Capítulo 35

Aunque Vicenzo me trataba de convencer que Hela se encontraba bien, algo dentro de mi…. me decía que se estaba equivocando. Antes de salir de la finca, para retirar los restos de aquel cadáver que fue enviado a los laboratorios, decidí llevar conmigo un pequeño cepillo de cabello que ella solia usar.

Durante el camino traté de tranquilizarme, pero la sola idea de pensar que esa persona era Hela provocaba que mi respiración faltase.

Al encontrarnos en la clínica esperé que algunos guardias se llevaran el cuerpo, para quedar a solas con el encargado del laboratorio. No muy seguro tomo el objeto para comenzar con el procedimiento, no estaba seguro si podría soportar 3 largos dias.

(…)

Ordene que dejaran el ataúd en medio de la glorieta, contradiciendo las órdenes de Vicenzo, de incinerarlo para arrojarlo en algún lugar. Solo necesitaba tres malditos dias, estaba dispuesto a rogar por ellos, ante el nieto de mi padrino.

—Pensé que habia sido muy claro con mi orden —mantuve mi mirada en e
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