Isabella Don Augusto, me despierta a gritos, estoy empapada en sudor y el corazón me late a mil por hora, esto va mal, quizás el podría resolver las cosas y yo solo me aceleré, giro mi rostro para ver a mi viejito que luce preocupado. —Perdón, mi viejito bello creo que me dejé llevar —bajo la mirada. —Creo que si, me vas a contar que paso o ¿tengo que adivinarlo? —me sonríe sentándose en la cama a mi lado. Le devuelvo el gesto, bajo la vista y jugueteo con mis pulgares; mi viejito toma mi barbilla y levanta mi rostro, nos vemos a los ojos, su presencia me da tanta calma. —Esta mañana antes de ir a ti casa, me di cuenta que se le habían olvidado unos documentos a Clark, en casa, así que se me hizo buena idea ir a entregarlos antes —suspiro largo —cuando iba a abrir la puerta de su oficina, escuché la voz de una mujer... —¿Te estaba engañando? Se lo advertí, pero que pasa co los hombres de ahora —empieza a refunfuñar y te go que detenerlo. —No, no, no, no, el no me estaba eng
IsabellaMe despierto a mitad de la noche, las pesadillas no me dejan dormir y la intranquilidad me invade; debí esperalo y hablar con él, esperar alguna explicación sobre quien era esa mujer y porque hablaba de lastimarnos, y en lugar de eso me dejé guiar por mis miedos y ahora la culpa no me deja ni dormir.Necesito hablar con Clark, explicarle el porque de mi repentina partida, y sobre todo esperar a que no se encuentre tan enojado conmigo por huir de su lado. me coloco la bata que nos proporciona el hotel, y salgo a la estancia de la suite a tomar un poco de agua,me siento empapada en sudor y muy hambrienta.Con todo esto ni siquiera me he acordado de comer algo, encuentro un frutero con manzanas y tomo una, por lo menos logra calmar un poco mi estomago, me sieto fatal, no solo es el malestar del embarzo, tambien las consecuencias de mis pésimas decisiones.Me siento en una silla cerca del balcón y observo la bella ciudad de noche, me pongo der pie y abro el ventanal para salir, el
Augusto Estaba por mostrarle un hermoso vestido de maternidad a Isabella, cuando la tienda se llenó de detonaciones, humo, gritos; solo atine a protegerme detrás de un muro. Cuando todo acabó salí a buscarla, sin embargo, por más vueltas que dí, no pude dar con ella; pase horas buscando entre los rescatados pero nada. En este momento estoy de regreso en el hotel, una maldita redada. Tomo el móvil y marco a Clark, el tiene que venir aquí y resolverlo, el tiene que... —Don Augusto, que gusto de saludarlo ¿cómo están mis amores? —cierro los ojos con fuerza. —Clark... —Deme un segundo —se escucha lejano y que solicita algunos documentos —listo ¿en qué estábamos? Ah si, voy por ustedes al aeropuerto, solo dígame a que hora llega el vuelo. —Necesito que vengas. —¿Todo bien? —empiezo a sollozar. —Hubo un tiroteo en la plaza donde estábamos, no se donde está —rompo completamente en llanto. Se queda en silencio por mucho tiempo, mi llanto cada vez es más grande, en este momento pare
IsabellaNos suben a una camioneta, solo somos la dependienta y yo, nos amenazan a punta de armas de gran calibre; más parece que efectivamente, como la chica de la tienda lo mencionó, iban por ella, solo estábamos en el lugar y hora incorrectas.La joven me abraza y se da cuenta como cubro mi vientre, me pregunta cuanto tiempo tengo y le digo que menos de un mes. Me promete que todo va a estar bien y que no va a permitir que ese tipo nos haga daño a mi bebé y a mi.Me abraza nuevamente y permite que me desahogue; solo quiero regresar a casa junto a Clark, ser una familia feliz y estar a salvo, y justo pasa esto por mi inmadurez. Jamás me voy a perdonar si algo le pasa a mi hijo, en este momento estaríamos seguros junto a él, estaríamos trabajando y dejándonos consentir por Clark. —¿Siempre hablas en voz alta? —lloro con más fuerza.—Perdón —es todo lo que logro decir, pues el llanto no me permite más.—Ese Clark, si que es afortunado, tiene a una mujer que lo ama y se ve que el tamb
IsabellaHace un par de días llegó la confirmación de la reserva en el hotel más lujoso de todo el estado, es para le fecha de nuestro aniversario.Últimamente Frank, mi esposo, ha estado un poco cariñoso conmigo, y eso es como un sueño hecho realidad. Por primera vez en tres años de matrimonio, puedo ver una pizca de afecto hacia mi de su parte.Estoy terminando de aplicar el labial sobre mis labios, me compré un conjunto de lencería en encaje, espero que el negr* sea de su agrado. Salgo de casa con toda la felicidad del mundo, al fin nuestro matrimonio empieza a sentirse real. Hace cuatro años que salí de la universidad, entre a trabajar en Silver Corporation; me volví la mano de derecha de don Augusto Silver, patriarca de la familia Silver.Él me propuso un acuerdo matrimonial con su nieto Franklin, pues decía que juntos lograríamos llevar a la empresa a niveles jamás vistos.Yo acepte con todo el gusto del mundo, pues desde la universidad, yo estaba enamorada de Frank; fue un sue
IsabellaSolo veo su espalda alejarse, las piernas me fallan y caigo de rodillas aún dentro de la caja metálica. Ese hombre tiene razón, soy tan ridícula y patética. Me levanto aun con el ardor del golpe, abrazo la poca dignidad que me queda y salgo del hotel cubriendo mi rostro. Escucho la voz de Frank, a mi espalda y apresuró el paso, no quiero oírlo, no quiero tenerlo cerca. Paro el primer taxi que pasa y me alejo viendo como sigue gritando mi nombre.—¿A donde la llevo señorita? —me pregunta el taxista.—Solo avance por favor.Me giro sobre el respaldo y veo a Frank, que trata de alcanzar el auto, le pido al chófer que no pare. Mi vista sigue fija atrás, no puedo volver a confiar en él.Por un minuto pienso en ir a casa y recoger mis cosas; ya es de noche y no creo poder entrar y menos si ellos están ahí.Mi móvil suena distrayendo mis pensamientos, por un momento creí que era Frank, más al ver la pantalla, es el abuelo quien llama.—Hola abuelo —trato de sonar normal. —Mi quer
IsabellaMe toma de la barbilla con demasiada fuerza, el dolor hace que una lagrima salga y solo entonces es que deja de ejercer presión, más no me suelta. Me jala abrazándome y por más que quiera luchar contra él, tiene mis brazos aprisionados entre los suyos. Tengo miedo de él, jamás me había gritado siquiera y ahora no solo me... Eres tonta Isabella.—Frank, por favor suéltame, no tiene caso está escena, mira si lo que quieres es que tu familia no sepa de su relación; no hay problema, solo dejame regresar a mi antigua casa, te juro que no los voy a molestar pero no me hagas esto por favor —digo al borde del dolor, con cada palabra su agarre se hace más fuerte.—No, es que no lo entiendes, vamos a casa mi amor, por favor vamos a hablarlo. Hay cosas que no sabes y tengo que decirte —dice mientras toma mi rostro entre sus manos.Su mirada suplicante me pide que en silencio una oportunidad, más mi corazón me grita que ya nos lastimó y mi cerebro me hace poner las manos sobre su pecho
Narrador omniscienteEl hombre sintió la necesidad de abrazarla, había escuchado y visto todo pues la puerta estaba abierta. Desde que la vio al salir del ascensor cuando llegó, algo se removió en su pecho.Parecía un acosador esperando a la frágil chica; y claro que lo era ¿quien en su sano juicio espía a una desconocida?Dentro del elevador esperó hasta que la chica entró y pidió la planta baja, se aguanto las ganas de acercarse y poder abrazarla, su frío corazón la añoraba, sin embargo, se abrazó a si mismo y solo la veía.Cuando al fin llegaron a su destino, le tendió el pañuelo qué su madre le dio cuando era pequeño, era un recuerdo invaluable qué regresaría a él de una u otra forma.Salió fingiendo que no le afectaba, pero con la idea firme, de volver a verla y más pronto de lo que se esperaba.Al llegar a su oficina, le pidió a su asistente que retirara todos los beneficios de la antigua socia, ya no necesitaría de sus incompetentes servicios; era hora de hacer liquidaciones.—