Narrador omnisciente
El hombre sintió la necesidad de abrazarla, había escuchado y visto todo pues la puerta estaba abierta. Desde que la vio al salir del ascensor cuando llegó, algo se removió en su pecho. Parecía un acosador esperando a la frágil chica; y claro que lo era ¿quien en su sano juicio espía a una desconocida? Dentro del elevador esperó hasta que la chica entró y pidió la planta baja, se aguanto las ganas de acercarse y poder abrazarla, su frío corazón la añoraba, sin embargo, se abrazó a si mismo y solo la veía. Cuando al fin llegaron a su destino, le tendió el pañuelo qué su madre le dio cuando era pequeño, era un recuerdo invaluable qué regresaría a él de una u otra forma. Salió fingiendo que no le afectaba, pero con la idea firme, de volver a verla y más pronto de lo que se esperaba. Al llegar a su oficina, le pidió a su asistente que retirara todos los beneficios de la antigua socia, ya no necesitaría de sus incompetentes servicios; era hora de hacer liquidaciones. —Necesito que averigües todo de esta mujer —le solicito al asistente mostrándole una foto. Fue todo, no había nombres, ni apellidos, empleos o escuelas, solo una imagen borrosa qué mostraba a penas el rostro de la mujer. El asististe sabía que no podía preguntar nada más, solo pidió que le enviara la imagen para empezar la búsqueda. El hombre, le dio una hora para tener la información que requería, aún no estaba seguro del porque, solo sabía que la quería a su lado. Cansado, se recostó en el sofá de su lujosa oficina, era tarde ya, así que encendió un cigarrillo y lo fumó con algo de ansiedad. Se preguntaba quien era esa mujer que lloraba por el perdedor de Silver, y que hacía la nueva rica con él. Mientras se perdía en sus pensamientos, no se dio cuenta que tan rápido pasó el tiempo. Hasta que su mano derecha llegó con el informe. —Lo tengo señor, no va a creer lo que descubrí. De inmediato se puso en pie y casi le arrebata la carpeta de las manos al joven; leyó con cuidado cada línea, capturó en su mente cada imagen, y ahora tenía más que claro lo que deseaba. —Esperaremos a mañana, ve a descansar. Con eso ambos salieron del corporativo y se dirigieron a sus hogares. La noche completa se la pasó observando las fotos de la delicada señorita; a la par, revisaba el informe y no podía creer que Silver, fuera un idiota. ¿Cómo cambiabas a la más hermosa de las mujeres, por una cualquiera? Por suerte para él, eso era justo lo que necesitaba. Envío un último mensaje a la persona de su más entera confianza y pidió montarán guardia permanente para su futura mujer. Una enorme sonrisa se dibujo en su rostro y por fin pudo cerrar los ojos, soñando con aquella linda sonrisa que vio en la última foto de la noche. POV Isabella Ganas de voltearle la cara de un puño no me faltaron; el desgraciado me la supo hacer, pero esto no se va a quedar así, a ver que cara pone mañana el imbécil. Se escucha el suspiro del abuelo seguido de la sonrisa triunfante del idiota de mi esposo. Hijo de la conchinchina, se gira y sale silbando como si nada, como si no lo hubiera atrapado con su hermanamante cogiendo. Siento como la cara se me pone roja, el abuelo se ríe pensando que es de pena, cuando la realidad es de coraje. —Vamos hija, el pastel y el té, nos esperan en el despacho —su rostro feliz por algo que nunca será. Resignada me levanto de mi asiento y avanzo hasta él, tomo su silla de ruedas y vamos a su oficina, a ver que me invento. Entramos y nos sumimos en un profundo silencio; esto no es para nada como lo esperaba, algo esconde mi viejito lindo y lo voy a averiguar. —A ver mi hermoso abuelo ¿que tienes? Estas muy callado y eso no es normal en ti, dime lo que sea, aquí estoy —me pongo a su altura y lo veo a los ojos. —Hija mía —vacila un poco y suspira —sé que no eres feliz con mi nieto, y sé que parte de tu desdicha es mi culpa —trato de hablar, pero me detiene —yo estoy consciente de ello. De alguna forma te obligué a casarte con él; aunque tu amor es palpable, se que Franklin, siempre ha sido distante contigo. Pensé que estando en casa las cosas mejoraría en su relación, me volví a equivocar. Hija, el plazo de su matrimonio vence hoy, no voy a obligarte a seguir con este cuento, en el cajón de mi escritorio, están los papeles del divorcio. No voy a seguir robando tu tiempo, y tampoco voy a permitir que Franklin, crea que puede seguir viéndome la cara. —Abuelo yo... —las lágrimas surcan nuestros rostros —gracias —me atrevo a responder luego de un largo silencio. Lo abrazo con una mezcla rara de emociones; por un lado me siento aliviada, al ser mandato de don Augusto, Frank, no podrá oponerse. Por otro lado me siento triste, y no por mi ex marido, por mi querido viejito. Si hay alguien que realmente siente cariño por mi, es él, porque hasta mi ex suegra es un hígadito conmigo. Pero su sueño se le hará realidad, tanto que decía que sería feliz si su hijo estuviera con la araña, que ahora si podrá dormir en paz. —Y no te preocupes por nada, no tienes ninguna responsabilidad ni conmigo, ni con la empresa. Eres libre de buscar tu camino hija, se feliz mi niña —acaricia mi rostro y limpia mis lágrimas. —Te voy a extrañar mucho mi viejito lindo —soy honesta. —Cuando gustes, si es que lo haces; esta casa tendrá las puertas abiertas para ti siempre. Esto nunca volverá a ser como antes, pero podrás contar con mi apoyo para lo que necesites —su voz se quiebra. —Me encantaría volver a mi antigua casa, pero pues eso no podrá ser. Tengo unos ahorros, voy a rentar un departamento cerca del centro, ya sabes, necesito encontrar empleo. —Tengo uno en la zona norte, no es muy lujoso, pero te quedará cerca de todas las oficinas de enormes empresas, eso te ayudará a moverte y no preocuparte por la renta. Además, nadie sabe de la existencia de ese lugar —intento negarme —acepta, te lo debo. Me quedo meditando lo que dice y unos minutos después, asiento con una sonrisa, y lo abrazo. Nos quedamos horas platicando, el tiempo se nos fue volando. Sé que no será la última vez que hable con mi viejito, pero si sé, que pasará algún tiempo antes de que volvamos a reunirnos. Nos despedimos alrededor de las tres de la madrugada, lo dejo en su habitación y me voy a la que Loli, se encargo de disponer para mi. Me doy una ducha larga, una donde mi vida de los últimos tres años pasa frente a mis ojos como una película triste. Al terminar me voy directo a la cama, no me importa tener el cabello mojado, ya no tengo que aparentar nada. Se siente bien ser libre.NattashaEstoy en casa de Franky, lo estoy esperando hace bastante rato pero no llega, creo que se le olvido que estaba aquí.La estúpida sirvienta pretende sacarme, no se da cuenta que pronto yo seré la dueña y señora de esta casa, y entonces veremos quien corre a quien. Aprovecho el tiempo para revisar detalles que no me gustan y ver que voy a cambiar, que será prácticamente todo; esa mojigata carece de buen gusto. Subo a las habitaciones y entro a la mayoría, casi todas están vacías, y dos sirven para huéspedes. Pero hay un par que está bajo llave, lo que me parece perfecto, pues quiere decir que cada uno tiene su recamara y ni siquiera se ven por error. Solo espero que mi plan haya funcionado y esa tarada al fin entienda que este, no es su lugar. Muy pronto al fin tendré la vida que realmente merezco, al lado del hombre que amo. Tanto esfuerzo no se puede ir por la borda, hasta convencí a papá de casarse con la desabrida de Clarise, solo para conseguir mi gran gran sueño, ser
Augusto Hace un par de horas mi querida Isabella se fue de casa, no estoy para nada contento con mi decisión; sin embargo, no era justo para ella estar atada a un matrimonio falso. Se perfectamente que ella ama a mi nieto, más no se que pensar de Franklin. Cuando le propuse el compromiso con Isabella, parecía tan feliz, como si le hubieran dicho que se sacó la lotería. Es más, durante esas semanas sin que nadie supiera había planeado la luna de miel él mismo, pero el día e la boda algo cambió y aún no logró descifrar que es. Muchas veces he intentado que me diga el porqué de ese cambia tan abrupto, siempre encuentra un pretexto para cambiar la conversación. El sabia perfectamente que el contrato de matrimonio solo era por tres años y que al finalizar, si no había un heredero, ambos firmarían el divorcio sin pretextos. Por primera vez en años, puede ver en el rostro de Isabella, un atisbo de alegría y alivio, que no había tenido desde que la casé con mi nieto. Estoy más qu
IsabellaHace un par de días llegó la confirmación de la reserva en el hotel más lujoso de todo el estado, es para le fecha de nuestro aniversario.Últimamente Frank, mi esposo, ha estado un poco cariñoso conmigo, y eso es como un sueño hecho realidad. Por primera vez en tres años de matrimonio, puedo ver una pizca de afecto hacia mi de su parte.Estoy terminando de aplicar el labial sobre mis labios, me compré un conjunto de lencería en encaje, espero que el negr* sea de su agrado. Salgo de casa con toda la felicidad del mundo, al fin nuestro matrimonio empieza a sentirse real. Hace cuatro años que salí de la universidad, entre a trabajar en Silver Corporation; me volví la mano de derecha de don Augusto Silver, patriarca de la familia Silver.Él me propuso un acuerdo matrimonial con su nieto Franklin, pues decía que juntos lograríamos llevar a la empresa a niveles jamás vistos.Yo acepte con todo el gusto del mundo, pues desde la universidad, yo estaba enamorada de Frank; fue un sue
IsabellaSolo veo su espalda alejarse, las piernas me fallan y caigo de rodillas aún dentro de la caja metálica. Ese hombre tiene razón, soy tan ridícula y patética. Me levanto aun con el ardor del golpe, abrazo la poca dignidad que me queda y salgo del hotel cubriendo mi rostro. Escucho la voz de Frank, a mi espalda y apresuró el paso, no quiero oírlo, no quiero tenerlo cerca. Paro el primer taxi que pasa y me alejo viendo como sigue gritando mi nombre.—¿A donde la llevo señorita? —me pregunta el taxista.—Solo avance por favor.Me giro sobre el respaldo y veo a Frank, que trata de alcanzar el auto, le pido al chófer que no pare. Mi vista sigue fija atrás, no puedo volver a confiar en él.Por un minuto pienso en ir a casa y recoger mis cosas; ya es de noche y no creo poder entrar y menos si ellos están ahí.Mi móvil suena distrayendo mis pensamientos, por un momento creí que era Frank, más al ver la pantalla, es el abuelo quien llama.—Hola abuelo —trato de sonar normal. —Mi quer
IsabellaMe toma de la barbilla con demasiada fuerza, el dolor hace que una lagrima salga y solo entonces es que deja de ejercer presión, más no me suelta. Me jala abrazándome y por más que quiera luchar contra él, tiene mis brazos aprisionados entre los suyos. Tengo miedo de él, jamás me había gritado siquiera y ahora no solo me... Eres tonta Isabella.—Frank, por favor suéltame, no tiene caso está escena, mira si lo que quieres es que tu familia no sepa de su relación; no hay problema, solo dejame regresar a mi antigua casa, te juro que no los voy a molestar pero no me hagas esto por favor —digo al borde del dolor, con cada palabra su agarre se hace más fuerte.—No, es que no lo entiendes, vamos a casa mi amor, por favor vamos a hablarlo. Hay cosas que no sabes y tengo que decirte —dice mientras toma mi rostro entre sus manos.Su mirada suplicante me pide que en silencio una oportunidad, más mi corazón me grita que ya nos lastimó y mi cerebro me hace poner las manos sobre su pecho