Una vez detrás de la puerta que me separa de la vista de los clientes. Suelto el aire que no sabía que estaba conteniendo desde que me alejé de ese hombre.
Mis pulmones se liberan y vuelven a llenarse de aire fresco, bueno, no tan fresco porque se mezcla con los olores de la cocina.
- ¿Por qué tan nerviosa, Ciara? – Zaheera coloca las manos a cada lado de mi cabeza. Acorralándome, tiene una mirada acusatoria y la ceja oscura bien levantada.
- ¿Nerviosa yo? Para nada – Intento sonar tranquila. Pero el nerviosismo en mi voz me delata.
- El hombre al que acabas de atender. Es tan caliente – Mueve su boca lenta y meticulosamente. Tiene goma de mascar y hace una bomba muy cerca de mi rostro.
- ¡Zaheera! ¡Por dios! Controla tus órganos sexuales – Abro los ojos, sorprendida por mi uso de palabras en el trabajo. Ella me mira divertida.
- Contrólate tú. Mira tus manos. Arrojo sus efectos contra mi mejor amiga – Desliza la lengua por sus labios y la goma de mascar vuelve a desaparecer dentro de su boca.
- Claro que no. Solo me pase de observadora. El analisis más profundo que hecho en mi vida y fue a su perfecta anatomía – Digo sin pensarlo.
Se está imaginando cosas. Solo que él no pasa desapercibido.
- Te gustó – Chilla, emocionada. Provocando que me lleve las manos a los oídos. Grita como perra en celo.
- ¿Qué? No digas tonterías, Zaheera. Tus padres dejaron que te golpearas la cabeza de pequeña – Contraataco.
- Pequeña zorra. No metas a mis padres en esta conversación – Deja de acorralarme, bajando sus brazos bruscamente. Me mira, ofendida.
- Ciara, tu orden esta lista – Bobby interrumpe nuestra discusión. Salgo para tomar la orden de ese hombre.
Me armo de valor y me dirijo a él.
Con otra enorme sonrisa en el rostro.
Coloco la comida sobre la mesa y él solo me agradece con ese maldito asentimiento de cabeza.
***
Atiendo un par de mesas mientras el hombre de ojos magnifico y nombre desconocido, termina su cena.
No puedo apartar la mirada del hombre, se mueve con tanta elegancia y determinación, cortando el salmón meticulosamente. Con la espalda recta y los hombros anchos perfectamente alineados.
Zaheera me ha sorprendido mirando al hombre extraño, pero bien vestido.
Veo por encima de mi hombro que, ha dejado los cubiertos y el vaso, vacíos. Se limpia las comisuras de sus labios con la servilleta de tela. Mientras me busca con la mirada por el local.
En cuanto me encuentras. Veo que mueve esos labios que estoy dispuesta a probar o dejar que recorran cada parte de mi cuerpo.
Espera, ¿qué estoy pensando?
Sacudo la cabeza ligeramente para liberarme de esos pensamientos.
Que calor.
Me acerco hasta su mesa. Con mi típica sonrisa que marca los hoyuelos en mis mejillas. Saco la libreta del delantal blanco con encaje alrededor.
- La cuenta, por favor. Señorita – Una ligera sonrisa se puede apreciar en su rostro. Siento que algo en mi interior se calienta en mi interior.
- Serian cuarenta y tres dólares, señor – Saca su billetera y saca la cantidad suficiente para dejarla sobre la pequeña mesa.
Ahora que este hombre ocupa la mesa, es ridículamente pequeña. Él debe medir como un metro noventa.
Es como si se sentara en una mesita de juguete para complacer a su hija.
Tomo el dinero entre mis manos y cuento la cantidad. Son ochenta.
Abro los ojos, volviendo a mirar al hombre y después al dinero.
- Pero esto … - Me interrumpe.
- Quédese con el cambio – Sus manos hacen contacto con las mías. Impidiendo que le devuelva el dinero.
Y madre mía. Quiero que sus enormes manos recorran cada centímetro de mi piel. Son ásperas y cálidas.
Una especie de … algo. Recorre desde las puntas de los dedos de mis manos hasta las del pie.
Mi cuerpo tiembla con soso ese pequeño roce. El aliento se me traba en la garganta. Dificultando hablar correctamente y no parecer una estúpida.
- Es suyo. Se lo ha ganado por atender con esa hermosa sonrisa a este hombre desagradable y miserable. Me ha alegrado la noche, señorita - ¿Desagradable? ¿Miserable?
Este hombre es el ser más hermoso que he visto en mi vida. Pero no lo corrijo.
Tal vez es como se siente. ¿Y si perdió a algún familiar y no pudo hacer nada para ayudarlo? Por eso se siente de esa manera.
Me acaba de hacer un cumplido. Vuelvo a ponerme colorada. Pero ahora son sus palabras con ese profundo tono de voz lo que lo provocan.
- Gracias, señor – No me queda de otra que aceptar el dinero. Que es una generosa propina.
La que necesito para sobrevivir lo que resta del mes.
La guardo en el delantal.
- Un placer, señorita – Se levanta de la de la silla y algo en mi interior se encoge. No sé si es mi corazón o mi estómago.
Debo de tener hambre. No he probado bocado desde las dos y he atendido desde entonces sin descanso. Si debe ser eso.
¿O es mi corazón? Es porque el hombre misterioso se marcha y ni siquiera se su nombre.
Quiero preguntárselo y a la vez no. Me veré muy desesperada si lo hago.
¿De cuándo acá me importa este tipo de cosas?
Lo que debería preocuparme es Jessie, no un completo extraño.
Pero, ¿si lo dejo pasar y jamás vuelve al restaurante? Me arrepentiré toda la vida.
Abro la boca para decir algo, pero parece que me he quedado muda.
- Valentino. Encantado de conocerla, señorita –él vuelve a mirarme con esa sonrisa ladeada. Debo parecer una idiota.
Debo decirle que quise saber su nombre para agradecerle por el dinero.
- Nuevamente, gracias, señor Valentino. Su gesto jamás lo olvidaré – Digo con seriedad. Parece saber lo que quería preguntar.
Tampoco olvidare al hombre que me los entregó.
- El dinero para mí no es problema. Espero volverla a ver la próxima vez que venga a cenar a este restaurante – Me guiña un ojo y por poco me caigo sobre mi lindo y redondo culo.
Y lo veo salir del pequeño local. Llamando la atención de varias mujeres que están sentadas en sus respectivas mesas.
Por supuesto que no pasa desapercibido.
Jamás me olvidare de esos ojos azules y de su dueño.
Me despido de los chicos en el restaurante y Stephen me detiene antes de que salga del restauranteMe ofrece llevarme a casa, viendo que Jessie se ha quedado dormida y se me dificulta caminar con ella entre mis brazos.Saben lo que me sucedió en la pierna durante el accidente. Algunos nervios no funcionan del todo y muy pocas personas han notado que cojeo de mi pierna izquierda.Una de mis principales inseguridades.-Puedo hacerlo. No te preocupes. Solo son dos calles – Me cuelgo la mochila en el hombro.-Eres una necia, Ciara – Zaheera intenta arrebatarme a Jessie de los brazos para introducirla en el auto de Stephen.-Los llamare cuando llegue a casa – No me espero para que me den una respuesta.Salgo a la fría y oscura noche de noviembre. Mientras los escucho protestar a mis espaldas.Los ignoro y camino por Greenwich, por la misma acera donde se encuentra el restaurante.
La brisa fría de la mañana hace que me estremezca en la banca de concreto, observando a Jessie perseguir a un grupo de burbujas que vuelan por todas partes encima de su cabeza. Tratando de alcanzarlas y reventarlas con sus dedos.Está feliz, jugando, disfrutando del aire fresco y olvidándose por un par de horas de la tragedia y la soledad que nos persigue desde hace seis años.Se persigue con los demás niños que están en el parque.Ella es el reflejo de una niña plena y feliz. A falta de recursos económicos en nuestra vida. Lo es. Y no quiero que eso cambie nunca.Estoy muy orgullosa por la increíble niña que he educado. Amable, cariñosa, respetuosa, con un gran corazón que debe ser adorara y bien cuidado y es muy extrovertida. Mucho más que yo a su edad.Mis padres deben de estar orgullo de mí. De ambas.- Así es mucho m&aa
Valentino es bastante atractivo, parece estar soltero y disponible. Lo sé porque he mirado su mano en repetidas ocasiones y no hay rastro de un anillo de casado. Pero algo me dice que me aleje. Que este hombre no me conviene en lo absoluto.Mantengo la boca cerrada y me limito a asentir despacio.- Es un verdadero placer que ella sea como usted, señorita Ciara – Sus ojos me miran sonrientes.- En realidad, ella es mucho mejor que yo a su edad – Y ahí lo tienen. Estoy compartiendo un poco de información a un completo desconocido. Y lo peor de todo es que es sobre mi infancia.Donde recuerdo de una niña feliz, sin preocupaciones y con ambos padres aún vivos, me golpea en el rostro como el frio viento de esta mañana.Jessie fue privada de esos seres maravillosos por aquel hombre borracho y por mi culpa.- Ciara, ¿se encuentra bien? – Su cálida mano se posa en mi ro
He llamado a Zaheera en cuanto hemos entrado al departamento. Acordando con ella en ir a un bar en la noche.Ni siquiera sé porque lo he hecho. Pero a ella pareció no importarle y ha aceptado encantada a llevarme a un bar y emborracharme.Siendo la primera vez en años que no lo hacemos.Necesito distraerme y pedirle consejos a Zaheera sobre Valentino que me ha proporcionado su número y nada más que su nombre.Sin apellido ni a que se dedica y la proposición de cenar con él esta noche. Estoy echa un lio.Es una tontería, pero en el fondo, quería decirle que sí. Pero mi sensatez me hizo caminar con dignidad hasta casa.- ¿Me estás diciendo que el hombre de aspecto intimidante y ojos preciosos y tan caliente como el pan recién salido del horno, te invito a cenar? – Esa caminando de un lado a otro por mi habitación. Sin creer que estuve a puno
No reconozco a la mujer que esta frente al pequeño espejo de cuerpo completo de mi habitación. Estoy tan poco acostumbrada en llevar el cabello suelto, los ojos ligeramente maquillados con sombra café chocolate, realzando más el azul de mis ojos, los labios rosas y las mejillas con un poco de rubor.- Por dios, Ciara. Deberías bañarte más seguido – Observo a Zaheera a través del espejo y ruedo los ojos con una sonrisa resplandeciente.El vestido y el maquillaje son poco extravagantes de lo que imaginaba cuando Zaheera me hizo meterme en él.Me hacen sentir segura y empoderada.Realmente me siento hermosa y sin miedo a que la enorme cicatriz en mi pierna se vea debajo del corto vestido. Ni me siento insegura de mostrar mi cuerpo voluminoso.- Te ves exquisita, Ciara – Está orgullosa de su obra maestra.- Tú tampoco te ves mal. Mira ese trasero – Hag
Conversamos del día tan pesado que tuvo en el restaurante, diciendo que ha sido duro y muy concurrido. A pesar de ser fin de semana. Y la excusa perfecta que Zaheera le dio a Stephen para escaparse temprano del restaurante.No paramos de reír y de beber. No sé cuántos cocteles de Tastes Like Summer hemos bebido. He perdido la cuenta desde el coctel número cuatro.Mi cuerpo no está acostumbrado a beber esta cantidad de alcohol. Pero me la estoy pasando muy bien. Me encuentro relajada y disfrutando del bullicio de los aficionados a mi alrededor.Sin importarme ya, que no sea un bar para bailar y treparse en las mesas.- Necesito ir al baño. Cuida mi copa – Grito por encima de los gritos de los hombres y las mujeres cuando su equipo anotan un gol.- Claro. Mientras yo pido otro – Me sonríe y levanta la mano para llamar al mesero.Esquivo a las personas ebrias y busco el sanitar
Guardo mi teléfono con las manos temblorosas, tan deprisa que no me percato de las miradas extrañas de las otras mujeres que están a la espera de entrar al baño. El corazón me late a un ritmo anormal y golpea con fuerza contra mi pecho.¿En serio vendrá a buscarme?Creo que la borrachera se ha esfumado de mi sistema en cuanto Valentino dijo que lo esperará.¿Para qué lo voy a esperar?Corro entre la multitud, sudorosa y con la respiración agitada y no sabría diferenciar si es porque me he echado a correr desde el baño de damas o por el nerviosismo por que él vine hacia acá.Quiero llegar junto a Zaheera.Jadeo cuando la diviso aun sentada frente a la mesa de madera oscura llevándose a la boca el coctel de delicioso sabor, pero mortal con el alcohol.Casi me desmayo por la falta de aire en mis pulmones cuando llego hasta dond
Asiento, intentando sonreír, fallando estrepitosamente. Solo logro hacer una mueca.Si la señora Olivia se lleva a Jessie a su departamento, no me salva que a la mañana siguiente me vea con una tremenda resaca. Soy una irresponsable.Si la señora Olivia se lleva a Jessie a su departamento, no me salva que a la mañana siguiente me vea con una tremenda resaca. Soy una irresponsable.-Deje de pensar. Puede decirle a la señora Olivia que a decidido dormir en la casa de su amiga porque se ha pasado de tragos y que no quiere que Jessie la mire así – Sugiere.-Pero no voy a quedarme en casa de Zaheera – Lo miro, confundida.Si hemos dejado a la loca de mi amiga en ese bar.Estaré borracha, pero no loca. Se donde hemos dejado a mi amiga.-¿Quién dijo que ira con su amiga? – Casi suelta una carcajada por mi expresión de horror que d