Hola hola! Está pasando de todo y se vienen capítulos donde pasa de todo. Nos acercamos al final :) Bso Kika
Azaleia ¡Por la diosa de todas las personas que podía encontrarme!Había tenido la esperanza de que Layne o el comandante real los detuviera, pero aquí estaba yo con uno de mis grandes enemigos. No solo alguien que destruyó la familia de mi esposo, mi propia familia, sino que nos había declarado prácticamente la guerra.Y en vez de buscar que no libráramos a los prisioneros o a los animales, o atacar a su primo, o defender el palacio, o inclusive buscar a mi prima la princesa, posiblemente la enemiga número uno en este momento del imperio... había venido hasta aquí buscándome. Para mí eso no era ninguna casualidad. —Sabía que ibas a ser un problema del momento en que entraste al castillo de mi padre... y te colaste en la cama de mi hermano. Pero en cuanto supe de tus bajos orígenes... me propuse que no podrías ensuciar el legado de mi familia—decía acercándose a mí.Yo le hacía señas a Mer para que continuara ayudando a los animales. Yo me tenían que encargar de Heral de una u otra
Naiara Mi señora Siri decía que usualmente no tomábamos las mejores decisiones, que en general no era fácil saber cuáles eran las correctas, sino que simplemente hacíamos lo que creíamos mejor en el momento. Y en una situación como esta, prácticamente de guerra, yo me preguntaba si había alguna forma de hacerlo diferente. Había que pensar en tantas cosas: en que hubiera menos víctimas, en que se gastara menos recursos, en que sufriremos lo menos posible. Mi medio hermano se había atrincherado aquí y por más que quisiéramos no había forma de sacarlo. Era como si se hubiese propuesto a que yo viniera hasta acá a enfrentarlo, casi se podría decir que era su objetivo, traerme hasta aquí. Podría haberme quedado afuera, esperándolo eternamente, y quizás atacar y exponer a todo el mundo, y yo creía fielmente que no iba a lograr nada con eso. Así que aquí estábamos en uno de los salones del palacio imperial, en una lucha encarnizada en donde yo no sabía si iban a haber ganadores, sino
Azaleia Por supuesto que yo no podía irme así como así y tampoco el resto. Habíamos visto como atrapaban a mi prima, al caballero y también a Rise. Estábamos en medio del bosque que era nuestro lugar y en vez de sentirme en calma, me sentía aprisionada. —No podemos quedarnos de brazos cruzados... —decía Mer. Yo miraba a toda la gente que habíamos logrado liberar, ahora estaban todos en medio del bosque. Habían señores y señoras mayores, jóvenes, y algunos pocos sacerdotes y sacerdotisas. Yo sabía que ya algunos había muerto mientras los soldados atacaban y el corazón se me encogía. La mayoría de los animales también se había dispersado, quedaban unos pocos, la pequeña ardilla que no me dejaba y también el lince que ahora se enredaba entre mis piernas. Veía a Ónix agitado caminando de un lado a otro y a su padre viéndolo preocupado. —¿Qué hacemos?— le susurré a los lobos y me miraron inmediatamente y ya sabía su respuesta. —Tenemos que volver... —dije y la idea no nos agradaba
Layne—¡Camina basura creyente de la luna! — me decía mientras me arrastraban. Me habían llevado a lo que parecía hacer las mazmorras a golpe de trompicones, no sabía a dónde se habían llevado a Rise, ni que había pasado con el resto, esperaba que huyeran.La idea de que mi princesa estuviera en manos de su medio hermano me aterraba. Ahí era justo donde ella no debía estar, todo lo que habíamos peleado y luchado era simplemente para evitar eso, y había caído sin ningún sentido. Había sido demasiado esfuerzo para ella, era poderosa, pero todo esto iba a afectarle tarde o temprano, y yo debí haberlo previsto.Las mazmorras están repletas y algo me hacía pensar que Markus había hecho encarcelar prácticamente a cualquiera que lo mirara mal, o cualquiera que él pensara que era un enemigo. Habían por lo menos dos decenas por cada celda y por el estado de ellos parecía que no tenían aquí mucho tiempo. ¿Es que acaso que este hombre pensaba encerrar a toda Halia?. Y mientras caminaba por lo
Naiara Me habían arrastrado, sostenida por los brazos, como si yo no fuera nada. Lejos quedaba esa mujer que se había parado en el jardín a pelear con todo lo que tenía. Había avanzado mucho en mis aprendizajes y en controlar mi poder, pero había sido una tontería pensar que ya lo tenía completamente controlado. Esa energía que fluía antes en mí, ahora parecía completamente extinta, por más que yo quisiera llamarla era como buscar en el fondo de un gran pozo, tanteando en la oscuridad. No sabía se había perdido eso o simplemente estaba tan agotada que no podía verlo, así lo tuviera frente a mí. Había sido irresponsable y creída. Había luchado por supuesto por defender a los demás y ahora... no sé dónde estaría el señor Rise, ni tampoco mi caballero y mucho menos si el resto de las personas y mi prima habían podido huir y estar realmente a salvo. Mi cuerpo se sentía como una tela pesada, sin vida ni forma. Yo solo veía las pisadas y las losas gastadas del camino, los zapatos y bo
Azaleia—Sí llamo a los animales… los soldados evidentemente sabrán que estoy involucrada sin contar que con que podrían hacerle daño— digo yo. Y mientras más veíamos y veíamos la fortaleza, más estábamos convencidos de que era imposible de entrar. Cerca estaba la plaza, y la ciudad se erguía, un río pasaba, pero no había ni bosques ni otros caminos.—Creo que hay solo una manera— decía Layne luego de que estuviéramos averiguando prácticamente toda la tarde, viendo a uno a uno los movimientos de los soldados intentando encontrar un espacio de tiempo y momento para entrar. Parecía lógico que tenía que haber una salida alterna, ningún lugar era completamente cerrado.—Ahí... —señalaba él. El río era ancho y parecía caudaloso… y pasaba justo cerca.—Tiene que llevar directamente adentro— decía el servidor y analizábamos las posibilidades, pero la realidad es que el tiempo se nos agotaba, ya llegaba el día en que supuestamente iba a ser el gran evento del emperador. Y todo indicaba que ib
Naiara—¿Estás preparada? Al menos luces tal cual lo imaginaba— decía Markus mientras me observaba. Me habían colocado una túnica oscura y estaba descalza. Ataron mis manos y mis pies con una cadena pesada y no había hecho nada para mejorar los moretones que habían en mi rostro y en mi cuello de los maltratos que me había hecho pasar. Sentía mis ojos hinchados y había pedido a una de las criadas que me tejiera el cabello, pero aun así lucía despeinada o por lo menos eso era lo que mostraba el reflejo de uno de los espejos de la habitación, yo prácticamente no me reconocía —Solo falta un pequeño detalle... —decía él y se acercaba a mí sin problemas y sin miedo, ¿para que tenerlo? Si yo sentía que estaba por dentro rota y como la desesperanza crecía sobre mí. Markus se había colocado, sin duda, su mejor atuendo de color dorado con pequeños destellos como si fueran rayos mismos del sol. Estaba adornado con joyas doradas y tenía una túnica que resplandecía. Su corona de oro brillaba c
Naiara —Por fin una traidora como tú va a conocer el poder verdadero— me decía Markus mientras avanzaba y los soldados me empujaban para que caminara hacia el centro. Había unas pequeñas escalinatas que daban hacia la fortaleza y mientras nosotros las bajábamos y podía sentir el calor del fuego bajo. —¿Dónde está el caballero negro? ¿El Haggard? —preguntaba al emperador en susurros al comandante con la cicatriz y por primera vez el hombre no se veía tan recio y seguro. —El caballero… armó un alboroto y creemos que tenía ayuda de afuera. Huyó su majestad— dijo. Una forma muy elegante de decir que lo habían perdido completamente y que no tenían la menor idea de dónde estaba. Solo que ellos no sabían que estaba muy cerca de mí, seguramente aquí a pocos pasos y sin saberlo, dándome la fuerza que yo necesitaba. —Tráiganlo acá lo antes posible y también al otro prisionero— decía el emperador. Markus se detenía y los soldados me dejaban unos pasos atrás de él, el emperador jamás