Hola hola! Naiara está reaccionando ¿Habremos visto todo su poder? Los leo! Bso Kika
Naiara Pareciera que por todo lo que yo había luchado, para todo lo que yo había nacido, había sucedido para llegar a este momento. Yo sentía cada partícula de cada cosa cerca de mí, las gotas del agua, las aves surcando los cielos, los peces nadando río abajo. Mientras yo usaba el agua para apagar el gran fuego que parecía ser el mayor logro del emperador, la destrucción y la muerte. Y cada uno de esos elementos y partículas me respondía a mí, me ayudaban y trabajaban para mí, me daban de su esencia mientras yo me encontraba en un estado de concentración y de alguna manera confiaba en que el mundo estaba de mi parte. La plaza ya estaba casi vacía mientras los soldados insistían a las personas que se quedaran como si nada sucediera. Había visto a mi caballero… y si por un momento pensé que quizás él estaría lejos... no había confiado en su amor y en su corazón. Mi caballero oscuro estaba con su lanza brillando, iluminándome el camino, haciéndome sentir más segura. Mi prima tambi
Dashi —Naiara… —musito yo mientras veo que el cielo se oscurece y rayos brillan en las nubes. —¡La princesa está bajo ataque!— grita Luther y desesperada tomo las riendas de mi caballo y el capitán está a mi lado ya sacando la espada. Habíamos salido del reino de Rainer desde hace ya varios días y veníamos a toda velocidad. Sabía que la princesa y el ejército del sol nos esperaba, y cada minuto que estuviéramos lejos eran vidas perdidas y no podíamos permitirlo. —La princesa debe ser todo un espectáculo para provocar todo esto— gritaba el príncipe Nikko ahora emocionado, mientras veíamos gente corriendo desesperada saliendo de la ciudad, el río moviéndose con olas intranquilas y aves y todo tipo de animales entrando a la ciudad. —¡Huyan! ¡La bruja ha tomado la ciudad! —gritaban los soldados imperiales mientras corrían como si el infierno los persiguiese. Ellos salían y nosotros entrabamos a Halia, al parecer si enfrentamientos en la frontera, ya que toda la fuerza de Marku
AzaleiaYo veía que la guerra se sucedía ahí cerca de la gran plaza y dentro de poco iba a ser imposible huir, y, sin embargo, cuando yo iba a preocuparme por mi prima y el caballero, escuché un ruido cerca de mí.Era un disparo y pensé que me iba a morir a mí mismo. Y cuando volví a ver quién lo había hecho, no pude creer de quién se trataba, en semejante guerra y enfrentamiento esta desgracia de hombre había sobrevivido.Habían fallecido tantos inocentes desde que esto había comenzado, siendo Rise la más reciente víctima y eso apagaba mi corazón. Pero gente como el Barón de Garbarán vivían… era injusto.<
LayneMi princesa estaba en mis brazos mientras la veía agotada de todo lo que había hecho. Había llamado a los árboles y a los elementos y luego había traído prácticamente a la noche con lluvia para acabar con el fuego.Había llegado Dashi y los soldados del ejército del sur batallaban como nunca, y cuando pensé que ya estábamos casi cerca de triunfar, veía que desde la fortaleza, se paraban más soldados a disparar y lanzar flechas. Yo cubría a mi amor, rezando porque nada más pasará.—Layne... —decía ella preocupada.—Recupera las fuerzas princesa, que yo estaré aqu&iacu
NaiaraA lo lejos se escuchaba los golpes de las espadas y los gritos de fuerza de la lucha que sucedía a pocos metros. Veía como brillaba en los pasillos las luces de la lanza de mi caballero y aun cuando quería estar con él y evitar esto… yo sabía que era imposible, él tenía razón, tenía que dejarme el camino libre para que yo hiciera lo que tenía que hacer.—Mi caballero siempre tiene la fortaleza para salir de sus enfrentamientos, y es uno de los combatientes más hábiles que he visto en mi vida— me repetía a mí misma.Yo había combatido, he luchado en unas cuantas batallas ya. Me había librado de mercenarios, había peleado con un esposo abusivo,
Naiara Tenía que reconocer que su poder me impresionaba, así como me asustaba. Yo misma había empezado a entender mi poder no hace mucho tiempo. En cambio, la soltura con la que él expandía su resplandor y me hacía sentirlo, en cada fibra de mi ser... me daba a entender que él tenía mucho más tiempo usándolo, conociéndolo, haciéndolo parte de él. Y tal como él mismo decía, no tenía miedo a usarlo, él simplemente tomaba y tomaba sin pensar en las consecuencias y sin considerar a nadie más que a sí mismo. —Ese ha sido siempre tu problema, hay mucho de lo que se puede saber de una persona simplemente de haber estado a escondida, de haber rehusado a salir por miedo, por precaución. Esperando y esperando….— dice de repente y empiezo a sentir cada vez más su calor, sus manos se van extendiendo, sus brazos abriéndose como si fueran rayos del sol. Se siente.... diferente. No del todo opuesto y eso me asusta. —La pequeña princesa siempre esperando el momento oportuno y haciéndole caso a
Naiara—Sabía que tu madre Iba a ser la destrucción de este imperio y de todo lo que conocíamos. Mi padre nunca tuvo que haberse casado de nuevo, ¡y menos con una cualquiera como ella! — bramaba Markus desesperado, haciendo uso de toda su fuerza y rabia. Yo sentía que el origen de su poder estaba ahí en la destrucción, pero también en ese resentimiento y esa maldad. —¡Tú eres el que ha destruido este imperio! ¡Los has llenado de mercenarios y enemigos! — digo yo atacando. Y ese deseo de proteger a todos hace que mi luz sea más intensa y rechace la de él. Las mangas de mi camisa ya están casi quemadas, y mi vestido tiene bordes rotos y quemados al fondo. Sigo descalza, me siento con las manos enrojecidas y la piel resquebrajada, mi cuerpo estando al límite. Markus parece un gran emperador en decadencia, sus ropas están llenas de polvo y él lucha con ferocidad, mientras yo lanzo ahora rayos que van cortando su traje y también dejando heridas. Su corona sigua ahí, en su cabeza, intac
Layne —Maldición…— decía suspirando mientras caía de costado y rodaba a un lado para evitar su pesada espada. Sacha era un hombre inmenso, lleno de violencia, que ya se había dedicado a doblegarme y acabar conmigo. Yo lo esquivaba y seguía rodando, mientras caía entre las ruinas de lo que se había convertido este lugar. Algo me decía que afuera estaría igual, aunque había vítores y ya escuchaba a lo lejos los gritos del capitán ordenando. La guerra posiblemente había terminado allá afuera... y, en cambio, aquí adentro sucedía lo decisivo. —¿Cuándo te vas a rendir caballero? Debo reconocer que has hecho una pelea muy honorable. Acabaste con mucho de mis hombres en el palacio, y has llegado hasta aquí, has cumplido tu deber y has sido un hombre admirable… pero tus fuerzas se acaban— decía el comandante. Su armadura era prácticamente una muralla llena de metales y aun cuando él era un hombre grande y toda su protección era pesada, se movía bastante bien y había logrado cansarme.