Liam estaba inmerso en su propio mundo, moviéndose con agilidad en la cocina mientras colocaba los ingredientes sobre la encimera. Quería preparar algo especial para Derek, una cena que reflejara lo mucho que le importaba.Revisó la nevera y encontró varias opciones: pollo, carne y pavo. Después, seleccionó algunos vegetales frescos y varios condimentos que sabía complementarían perfectamente la comida. Todo estaba listo para comenzar cuando el sonido del timbre rompió su concentración.Al principio, no lo escuchó. Estaba tan centrado en la tarea que el primer timbrazo se perdió en el aire. Sin embargo, el segundo sonido lo sacó de su ensimismamiento. Liam se detuvo, miró hacia la entrada y se limpió las manos en el delantal que llevaba puesto. Con pasos rápidos, fue hacia la puerta, giró la manilla y la abrió.—Buenos días —dijo un chico castaño con una sonrisa y varias bolsas en las manos. —Espero que nos recuerdes.Detrás de él, un hombre de cabello negro lo acompañaba, con una pos
James se levantó del sofá con una agilidad natural, tomando la mano de Sean mientras lo hacía. La calidez entre ellos era palpable, una conexión que era evidente incluso en los gestos más pequeños. Sean lo siguió sin dudar, aunque lanzó una última mirada a Liam con una sonrisa amable.—Nosotros cumplimos en traerles algo de comer, ahora nos vamos —dijo James mientras estiraba ligeramente su cuerpo, alisando su camiseta después de estar sentado.Sean asintió, apretando un poco más la mano de James en un gesto de apoyo silencioso. Estaba claro que ambos respetaban la necesidad de Derek y Liam de tener un tiempo a solas, sobre todo considerando lo que estaba por venir.— No tienen que irse, pueden esperar a que regresemos de la casa de Liam —intervino Derek, su mirada fija en su hermano menor mientras cruzaba los brazos frente a su pecho—. Quiero que hablemos sobre algo, James.James parpadeó, con una leve sorpresa en su expresión, pero rápidamente recuperó la compostura. Aunque no eran
Había verdad en las palabras de Derek, y aunque Liam lo sabía, no podía evitar el dolor que aún le causaba. Asintió lentamente, dejando que Derek presionara el botón correcto en el ascensor. Las manos de Derek sobre las suyas eran una constante reafirmación de que no estaba solo en esto, de que, a pesar de todo, siempre tendría a alguien a su lado.Mientras el ascensor subía, el silencio entre ambos se mantuvo, pero ahora no era incómodo. Era como si ambos entendieran que las palabras sobraban, que solo la cercanía entre ellos importaba en ese momento. Liam respiró hondo, tratando de calmar los latidos frenéticos de su corazón. Pronto llegaría al que había sido su hogar, pero esta vez no lo haría como la misma persona. Había cambiado, había crecido, y con Derek a su lado, sabía que esta era solo una batalla más que tenía que enfrentar para poder cerrar ese capítulo de su vida.El ascensor se detuvo con un leve sonido metálico, y antes de que las puertas se abrieran por completo, Liam
Liam no podía detener las lágrimas. Su cuerpo se sacudía con cada sollozo, como si todo el dolor acumulado durante años estuviera finalmente encontrando una salida. Derek, que lo observaba desde el borde de la cama, sentía cómo cada una de esas lágrimas desgarraba su corazón un poco más. No importaba que estuviera justo a su lado, sosteniéndolo, amándolo. El peso del sufrimiento que Liam cargaba era una herida invisible que Derek no podía sanar solo con su presencia, y esa impotencia lo consumía.Sin embargo, no iba a rendirse. Con una determinación tranquila, Derek se sentó junto a él, apoyando una mano firme y cálida en la espalda de Liam. Comenzó a masajear suavemente, intentando aliviar aunque fuera un poco de la tensión que se acumulaba en esos músculos tensos por el dolor y la angustia. No necesitaba decir nada; solo estar allí, ser un refugio en medio de la tormenta que arreciaba dentro de Liam.Liam alzó la vista, sus ojos hinchados y rojos por el llanto. Su mirada buscaba alg
Liam abrió los ojos en medio de la noche, apenas adaptándose a la oscuridad de la habitación. Al principio, pensó que quizás seguía soñando, pero al ver a Derek junto a él, durmiendo plácidamente con un brazo sobre su cintura, comprendió que todo lo que había vivido en esas últimas horas no era un sueño, sino la realidad que había elegido. Aquella visión de Derek, tan tranquilo y en paz, le provocó el impulso de besarlo y dejar que todo se descontrolara de nuevo. Pero sabía que al día siguiente Derek tenía que ir a su empresa, y lo último que quería era interrumpir su descanso.Suspiró suavemente y, haciendo un leve puchero, volvió a acomodar su cabeza sobre el brazo de Derek. Se quedó en silencio, observando el movimiento pausado del pecho de Derek al respirar. Justo cuando pensó que él seguía profundamente dormido, la voz ronca de Derek rompió el silencio, sobresaltándolo.— ¿No puedes dormir, cielo? —preguntó Derek sin abrir los ojos, su tono ronco y adormilado.Liam se tensó un po
La habitación se llenó de una tensión palpable tras la respuesta de Derek. El silencio que siguió fue pesado, como si las paredes mismas retuvieran la respiración. Derek observaba cada pequeño gesto de Liam, desde el ligero temblor en sus manos hasta el movimiento nervioso de sus ojos. Sabía que había removido algo profundo en él, algo que no podía deshacerse tan fácilmente con promesas.— Esa es una vida de la que no se sale tan fácilmente, Liam —dijo Derek con voz grave, casi en un susurro, como si no quisiera que esas palabras se volvieran reales al pronunciarlas en voz alta.Liam sintió un escalofrío recorrer su espalda, el peso de esas palabras cayendo sobre él como una losa. Lo había sospechado, quizás incluso lo había sabido desde el principio, pero oírlo de la boca de Derek lo hacía innegable.— Eso quiere decir que sí —respondió Liam, su voz temblando mientras intentaba procesar lo que significaba.El cuerpo de Liam comenzó a estremecerse ligeramente, y Derek lo sintió de inm
Derek estaba sentado frente al volante, pero aún no había puesto el coche en marcha. El silencio dentro del vehículo era cálido, cómodo, mientras ambos se sumergían en la tranquilidad del momento. Liam, sentado a su lado, sentía la mirada de Derek sobre él, intensa y llena de admiración. De repente, Derek alzó una mano y, con delicadeza, acarició la mejilla de Liam, sus dedos recorriendo su piel con una suavidad casi reverente.—Eres tan hermoso —murmuró Derek, su tono bajo pero cargado de afecto, mientras continuaba tocándolo, sin apartar la mirada de su rostro.Liam, con una sonrisa suave en los labios, no pudo resistirse. Se inclinó hacia Derek y lo besó en los labios, un beso breve pero lleno de sentimientos, como si en ese pequeño gesto quisiera decirle todo lo que sentía sin usar palabras.Cuando se separaron, Derek sonrió con ternura y miró hacia el horizonte a través del parabrisas.—¿Qué te parece si esta noche vamos a cenar? —preguntó, todavía con esa calidez en su voz—. Pue
Derek entró en su oficina como una tormenta imparable, su rabia palpable en cada paso que daba. El simple hecho de haberse encontrado con los periodistas en la entrada de su empresa ya lo había sacado de sus casillas, pero ver cómo exponían a Liam de esa manera, cómo lo arrastraban a su mundo caótico, lo ponía aún peor. No soportaba la idea de que alguien más pudiera dañarlo, ni siquiera con palabras. —Derek, por favor, tienes que calmarte —la voz de Liam, suave pero cargada de preocupación, lo seguía de cerca mientras Derek se movía por la habitación como una fiera atrapada en una jaula.Liam podía sentir la tensión en el aire, cómo la energía de Derek irradiaba ira contenida, y sabía que tenía que hacer algo para tranquilizarlo antes de que las cosas empeoraran. Se acercó lentamente, cada paso calculado para no encender más la furia de Derek.—No puedo evitarlo, Liam —respondió Derek, deteniéndose abruptamente. Se dio la vuelta, mirándolo a los ojos con una intensidad que hizo que