Los meses se fueron en un abrir y cerrar de ojos. Todo parecía estar bien, pero algo me daba la leve impresión de que no era así. Aunque Aiden sigue siendo el mismo hombre amoroso, detallista, atento y perfecto de siempre, en su mirada noto algo más. Es como preocupación y miedo, tal vez. Quiero creer que se debe a nuestra boda; yo también me encuentro de la misma forma. Estamos a días de casarnos, por lo que es normal estar tan nerviosos y ansiosos, ¿no?.
Tessa y yo vinimos a hacernos la última prueba de nuestros vestidos, y lo que me sorprendió fue el hecho de que el mío me quedara ajustado.
—Es imposible, las medidas son las tuyas. No puede haber equivocación alguna —dijo Miranda, la diseñadora de mi vestido viendo su libreta.
—¿Y entonces que hacemos? La boda es en tres días. He venido cuidando mi alimentación, pero al parecer no me ha funcionado —reí nerviosa.
Tessa tomó mi mano y me dio un suave apretón.
—Déjame verificar que sea tu vestido, aunque equivocarme es algo que nunca me ha sucedido en la vida —asentí, hecha un manojo de nervios—. En efecto, este vestido es el tuyo. Hace unas semanas que viniste te quedaba bien,¿no?.
—Sí... ¿se puede hacer algo, Miranda?.
Se mantuvo en silencio por unos instantes.
—Por supuesto que se puede hacer algo; todo en la vida tiene una solución —sonrió.
Suspiré aliviada.
—Eres la mejor, Miranda. Prometo no subir más de peso por estos tres días —reímos.
—Déjame tomar las medidas.
Tomó las medidas de mi vientre y espalda, mientras Tessa abría los ojos grandemente.
—Sara, ¿y si estás embarazada? —no sé porqué su comentario me hizo reír—. Es una posibilidad, ¿no?.
—No, no lo es. Aiden y yo nos cuidamos mucho, es imposible que esté embarazada —aseguré.
—No está demás que te hagas una prueba y así salir de dudas. Además, los métodos de planificación no son completamente seguros.
—Deberías hacer caso a tu amiga. Solo ha pasado un mes desde la última vez que te probaste el vestido. Se supone que, si te estás cuidando en la alimentación, no deberías haber subido más de peso.
—Son los nervios de la boda —debatí—. Esta es mi constitución, pero al comer demás por los nervios me tiende a subir más de peso. Un embarazo es imposible a estas alturas...
—Bueno, solo decíamos —Tessa se encogió de hombros—. Igual, pienso que deberías ir y hacerte un chequeo.
Me lo pensé por unos minutos. Un bebé es algo de lo que aun no hemos hablado con Aiden. Sueño con tener uno y formar una familia completa, pero todo a su debido tiempo. Por el momento solo quiero disfrutar del principio de nuestro matrimonio a más no poder. Más adelante no nos estaría mal tener hijos.
—Iré, pero solo para sacarte esa duda que se te ha sembrado en la cabecita —Tessa asintió sonriendo—. Estoy totalmente segura que embarazada no lo estoy.
Después de haber terminado con el vestido de Tessa, que por cierto le quedó hermoso, fuimos hacia un laboratorio muy cerca de la Editorial. No voy a negar, saber el resultado de los análisis de sangre que me han realizado me pone nerviosa y también me hace dudar. Desde que empecé mi vida sexual con Aiden siempre he planificado. Es imposible que esté embarazada, de ser así, ya me habría dado de cuenta, ¿no?.
Contemplé los edificios del frente de la editorial y me absorbió un sentimiento de felicidad, miedo e impaciencia. Cuánto deseo que el gran día llegue para unir mi vida al hombre que más amo en el mundo.
Un mensaje en mi teléfono me dio aviso de que mis padres ya habían llegado a Milán, pero un correo en mi computadora me hizo detener antes de que tomara mi bolso e ir por ellos.
«Te dejo un pequeño adelanto de lo que te espera como la esposa de Aiden Bardot, pero, ¿qué más puedes esperar de un asesino como él?».
Decía el mensaje más una imagen adjunta en la cual no se apreciaba bien el rostro del hombre que, con gran sevicia, crueldad e inhumanidad degollaba a una mujer. Los golpes y las lágrimas de sangre en el cuerpo de aquella mujer eran muy claros en la imagen. No pude apreciar por más tiempo la fotografía enviada, pues las náuseas y el asco me hizo evacuar la poca comida que tenía en el estómago.
«Aun estás a tiempo. Eres una mujer inteligente, Sara. Sé que tomarás una sabía y buena decisión, o resultarás de esa misma forma...»
Observé el resultado de los análisis de sangre con las manos temblorosas, con el corazón acelerado y con un nudo formándose en mi garganta. No había abierto los resultados por miedo a al resultado que hubiera en el, pero ahora las emociones se han adueñado de mí. Alterné la vista entre la hoja y el espejo frente a mí; jamás había creído que me vería tan bonita en un vestido de novia, lista para salir y dar un gran paso a una nueva vida y con cientos de miedos e inseguridades que se han venido formando en mi cabeza desde hace días atrás.¿Seremos lo suficientemente buenos en esta vida? ¿Tendremos la felicidad que tanto hemos soñado uno en brazos del otro?.Por supuesto, cómo olvidar aquel mensaje anónimo que recibí. Ha sido imposible sacar de mi mente esa imagen tan horrible y sangrienta. De solo pensar en el charco de sangre y en la piel abierta del cuello de esa mujer, un frío corre por mi espina dorsal y los ascos me dominan casi instantáneamente. Estoy segura que Aide
El corazón se me fue acelerando con cada paso que voy dando por la cubierta del brazo de mis padres. La suave música nupcial más las miradas de los asistentes me tienen con los nervios a flor de piel. Aiden está en el fondo, bajo un arco de flores coloridas y vestido en un traje blanco el cual no me lo esperaba en lo más mínimo. Creí que se casaría en traje negro, gris o incluso de vinotinto, pero debo admitir lo atractivo y elegante que se ve por completo de blanco. Su piel bronceada le resalta a la perfección.Conectamos miradas y su sonrisa se ensanchó cada vez más, haciendo que las personas a nuestro alrededor sean invisibles ante nuestros ojos. Las piernas me tiemblan sin control, y el corazón lo tengo atorado en la garganta. Es difícil poder contener las lágrimas, pero me las trago para no arruinar el maquillaje que llevo en el rostro.—Te entregamos a nuestro preciado tesoro, sé que la cuidarás y la amarás por encima de todo, ¿cierto? —mi padre y Aiden se dieron u
La fiesta en el yate se extendió hasta largas horas de la noche, por lo que la pequeña travesía por el Río Po se vió retrasado. El día más maravilloso de mi vida ha sido perfecto y justo como lo soñé. Solo nos hace falta irnos rumbo a Venecia, dónde tendremos nuestra luna de miel en una casa que compramos en conjunto. Siempre fue mi sueño vivir allá, pero por ahora no está mal solo ir de paso.Aiden me agarró con descaro el trasero frente a todos los invitados, que mi cara por poco y explota de la vergüenza. Me acercó a su cuerpo posesivamente y sopló suave en mi oído. Una corriente llena de escalofríos me sacudió todo el cuerpo.—¿Qué tal si los despachamos ya? Ahora solo quiero darle todo mi tiempo y atención a mi preciosa esposa —susurró.—Espera un poco más, mi vida. Todos están muy felices bailando —percibí su erección en mi estómago.—¿Ves cómo me tienes con ese vestido? No creo aguantar por más tiempo —me besó efusivamente—. Quiero hacerte el amor hast
Besó mi cuello antes de guiarme al interior de la habitación. Cerré los ojos, dejándome llevar a dónde tenga en mente. Me ayudó a sentar en una superficie suave y que se hundió con mi peso; la cama.—Vas a cerrar los ojos y no los vas a abrir, ¿entiendes?.—No voy a mirar, pero no seas tan misterioso —reímos.—Solo hazme caso, mi vida. Sé cuan curiosa eres.—No voy a mirar, lo prometo.Cerré los ojos, muriendo de la curiosidad. En el aire hay un aroma muy rico y envolvente, por lo que quiero ver cómo está decorada la habitación. Aiden me soltó, y por pocos segundos lo sentí caminar a mi alrededor. Luego regresó para cubrir mis ojos con una seda e hizo un amarre no tan apretado en la parte trasera de mi cabeza.—Oh, Sr. Bardot —dije pícaramente—. ¿Qué planea
Descendió las mangas del vestido por mis brazos, al tiempo que repartía besos por mi nuca. No tardé en quedar expuesta ante él, pues lo único que cubre mi cuerpo es la lencería blanca y las medias veladas.—Tan perfecta y hermosa, y además es completamente mía —acarició cada curva de mi cuerpo con sus cálidas manos—. Me tienes a tus pies, entre tus piernas, colgando de tus manos y atrapado en tu corazón, mi reina.Reí.Rápida y expertamente liberó mis senos y los atacó con fervor. Sus besos, sus lamidas y sus leves mordidas en mis pezones producen que todo mi cuerpo se caliente a gran velocidad. Mis gemidos son fuertes y son pura motivación para seguir con su tortura. Deslizó la lengua por todo mi vientre, dejando un camino húmedo en mi piel hasta detenerse en el comienzo de mis bragas.—Aiden... —gemí.Sus dientes rozaron fugazmente mi piel, dejándola erizada y sensible a su acto. Bajó de a poco la prenda, y lo escuché maldecir mientras apretaba mi tra
Así como mis palabras salieron rápidamente de mi boca sin poder retenerlas, Aiden me soltó las muñecas y me permitió ver la luz tenue de la habitación. Sus ojos mostraron un brillo diferente en el instante que cruzamos mirada. El peso que estaba ejerciendo en mi cuerpo fue sustituido al instante que se rodó en la cama a mi lado.Obligándome a mirarlo, descansó las manos en mi vientre. El corazón se me quiere salir del pecho con la mirada y la expresión que me está mostrando. No logro descifrar si está enojado, feliz, sorprendido o simplemente lo agarré en el momento equivocado.—Me estás mintiendo, Sara —negué con la cabeza—. ¡Pude haberte lastimado, mi vida! ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Desde cuándo lo sabes? ¿Cuánto tiempo tienes? Estuviste bebiendo, ¿sabes lo malo que es eso? También bailaste por largas horas, y sumemos que te tuve esposada y estuve a punto de...—Cálmate, mi amor —empujó aire bruscamente a los pulmones—. No pasó a más, embarazada o no, nunca me
Nuestra luna miel fue perfecta y hermosa. A cómo Aiden siga comportándose de esa forma tan linda y única conmigo, no dejaré ni que respire cerca de sus empleados, porque esa semilla de posesividad se ha venido sembrando en mí. Estuvo estás semanas muy al pendiente de mí y de mi bebé, cumpliendo con nuestros antojos y atendiendonos como se debe. Aunque la ginecóloga me recomendó hacer más ejercicio por sobre exceso de peso, Aiden no me dejó ir a caminar si no era con él a todo momento, por lo que no me estuvo mal. Hacer ejercicio con un tipo que se mantiene en forma es lo peor del mundo. Está demasiado sobreprotector, pero me gusta la manera en la que nos cuida. Y por supuesto que cómo olvidar el buen amor que me daba en las noches.El embarazo me tiene con las hormonas revueltas, con los ascos y los mareos bien vivos y con el sueño y el cansancio siempre presentes. En Venecia me realizaron una ecografía dónde me determinaron un embarazo normal, sano y ya avanzado de unas quinc
AIDENTodos tenemos secretos en la vida, unos sin importancia y poco relevantes para el mundo y otros de los cuales no son un orgullo para recordar, por lo que los hundimos en lo más profundo de nuestra memoria. Pero esos mismos fantasmas que suelen acechar en la oscuridad por más luz que haya, están justo siempre allí para hacernos recordar el vivo infierno que se vivió y que siempre viviremos. No estoy orgulloso de lo que hice la mayor parte de mi vida, pero estoy tratando de reintegrarme a una sociedad normal, dónde pueda salir, conocer y disfrutar sin necesidad de estar escondiéndome de nadie.O tal vez encontré ese rayito de luz y esperanza que le hacía falta a mi vida, y que me sacó de la oscuridad con tan solo una mirada. Todos en algún momento de nuestra vida merecemos esa oportunidad para cambiar de rumbo y camino, ¿no? Pues la mía fue Sara, un ángel precioso que cayó del cielo a mis brazos. Por supuesto que por nada en el mundo podría dejarla, ella lo es to