro. —El caballero… armó un alboroto y creemos que tenía ayuda de afuera. Huyó su majestad— dijo. Una forma muy elegante de decir que lo habían perdido completamente y que no tenían la menor idea de dónde estaba. Solo que ellos no sabían que estaba muy cerca de mí, seguramente aquí a pocos pasos y sin saberlo, dándome la fuerza que yo necesitaba. —Tráiganlo acá lo antes posible y también al otro prisionero— decía el emperador. Markus se detenía y los soldados me dejaban unos pasos atrás de él, el emperador jamás
Layne Me había quedado prácticamente de manos atada viendo como la Duquesa se había ido y no había vuelto, y ahora el tapón que habían creado los peces ya había cedido y el agua habían vuelto a raudales. —¡Una inundación, una inundación!—gritaban los soldados angustiados mientras el agua atravesaba puentes y barracas que se habían creado, inclusive llegando a la calle y parte de la plaza. Yo me había hecho a un lado, previendo todo esto que iba a suceder y ahora daba vueltas alrededor viendo si podría ayudar a la Duquesa a salir y ahora me preguntaba si había sido la idea correcta si yo mismo no la había llevado a una pésima decisión, y complicamos más las cosas. Pasaba el tiempo y no lograba nada y yo me angustiaba, cuando escuché a lo lejos el aullido de unos lobos, me asomé cerca de donde estaban algunos soldados y vi cómo peleaban de forma sangrienta con ellos. —¡Atrapen estas bestias!— gritaban los soldados y yo suspiraba escondido, veía que los animales huían y las aves s
Naiara Pareciera que por todo lo que yo había luchado, para todo lo que yo había nacido, había sucedido para llegar a este momento. Yo sentía cada partícula de cada cosa cerca de mí, las gotas del agua, las aves surcando los cielos, los peces nadando río abajo. Mientras yo usaba el agua para apagar el gran fuego que parecía ser el mayor logro del emperador, la destrucción y la muerte. Y cada uno de esos elementos y partículas me respondía a mí, me ayudaban y trabajaban para mí, me daban de su esencia mientras yo me encontraba en un estado de concentración y de alguna manera confiaba en que el mundo estaba de mi parte. La plaza ya estaba casi vacía mientras los soldados insistían a las personas que se quedaran como si nada sucediera. Había visto a mi caballero… y si por un momento pensé que quizás él estaría lejos... no había confiado en su amor y en su corazón. Mi caballero oscuro estaba con su lanza brillando, iluminándome el camino, haciéndome sentir más segura. Mi prima tambi
Dashi —Naiara… —musito yo mientras veo que el cielo se oscurece y rayos brillan en las nubes. —¡La princesa está bajo ataque!— grita Luther y desesperada tomo las riendas de mi caballo y el capitán está a mi lado ya sacando la espada. Habíamos salido del reino de Rainer desde hace ya varios días y veníamos a toda velocidad. Sabía que la princesa y el ejército del sol nos esperaba, y cada minuto que estuviéramos lejos eran vidas perdidas y no podíamos permitirlo. —La princesa debe ser todo un espectáculo para provocar todo esto— gritaba el príncipe Nikko ahora emocionado, mientras veíamos gente corriendo desesperada saliendo de la ciudad, el río moviéndose con olas intranquilas y aves y todo tipo de animales entrando a la ciudad. —¡Huyan! ¡La bruja ha tomado la ciudad! —gritaban los soldados imperiales mientras corrían como si el infierno los persiguiese. Ellos salían y nosotros entrabamos a Halia, al parecer si enfrentamientos en la frontera, ya que toda la fuerza de Marku
AzaleiaYo veía que la guerra se sucedía ahí cerca de la gran plaza y dentro de poco iba a ser imposible huir, y, sin embargo, cuando yo iba a preocuparme por mi prima y el caballero, escuché un ruido cerca de mí.Era un disparo y pensé que me iba a morir a mí mismo. Y cuando volví a ver quién lo había hecho, no pude creer de quién se trataba, en semejante guerra y enfrentamiento esta desgracia de hombre había sobrevivido.Habían fallecido tantos inocentes desde que esto había comenzado, siendo Rise la más reciente víctima y eso apagaba mi corazón. Pero gente como el Barón de Garbarán vivían… era injusto.<
LayneMi princesa estaba en mis brazos mientras la veía agotada de todo lo que había hecho. Había llamado a los árboles y a los elementos y luego había traído prácticamente a la noche con lluvia para acabar con el fuego.Había llegado Dashi y los soldados del ejército del sur batallaban como nunca, y cuando pensé que ya estábamos casi cerca de triunfar, veía que desde la fortaleza, se paraban más soldados a disparar y lanzar flechas. Yo cubría a mi amor, rezando porque nada más pasará.—Layne... —decía ella preocupada.—Recupera las fuerzas princesa, que yo estaré aqu&iacu
NaiaraA lo lejos se escuchaba los golpes de las espadas y los gritos de fuerza de la lucha que sucedía a pocos metros. Veía como brillaba en los pasillos las luces de la lanza de mi caballero y aun cuando quería estar con él y evitar esto… yo sabía que era imposible, él tenía razón, tenía que dejarme el camino libre para que yo hiciera lo que tenía que hacer.—Mi caballero siempre tiene la fortaleza para salir de sus enfrentamientos, y es uno de los combatientes más hábiles que he visto en mi vida— me repetía a mí misma.Yo había combatido, he luchado en unas cuantas batallas ya. Me había librado de mercenarios, había peleado con un esposo abusivo,
Naiara Tenía que reconocer que su poder me impresionaba, así como me asustaba. Yo misma había empezado a entender mi poder no hace mucho tiempo. En cambio, la soltura con la que él expandía su resplandor y me hacía sentirlo, en cada fibra de mi ser... me daba a entender que él tenía mucho más tiempo usándolo, conociéndolo, haciéndolo parte de él. Y tal como él mismo decía, no tenía miedo a usarlo, él simplemente tomaba y tomaba sin pensar en las consecuencias y sin considerar a nadie más que a sí mismo. —Ese ha sido siempre tu problema, hay mucho de lo que se puede saber de una persona simplemente de haber estado a escondida, de haber rehusado a salir por miedo, por precaución. Esperando y esperando….— dice de repente y empiezo a sentir cada vez más su calor, sus manos se van extendiendo, sus brazos abriéndose como si fueran rayos del sol. Se siente.... diferente. No del todo opuesto y eso me asusta. —La pequeña princesa siempre esperando el momento oportuno y haciéndole caso a