Naiara Me habían arrastrado, sostenida por los brazos, como si yo no fuera nada. Lejos quedaba esa mujer que se había parado en el jardín a pelear con todo lo que tenía. Había avanzado mucho en mis aprendizajes y en controlar mi poder, pero había sido una tontería pensar que ya lo tenía completamente controlado. Esa energía que fluía antes en mí, ahora parecía completamente extinta, por más que yo quisiera llamarla era como buscar en el fondo de un gran pozo, tanteando en la oscuridad. No sabía se había perdido eso o simplemente estaba tan agotada que no podía verlo, así lo tuviera frente a mí. Había sido irresponsable y creída. Había luchado por supuesto por defender a los demás y ahora... no sé dónde estaría el señor Rise, ni tampoco mi caballero y mucho menos si el resto de las personas y mi prima habían podido huir y estar realmente a salvo. Mi cuerpo se sentía como una tela pesada, sin vida ni forma. Yo solo veía las pisadas y las losas gastadas del camino, los zapatos y bo
Azaleia—Sí llamo a los animales… los soldados evidentemente sabrán que estoy involucrada sin contar que con que podrían hacerle daño— digo yo. Y mientras más veíamos y veíamos la fortaleza, más estábamos convencidos de que era imposible de entrar. Cerca estaba la plaza, y la ciudad se erguía, un río pasaba, pero no había ni bosques ni otros caminos.—Creo que hay solo una manera— decía Layne luego de que estuviéramos averiguando prácticamente toda la tarde, viendo a uno a uno los movimientos de los soldados intentando encontrar un espacio de tiempo y momento para entrar. Parecía lógico que tenía que haber una salida alterna, ningún lugar era completamente cerrado.—Ahí... —señalaba él. El río era ancho y parecía caudaloso… y pasaba justo cerca.—Tiene que llevar directamente adentro— decía el servidor y analizábamos las posibilidades, pero la realidad es que el tiempo se nos agotaba, ya llegaba el día en que supuestamente iba a ser el gran evento del emperador. Y todo indicaba que ib
Naiara—¿Estás preparada? Al menos luces tal cual lo imaginaba— decía Markus mientras me observaba. Me habían colocado una túnica oscura y estaba descalza. Ataron mis manos y mis pies con una cadena pesada y no había hecho nada para mejorar los moretones que habían en mi rostro y en mi cuello de los maltratos que me había hecho pasar. Sentía mis ojos hinchados y había pedido a una de las criadas que me tejiera el cabello, pero aun así lucía despeinada o por lo menos eso era lo que mostraba el reflejo de uno de los espejos de la habitación, yo prácticamente no me reconocía —Solo falta un pequeño detalle... —decía él y se acercaba a mí sin problemas y sin miedo, ¿para que tenerlo? Si yo sentía que estaba por dentro rota y como la desesperanza crecía sobre mí. Markus se había colocado, sin duda, su mejor atuendo de color dorado con pequeños destellos como si fueran rayos mismos del sol. Estaba adornado con joyas doradas y tenía una túnica que resplandecía. Su corona de oro brillaba c
Naiara —Por fin una traidora como tú va a conocer el poder verdadero— me decía Markus mientras avanzaba y los soldados me empujaban para que caminara hacia el centro. Había unas pequeñas escalinatas que daban hacia la fortaleza y mientras nosotros las bajábamos y podía sentir el calor del fuego bajo. —¿Dónde está el caballero negro? ¿El Haggard? —preguntaba al emperador en susurros al comandante con la cicatriz y por primera vez el hombre no se veía tan recio y seguro. —El caballero… armó un alboroto y creemos que tenía ayuda de afuera. Huyó su majestad— dijo. Una forma muy elegante de decir que lo habían perdido completamente y que no tenían la menor idea de dónde estaba. Solo que ellos no sabían que estaba muy cerca de mí, seguramente aquí a pocos pasos y sin saberlo, dándome la fuerza que yo necesitaba. —Tráiganlo acá lo antes posible y también al otro prisionero— decía el emperador. Markus se detenía y los soldados me dejaban unos pasos atrás de él, el emperador jamás
Layne Me había quedado prácticamente de manos atada viendo como la Duquesa se había ido y no había vuelto, y ahora el tapón que habían creado los peces ya había cedido y el agua habían vuelto a raudales. —¡Una inundación, una inundación!—gritaban los soldados angustiados mientras el agua atravesaba puentes y barracas que se habían creado, inclusive llegando a la calle y parte de la plaza. Yo me había hecho a un lado, previendo todo esto que iba a suceder y ahora daba vueltas alrededor viendo si podría ayudar a la Duquesa a salir y ahora me preguntaba si había sido la idea correcta si yo mismo no la había llevado a una pésima decisión, y complicamos más las cosas. Pasaba el tiempo y no lograba nada y yo me angustiaba, cuando escuché a lo lejos el aullido de unos lobos, me asomé cerca de donde estaban algunos soldados y vi cómo peleaban de forma sangrienta con ellos. —¡Atrapen estas bestias!— gritaban los soldados y yo suspiraba escondido, veía que los animales huían y las aves s
Naiara Pareciera que por todo lo que yo había luchado, para todo lo que yo había nacido, había sucedido para llegar a este momento. Yo sentía cada partícula de cada cosa cerca de mí, las gotas del agua, las aves surcando los cielos, los peces nadando río abajo. Mientras yo usaba el agua para apagar el gran fuego que parecía ser el mayor logro del emperador, la destrucción y la muerte. Y cada uno de esos elementos y partículas me respondía a mí, me ayudaban y trabajaban para mí, me daban de su esencia mientras yo me encontraba en un estado de concentración y de alguna manera confiaba en que el mundo estaba de mi parte. La plaza ya estaba casi vacía mientras los soldados insistían a las personas que se quedaran como si nada sucediera. Había visto a mi caballero… y si por un momento pensé que quizás él estaría lejos... no había confiado en su amor y en su corazón. Mi caballero oscuro estaba con su lanza brillando, iluminándome el camino, haciéndome sentir más segura. Mi prima tambi
Dashi —Naiara… —musito yo mientras veo que el cielo se oscurece y rayos brillan en las nubes. —¡La princesa está bajo ataque!— grita Luther y desesperada tomo las riendas de mi caballo y el capitán está a mi lado ya sacando la espada. Habíamos salido del reino de Rainer desde hace ya varios días y veníamos a toda velocidad. Sabía que la princesa y el ejército del sol nos esperaba, y cada minuto que estuviéramos lejos eran vidas perdidas y no podíamos permitirlo. —La princesa debe ser todo un espectáculo para provocar todo esto— gritaba el príncipe Nikko ahora emocionado, mientras veíamos gente corriendo desesperada saliendo de la ciudad, el río moviéndose con olas intranquilas y aves y todo tipo de animales entrando a la ciudad. —¡Huyan! ¡La bruja ha tomado la ciudad! —gritaban los soldados imperiales mientras corrían como si el infierno los persiguiese. Ellos salían y nosotros entrabamos a Halia, al parecer si enfrentamientos en la frontera, ya que toda la fuerza de Marku
AzaleiaYo veía que la guerra se sucedía ahí cerca de la gran plaza y dentro de poco iba a ser imposible huir, y, sin embargo, cuando yo iba a preocuparme por mi prima y el caballero, escuché un ruido cerca de mí.Era un disparo y pensé que me iba a morir a mí mismo. Y cuando volví a ver quién lo había hecho, no pude creer de quién se trataba, en semejante guerra y enfrentamiento esta desgracia de hombre había sobrevivido.Habían fallecido tantos inocentes desde que esto había comenzado, siendo Rise la más reciente víctima y eso apagaba mi corazón. Pero gente como el Barón de Garbarán vivían… era injusto.<