Quería que me sonriera a mí, como lo solía sonreírle a Nieve. Envidiaba más a Nieve, porque había crecido como una princesa. Debido a la sensación de culpa, papá y mamá siempre cumplían sus caprichos, aunque a veces sus acciones me lastimaban demasiado.De vez en cuando pensaba que, qué bien si fuera yo quien hubiera sufrido el accidente. Ese había sido mi deseo desde pequeña. Nieve, por eso, me odiaba, sintiendo que fui yo quien le robó sus piernas.***Ellos revisaron atentamente la grabación de la habitación. Al verme viva, me provocó una sensación algo extraña.En el vídeo, parecía estar dormida, pero incluso en sueños, estaba inquieta. De repente, mi cuerpo se sacudió; mi rostro temblaba incontrolablemente. Mis ojos no lograron enfocarse y solo golpeaba una y otra vez la cabeza contra la pared. Cuando salí de la habitación, miré la cámara, como si les estuviera diciendo adiós.Mamá lloraba en los brazos de mi papá cubriéndose los ojos, pero aún así, las lágrimas se escapaban entre
De repente, me convertí por completo en el centro de atención de la familia. Toda la familia giraba en torno a mí. Ellos reorganizaron mi habitación y todas mis sábanas, cobijas y muñecas estaban muy limpias. Esa habitación oscura que odiaba tanto ya no estaba, porque instalaron luces en ella. Finalmente se cumplió mi anhelado deseo de infancia, que en esa habitación hubiera luz.Sin embargo, las emociones de Nieve se volvían cada vez más extrañas. Me miraba con desprecio en mi foto. Sabía que en ese momento ella debía estar furiosa. Lo que más odiaba era que le robara la atención que le pertenecía.Comenzó a caer de manera premeditada, hiriéndose de forma intencional. Fue en ese preciso momento que me di de cuenta de que ella también tenía problemas psicológicos.Finalmente, una vez, mientras mamá organizaba mis pertenencias, Nieve estalló por completo, arrojando enloquecida todas mis cosas al suelo.—Mamá, no la mires más… —Nieve le rogó con voz suplicante, tirando de la manga de mam
Entre ellos sucedió una pelea más grave, lo cual nunca hubiera imaginado. Se acusaban entre ellos, enumerando uno a uno sus “delitos” sobre cómo me habían maltratado. Después de ver la ruptura de esa relación familiar, entendí la fragilidad de ese supuesto cariño y de repente, ya no sentí nada más de rencor.Qué cansancio sentía… Resultó que esa era la cosa que había anhelado más en el mundo.***Nieve se mudó de casa y fue a vivir con Samuel. Estaba locamente enamorada de él porque era tan amable, atento y apuesto que siempre atraía miradas de envidia.Pero esta vez, su novio ideal cambió por completo. No regresaba a casa por la noche y, cuando lo hacía, olía a alcohol y a perfumes baratos.Nieve se quejó de eso y Samuel, que antes era amable frente a ella, le dio una fuerte bofetada. Luego, como si de repente recuperara la consciencia, se arrodilló y se disculpó con ella.Después de eso, las cosas solo empeoraron cada vez más. Samuel comenzó a llevar mujeres a casa, sin preocuparse
Salí del hospital en completo silencio y con el informe de evaluación psicológica en mis manos.Me dijeron que tengo depresión aguda. Pero el médico muy amablemente intentó cuidar mis sentimientos y me consoló: —Es bastante severa, pero, no te preocupes. Si recibes el tratamiento adecuado, todo irá bien.Cabizbaja, con mi vista perdida en el infinito. Solo afirmé ligeramente, sin decir nada.En mi mente apareció la expresión ansiosa de mamá. Sabía que a ella no le gustaría mi estado. —Has perdido mucho tiempo en recibir el tratamiento. Debes informar a tus familiares para que te ayuden con el proceso.El médico descubrió mis preocupaciones.Guardé bien el informe y luego regresé a casa, donde mamá estaba preparando la cena.Al verme, me miró con gran enojo y me preguntó:—La profesora me llamó y dijo que no habías asistido a la clase de ballet. Dime por qué.No le respondí directamente, solo la llamé con voz bajita:—Mamá…Intenté acercarme a su abrazo, pero ella solo me empujó despe
Mamá reaccionó primero. Apartó mi mano furiosa mientras me gritaba:—¿¡Cómo te atreves!? Si no fuera por tu hermana, ¡ni siquiera habría llegado a este mundo!Ellas me miraron con un rencor e incredulidad tan natural. Todo mi ser se quedó en un estado impotente.Cuando Nieve nació, mamá tenía grandes expectativas en ella. Esperaba que su hija se convirtiera en bailarina. Nieve no le falló a mamá. Era muy talentosa en el baile. Según su profesor, si seguía con el aprendizaje, sería bailarina a nivel nacional.Mamá, tan alegre aquel día, decidió comprarle a Nieve vestidos nuevos. Y el accidente ocurrió en ese preciso momento: un auto que perdió el control iba a chocar con mi mamá, y Nieve la empujó para salvarla, pero ella quedó inconsciente por el choque. En el hospital, le informaron a mamá que estaba embarazada de dos meses.Al principio, papá quiso que ella abortara, porque no quería que Nieve se sintiera triste. Sin embargo, tras numerosos conflictos, llegué por fin al mundo. Desde
De repente, la puerta se abrió, era mamá. Abrí ligeramente la boca e intenté tomar de su mano.«Mamá, me siento fatal…»Sin embargo, ella solo me miraba indiferente, arrojando su celular en mi cama con fuerza.En la pantalla, se reproducía un vídeo de lo que sucedió antes de que me desmayara. Al principio, estaba quieta, mirando la pared. De repente, empecé a golpear frustrada la pared con los puños, haciendo que me saliera sangre, que goteaba al suelo. Cuando mamá me vio, me encontró golpeándome en la cara. En mis brazos ya se veían las marcas horribles de mordeduras.Miraba la pantalla con temor, porque no recordaba lo que había ocurrido.—No sabía nada de eso… —murmuré.No sabía qué debería hacer, por lo que intenté buscar ayuda de mamá. Pero, ella solo sopló con desprecio:—¿Ya está todo normal al llegar al hospital? Nieve tiene razón. ¡Esto es toda tu estrategia!Dicho esto, tomó su bolso de la mesa y se dio la vuelta, mientras decía:—Nieve quiere comer los cangrejos.Todos se fu
Como no soy tan talentosa en el baile, tenía que practicar más para que mamá estuviera satisfecha.—Nieve es mucho más talentosa que tú.Esta es la frase que más pronunciaba mamá cada vez que me caía.Me habían quitado el tiempo para jugar y la libertad de salir con los amigos. Incluso no me permitieron cerrar la puerta de mi habitación.En realidad, todo eso no me importaba tanto, solo quería que mamá estuviera feliz.***Seguía yendo a la escuela y practicando danza día tras día. Cada día me caía y luego me levantaba del sueño.Nieve se reía siempre de mí:—Sabía que ella estaba actuando. Miren, está todo bien ahora.Sin embargo, por las noches, siempre lloraba desconsolada sola en mi cama. A veces, quería cortarme la muñeca con un cuchillo, pero me controlaba. Por lo que no usé el cuchillo, elegí un compás. Siempre lo raspé desesperada contra mi muñeca, ligeramente, una y otra vez.En realidad, no me dolía en lo absoluto. A veces, me salía la sangre, pero eso me hizo sentirme cómoda
—¡Lluvia!De repente, una voz me sacó de mis pensamientos. Fue Samuel quien me había encontrado.Me sentí como si me hubieran dado un golpe repentino, despertando del estado inconsciente.—No iba a …—Lo sé, lo entiendo…Me llevó a un hotel. Él me abrazaba, con una mirada llena de preocupación.—No tienes que decir ni una sola palabra. Te entiendo todo…Sus besos eran tan ardientes, acariciando mis cejas y labios, atrapando con mucho cuidado mi lengua temblorosa. Jugueteaba con mis labios, murmurando:—No te preocupes, aún me tienes a mí.Me quedé dormida en su abrazo. Al día siguiente, fui despertada por el grito agudo de Nieve.Mamá había instalado un localizador en mi celular. Antes, solía dejar el celular en casa, pero esta vez no lo hice porque fue un accidente inesperado.Mamá levantó las mantas y me golpeó tan fuerte, dejándome grandes moratones a su paso.—¡Mal**ta despreciable! ¿Por qué tengo una hija como tú? ¡Zorra sin vergüenza!¿Quién podía salvarme en ese momento…? Miré a