Hola hola! Vengo con un poco de retraso pero la historia sigue :) Recuerden si les gusta como va, compartirla con sus amigos y comentar por aquí Los leo! Bso Kika
Naiara —Parece que van a caer en el anzuelo— me decía mi caballero. No era el mejor de los planes y sin duda con más tiempo y más información podríamos hacer mucho más, pero el día del muy planificado evento de sacrificio se acercaba y teníamos que actuar lo antes posible. Teníamos el beneficio de que sabíamos cuáles iban a ser los pasos de la gente de Sarassea y también de que estarían buscándome, inclusive estábamos seguros de que tendrían hombres completamente atentos, así yo estaba cerca, pues conocían mis planes y que yo iba a venir a la capital en algún momento. Sabíamos que habían algunos soldados de Sarassea, que iba a hacer lo posible por encontrarme primero, inclusive arriesgándose a entrar en el bosque que sin duda deben haber evitado a toda costa. Harían eso y más, con tal de tenerme primero y cobrar posiblemente la recompensa. Pavel debía ser un rey espantoso para sus propios soldados, como para que lo traicionaran tan fácilmente por un emperador extranjero. Mi p
NaiaraMe espanté con lo que encontré cuando entré a su carpa. Era todo lujo y exceso como si quisiese traer Sarassea aquí al imperio. Sin duda las mujeres habían estado básicamente en un rincón, aun cuando el espacio era grande y cómodo. Veía sus cosas tiradas, ropas y unas bolsas.Era realmente aterrador traer a sus propias acompañantes a una guerra, algunas simplemente ni las conocería. Todas serían sin duda obligadas, con la simple esperanza de que alguno le diera un hijo que sobreviviera.Pavel se sentaba muy plácidamente mientras volvía a tomar a la chica que quedaba y le pedía que se sentara cerca de él, mientras él la amenazaba con una espada. El rey no quería perder el control prácticamente bajo ningún concepto. —Bien…. princesa, me alegra que por fin hayas entendido, que estuvieras aquí por las buenas. La diosa solo saben cuánto yo quería tenerte como mi esposa y todo lo que te daría, si simplemente hubieses accedido mis pedidos— decía el rey muy tranquilo como si no acabar
Azaleia Yo cada vez me impresionaba más de mi prima, su poder realmente era algo fuera de este mundo, y mientras estábamos en este nuevo campamento se podía sentir como la sola presencia de ella cambiaba la situación. Habíamos dispuesto a entrenar y yo veía como ella se concentraba cada vez más y controlaba su luz. Parecía que hasta el bosque cambiaba y los árboles la escuchaban. Había sido derrotado un gran enemigo, alguien que había hecho mucho daño… y ahora era como si el mundo la escuchara. Y todos estábamos de acuerdo en que todavía tenía mucho que mostrar. Muchos de los soldados de Sarassea tenía miedo de ella, y era increíble cómo habían sido de dañinos los rumores creados por el emperador, que habían dibujado a mi prima como una persona que no era. Afortunadamente, eso tenía un remedio y era que Naiara se acercara a las personas y les hablara de su propósito y de los planes que ella tenía. Layne y los soldados del Sur también contaban sus experiencias, y solo con verla el
Azaleia ¡Por la diosa de todas las personas que podía encontrarme!Había tenido la esperanza de que Layne o el comandante real los detuviera, pero aquí estaba yo con uno de mis grandes enemigos. No solo alguien que destruyó la familia de mi esposo, mi propia familia, sino que nos había declarado prácticamente la guerra.Y en vez de buscar que no libráramos a los prisioneros o a los animales, o atacar a su primo, o defender el palacio, o inclusive buscar a mi prima la princesa, posiblemente la enemiga número uno en este momento del imperio... había venido hasta aquí buscándome. Para mí eso no era ninguna casualidad. —Sabía que ibas a ser un problema del momento en que entraste al castillo de mi padre... y te colaste en la cama de mi hermano. Pero en cuanto supe de tus bajos orígenes... me propuse que no podrías ensuciar el legado de mi familia—decía acercándose a mí.Yo le hacía señas a Mer para que continuara ayudando a los animales. Yo me tenían que encargar de Heral de una u otra
Naiara Mi señora Siri decía que usualmente no tomábamos las mejores decisiones, que en general no era fácil saber cuáles eran las correctas, sino que simplemente hacíamos lo que creíamos mejor en el momento. Y en una situación como esta, prácticamente de guerra, yo me preguntaba si había alguna forma de hacerlo diferente. Había que pensar en tantas cosas: en que hubiera menos víctimas, en que se gastara menos recursos, en que sufriremos lo menos posible. Mi medio hermano se había atrincherado aquí y por más que quisiéramos no había forma de sacarlo. Era como si se hubiese propuesto a que yo viniera hasta acá a enfrentarlo, casi se podría decir que era su objetivo, traerme hasta aquí. Podría haberme quedado afuera, esperándolo eternamente, y quizás atacar y exponer a todo el mundo, y yo creía fielmente que no iba a lograr nada con eso. Así que aquí estábamos en uno de los salones del palacio imperial, en una lucha encarnizada en donde yo no sabía si iban a haber ganadores, sino
Azaleia Por supuesto que yo no podía irme así como así y tampoco el resto. Habíamos visto como atrapaban a mi prima, al caballero y también a Rise. Estábamos en medio del bosque que era nuestro lugar y en vez de sentirme en calma, me sentía aprisionada. —No podemos quedarnos de brazos cruzados... —decía Mer. Yo miraba a toda la gente que habíamos logrado liberar, ahora estaban todos en medio del bosque. Habían señores y señoras mayores, jóvenes, y algunos pocos sacerdotes y sacerdotisas. Yo sabía que ya algunos había muerto mientras los soldados atacaban y el corazón se me encogía. La mayoría de los animales también se había dispersado, quedaban unos pocos, la pequeña ardilla que no me dejaba y también el lince que ahora se enredaba entre mis piernas. Veía a Ónix agitado caminando de un lado a otro y a su padre viéndolo preocupado. —¿Qué hacemos?— le susurré a los lobos y me miraron inmediatamente y ya sabía su respuesta. —Tenemos que volver... —dije y la idea no nos agradaba
Layne—¡Camina basura creyente de la luna! — me decía mientras me arrastraban. Me habían llevado a lo que parecía hacer las mazmorras a golpe de trompicones, no sabía a dónde se habían llevado a Rise, ni que había pasado con el resto, esperaba que huyeran.La idea de que mi princesa estuviera en manos de su medio hermano me aterraba. Ahí era justo donde ella no debía estar, todo lo que habíamos peleado y luchado era simplemente para evitar eso, y había caído sin ningún sentido. Había sido demasiado esfuerzo para ella, era poderosa, pero todo esto iba a afectarle tarde o temprano, y yo debí haberlo previsto.Las mazmorras están repletas y algo me hacía pensar que Markus había hecho encarcelar prácticamente a cualquiera que lo mirara mal, o cualquiera que él pensara que era un enemigo. Habían por lo menos dos decenas por cada celda y por el estado de ellos parecía que no tenían aquí mucho tiempo. ¿Es que acaso que este hombre pensaba encerrar a toda Halia?. Y mientras caminaba por lo
Naiara Me habían arrastrado, sostenida por los brazos, como si yo no fuera nada. Lejos quedaba esa mujer que se había parado en el jardín a pelear con todo lo que tenía. Había avanzado mucho en mis aprendizajes y en controlar mi poder, pero había sido una tontería pensar que ya lo tenía completamente controlado. Esa energía que fluía antes en mí, ahora parecía completamente extinta, por más que yo quisiera llamarla era como buscar en el fondo de un gran pozo, tanteando en la oscuridad. No sabía se había perdido eso o simplemente estaba tan agotada que no podía verlo, así lo tuviera frente a mí. Había sido irresponsable y creída. Había luchado por supuesto por defender a los demás y ahora... no sé dónde estaría el señor Rise, ni tampoco mi caballero y mucho menos si el resto de las personas y mi prima habían podido huir y estar realmente a salvo. Mi cuerpo se sentía como una tela pesada, sin vida ni forma. Yo solo veía las pisadas y las losas gastadas del camino, los zapatos y bo