CATA Un escalofrío me recorre entera al escuchar salir esas palabras de sus labios. Comienzo a sudar y mi cuerpo tiembla levemente por el dolor que me atraviesa. Abatida doy la vuelta para enfrentarlo – Entonces... ¡ Es verdad ! ¿ Mandaste a incendiar el edificio donde habitaba ? ¡¿Querías matarme?!. Con mi corazón expectante, tomo valor y lo miro a la cara, pero el, esquiva mi mirada. Su expresión se mantiene impasible. En esta situación, no puedo soportar, que no me mire ni me diga nada, me saca de quicio.Con mis manos me aferró a su camisa y lo sacudo, para que reaccione o eso intento. Le gritó. – habla de una puta vez... Comportate como un hombre y admití tus acciones. Voltea a verme con una frialdad que me congela la sangre. Con lentitud, toma una a una, mis manos y las quita de su camisa. Me da la espalda y se aleja, dejándome ahí, de pie. Sebastián, se encamina a una especie de sillón largo y rojo, y se sienta. Al frente hay una mesita de roble, que contiene una botella de w
CATA Al salir del antro, me agachó en la vereda, haciéndome un ovillo y lloro como una Magdalena. No se, cuánto tiempo transcurre, pero mi llanto solo cesa, cuando percibo, un auto lujoso estacionarse a mi lado. De este, baja un hombre de traje oscuro y me mira fijamente para decirme. – Señorita, el jefe, ordenó que me asegure de llevarla a su casa a salvo. Salgo de mi estado perplejo para asentir, sin importar que este hombre, puede ser un loco, violador o asesino serial . Me levanto con su ayuda. Subo a la parte trasera del vehículo dirigida por el desconocido. Mientras viajo, miro a través de la ventanilla baja. Las luces de la noche, Los carteles de comercios luminosos. La gran avenida principal, inundada por la multitud de personas. Algunos caminando, dialogando entre ellos, otros sonriendo tomados de la mano. El sentimiento de angustia vuelve a invadir mi interior. Cierro mis ojos, afligida y sin darme cuenta me quedo así, quieta hasta caer en un sueño profundo. Oigo que a l
CATA Al chocar mí espalda contra la pared. Furiosa, miro a Sebastián frente a mí. El, se agacha hasta quedar a mí altura y respira agitado en mí oído, causando que mí piel se erize. – Tranquila, pequeña. Soy yo, no te asustes.– Por eso mismo, es por qué sos, precisamente vos. Que me alteró tanto. ¿ Que haces acá ? ¿ Cómo me encontraste?Al demente se le dibuja una media sonrisa, tan perversa como atractiva. Su belleza oscura, sorprendentemente, nunca deja de impactar en mi interior. El, elude mis preguntas y eleva su rodilla, para separar mis piernas abruptamente e incorporarse entre mis muslos, haciéndome notar su excitación, cuando se pega a mí. Lanzo un jadeo involuntario, debido a la euforia que me consume. Cierro los ojos, avergonzada de mí debilidad, ante está vorágine de sensaciones. Mí conciencia dice no, pero mí cuerpo me traiciona... tiene vida propia y me delata. Sebastián apreta con sus dedos mis mejillas y su aliento cálido, hace vibrar mís huesos al demandar. – Abrí t
CATA Suelto la mano de Sebastián, para caminar con decisión hasta el centro de la habitación. Me detengo y respiro hondo, luego hablo para todos los presentes. – Agradezco infinitamente el apoyo económico, asi como la contención emocional que me brindaron los anfitriones de esta hermosa casa. Me abrieron las puertas de su hogar sin reparo, me cuidaron, me pretegieron.. Sobre todo .... – Dirijo mí vista al rostro de yes, que me observa atentamente sin emitir palabras, debido a la emoción que se carga. Sabe todo de mí, hasta lo más mínimo, jamás tuve secretos con ella. Por eso, es tan sobreprotectora, más que una hermana a veces parece una madre con sus retos, aunque también, sabe reconfortarme en mis días malos, comparte junto conmigo mis logros y fracasos... Y lo que más admiro de ella, es que toma mi sufrimiento como propio. Es fuerte pero de corazón bondadoso. Yesi, conoce a fondo mí carácter débil, sensible y lo manipulable que puedo llegar a ser si caigo en las manos equivocadas.
CATA Esta depresión me está consumiendo en vida. No sirvo más que para llorar y permanecer tirada en la cama. A medida que los minutos y las horas transcurren, el tiempo es una tortura que juega en mí mente, llevándome al límite de la cordura. Y está maldita ansiedad hace que mi angustia aumente y no me deje respirar, provocando estragos en todo mi ser. Miro el reloj digital en mi habitación justo cuando suena anunciando las 18:00 pm. Y caigo en la cuenta que desde ayer hasta hoy... me la pasé dentro de estás cuatro paredes sin alimentarme, ducharme e ir al baño para hacer mis necesidades... las acciones necesarias que todo un ser humano normal, generalmente haría. Aunque me duela admitirlo... ya nunca más, volveré a ser la misma chica ingenua que llegó a esta ciudad, con un solo objetivo de progresar .... Desde que conoci a ese mafioso de mierda. Dirijo mi vista hacia la puerta, cuando por esta ingresa mi amiga, vestida de gala con un peinado y maquillaje a juego inmaculado. Al choc
NARRADOR OMNISCIENTEEn el inmenso salón de lujo y opulencia, la fiesta está en todo su esplendor. Los novios pasean de un lado a otro. Aceptando halagos, saludos e interminables sonrisas. Ellos son el foco de todas las miradas destacando como la pareja más hermosa y armoniosa del lugar. Sofía luce un vestido largo, elegante y a la vez llamativo, estilo sirena, amoldado a su escultural figura de un tono rojo que transmite vitalidad y seducción. Junto a ella, Sebastián sobresale entre todos los hombres con su porte y altura de 2 metros. Enfundado en un esmoquin de chaqueta granate de diseño cruzado, camisa de cuello pajarita blanca que hace resaltar sus atractivas facciones y alucinantes iris. Su pantalón es del mismo tono que su chaqueta. Su vestimenta no puede ocultar su contextura fuerte, grande e imponente que este hombre destila solo con andar al igual que el poder, magnetismo, peligro y seducción entre otras cualidades. Camuflada en el bullicio de la gente, se encuentra Catalina
SEBASTIÁNEntro sigilosamente a la habitación oscura y lo primero que vislumbro por la claridad de la luna llena a través de la ventana, es como baña la figura de mí pequeña. Llora convulsiva con su cabeza enterrada en la almohada. Todavía permanece vestida de gala con sus zapatos que hacen lucir, aún más delicados sus pies pequeños y perfectos como todo lo es en ella « No entiendo que mierda me pasa con esta niña cada vez que la veo... La ansiedad por tenerla me desespera, es como una jodida adicción que me descontrola y se transforma en mí primera necesidad » Ella está tan ensimismada en su llanto « pequeña alborotadora » que no nota cuando cierro bajo llave e empiezo a quitarme de a una cada prenda a medida que avanzo en su dirección. El saco, los zapatos, la camisa y por último desabrochó el cinturón, para dejar caer el pantalón y quedar en calzoncillo de pie a su lado. – ¡¿ Creíste que podes venir a mí fiesta de compromiso a provocarme y después desaparecer como si nada ?!. Su
CATALINA Abro los ojos de a poco y levanto mis pestañas con una pesadez que me abruma. Lo primero que noto a mí alrededor es el caos apocalíptico que dejamos en la habitación. Me sofoco al recordar las veces y las posiciones en que lo hicimos, en cada rincón sin omitir espacios. Me levanto con dificultad de la cama totalmente desnuda y me duele cada parte de mis músculos. Cuando estoy caminando hacia el baño, paso por delante del espejo que está rajado al medio a causa de la brutalidad que ejercimos al golpear este contra la pared, cuando nos apoyamos. Creo que mis gemidos y los sonidos rudos se habrán escuchado hasta el salón principal. Me detengo para examinar la piel en mí cuello, muslos y en algunas otras partes de mí cuerpo, llevo las huellas del apasionado y feroz sexo que practicamos por horas... Sin descanso hasta el amanecer. Solo paramos por mí, no aguante la presión... Su ritmo sádico. Al recibir mí último y más potente clímax ¡Literal! Me desmaye.... Recuerdo que antes de