SEBASTIÁNEntro sigilosamente a la habitación oscura y lo primero que vislumbro por la claridad de la luna llena a través de la ventana, es como baña la figura de mí pequeña. Llora convulsiva con su cabeza enterrada en la almohada. Todavía permanece vestida de gala con sus zapatos que hacen lucir, aún más delicados sus pies pequeños y perfectos como todo lo es en ella « No entiendo que mierda me pasa con esta niña cada vez que la veo... La ansiedad por tenerla me desespera, es como una jodida adicción que me descontrola y se transforma en mí primera necesidad » Ella está tan ensimismada en su llanto « pequeña alborotadora » que no nota cuando cierro bajo llave e empiezo a quitarme de a una cada prenda a medida que avanzo en su dirección. El saco, los zapatos, la camisa y por último desabrochó el cinturón, para dejar caer el pantalón y quedar en calzoncillo de pie a su lado. – ¡¿ Creíste que podes venir a mí fiesta de compromiso a provocarme y después desaparecer como si nada ?!. Su
CATALINA Abro los ojos de a poco y levanto mis pestañas con una pesadez que me abruma. Lo primero que noto a mí alrededor es el caos apocalíptico que dejamos en la habitación. Me sofoco al recordar las veces y las posiciones en que lo hicimos, en cada rincón sin omitir espacios. Me levanto con dificultad de la cama totalmente desnuda y me duele cada parte de mis músculos. Cuando estoy caminando hacia el baño, paso por delante del espejo que está rajado al medio a causa de la brutalidad que ejercimos al golpear este contra la pared, cuando nos apoyamos. Creo que mis gemidos y los sonidos rudos se habrán escuchado hasta el salón principal. Me detengo para examinar la piel en mí cuello, muslos y en algunas otras partes de mí cuerpo, llevo las huellas del apasionado y feroz sexo que practicamos por horas... Sin descanso hasta el amanecer. Solo paramos por mí, no aguante la presión... Su ritmo sádico. Al recibir mí último y más potente clímax ¡Literal! Me desmaye.... Recuerdo que antes de
CATALINA Estoy enfundada con el vestido rosa pastel que me preparo especialmente mí amiga. Es de una seda hermosa y cada vez que camino la tela se adhiere a mí cuerpo resaltando mis humildes curvas. Estoy cruzando por la puerta del salón principal cuando escucho todo el bullicio de las personas. De repente el sonido de la marcha nupcial cuando debe ingresar la novia llega a mis sentidos, produciendo que me falle el aire. Miro hacia delante tratando de ignorar lo que me produce un ataque de pánico repentino y que todo mí cuerpo tiemble. Estoy solo a unos pasos de la salida donde Joaquín me espera «¿Entonces por qué siento que el camino es eterno?» con pies de plomo voy a avanzar con determinación hasta el final, pero quedo petrificada en mí lugar, cuando veo venir hacía mí, una mujer joven y hermosa vestida de novia. «¡Mierda! ¡que mala suerte la mía!» la detallo de arriba hacia abajo, todo en ella es hermoso y perfecto. La cola de su majestuoso vestido se arrastra hasta la mitad del
SEBASTIÁN Observo desesperado todo a mí alrededor, el inmenso salón alborotado de gente, pero en ningun sitio la veo a ella. La zorra de su amiga esta al final del pasillo fulminandome con la mirada y a su lado está sentado Dante. En mí cabeza se reproducen las imágenes de mí pequeña una y otra vez... en la cama su hermoso cuerpo, sus dulces besos junto a la adictiva fragancia de su piel que no hacen más que torturar mí cerebro. La inocencia que yo mismo con orgullo corrompi y la ternura que me generó al domir en mis brazos... fue tanta... que no pude despegar mís ojos hasta que tuve que dejarla causando una molestia inexplicable en mí pecho. Llega a mís oídos la melodía para dar inicio a la ceremonia. Me centro hacia la entrada y veo a Sofía inmaculada avanzando al altar. A medida que va acortando la distancia, mí ansiedad crece, en vez de sentir felicidad... Percibo que estoy perdiendo una parte de vital importancia en mí vida. Sofía llega a mí lado y levanta el velo para revelar
CATALINA Llegamos a nuestro destino y nos instalamos en una posada a metros del mar, cada uno tiene una habitación contigua a la otra. Fuimos al centro de punta perdices que es pequeño, pero muy agradable y pintoresco, para comprar varias cosas esenciales. Ropa de mí talla y una biquini un poco reveladora para mí gusto, pero tampoco habia muchas opciones para elegir. Visitamos todas las tiendas de punta a punta. Me sentí un poco culpable con Joaquín al presenciar la fortuna invertida en mí vestuario, tanto como maquillajes, bronceador, protector, repelente entre otras cosas... aunque el aseguro que no me hiciera problema por nada; No puedo evitar preocuparme y pensar que con esa cantidad ¡Yo hubiera logrado sustentarse por meses! Nos ubicamos con una gran sombrilla encima de una manta a admirar frente a nosotros, el hermoso oasis de aguas agradables y arena llena de caracoles triturados por la naturaleza.–¡Cata! tu piel es muy blanca y delicada. Dejá que te ponga un poco de protecci
CATALINA Emito un jadeo cuando el diablo este, me arranca de un tirón todos los botones del vestido dejando al descubierto mis pechos ya que no llevo sostén. Sus ojos se encienden al detallar mis pequeños y redondos senos. Con sus dedos traza círculos en mis pezones que se ponen duros con su tacto... La excitacion se extiende por todo mí torrente sanguíneo cuando su voz acaricia mis sentidos–Tan exquisitos como tu– baja su cabeza a mí protuberancia, para devorar con ansias, intercalando de a uno a otro, con tanta fuerza, produciendo un dolor placentero que me hace poner ansiosa. Me arqueo e hiperventilo por el hormigueo que hace estragos en mí cuerpo, es imposible resistir esta tortura deleitable.–No mereces sentir placer–Lleva su mano por debajo de mí vestido o el vestigio que queda de el. Me arranca mí pequeña tanga con agresividad tirándola a un costado y me brama–¡permitiste que esa basura te toque aca!–Da una palmada a mí intimidad. Se produce el eco de mí vagina encharcada en
CATALINA Entre sueños escucho los sonidos insistentes de la puerta al ser golpeada con fuerza, seguido de mí nombre a lo lejos. –¡Catalina! ¡¿Cata estás ahí adentro?! ¡Estás bien! Adormilada extiendo mí brazo a lo largo, para sentir el frío de las sábanas en mi cama, entonces los sucesos de anoche se agolpan en mí mente. Abro los ojos con languidez y cubriendo mí cuerpo desnudo con la sábana, me dirijo con toda la pesadez que me cargo a detener los incesantes golpes y gritos que me taladran el cerebro. Al abrir la puerta de mí cuarto, me encuentro de frente con Joaquín. Este me observa de pies a cabeza de manera inquisidora. Me abraza y acariciando mí cabello exclama. –¡Por un momento creí que ese mafioso de m****a te había encontrado! Sus palabras me dejan pasmada, por qué se muy bien a quien se refiere y la culpa no tarda en hacerse presente en mí conciencia. Cuando estoy a punto de responder, la voz de mí Sebastián se oye fuerte y clara. –Este mafioso de m****a todavía est
CATALINAAl ingresar siendo empujada por mí verdugo caigo de rodillas al suelo y apoyo mis manos en el piso de mármol, para amortiguar el golpe. Escucho la puerta ser asegurada detrás de mí. Pero, nada me preparo para el impacto que recibo al ver delante de mis ojos semejante escena. Lentamente mí visión va subiendo ante unas botas negras que están prácticamente teñidas de un rojo carmesí, que se escurre desde los pantalones, también empapados del mismo líquido, hasta el suelo formando un charco de sangre. Mí alma cae al suelo cuando amarrado a una silla, inconsciente, detrás de un rostro inflamado por los golpes, muy lastimado por las cortaduras e ensangrentado me revela a ¡sebastián!–¡Sebastián!–Grito horrorizada y me levanto con el cuerpo temblando compulsivamente debido a la angustia que me azota, trato de alcanzarlo. Pero, unos brazos me envuelven de la cintura con fuerza deteniendo mi andar, seguido de un susurro a mí oido que petrifica mí ser.–¡Mí bella! te estaba esperando a