SEBASTIÁN Observo desesperado todo a mí alrededor, el inmenso salón alborotado de gente, pero en ningun sitio la veo a ella. La zorra de su amiga esta al final del pasillo fulminandome con la mirada y a su lado está sentado Dante. En mí cabeza se reproducen las imágenes de mí pequeña una y otra vez... en la cama su hermoso cuerpo, sus dulces besos junto a la adictiva fragancia de su piel que no hacen más que torturar mí cerebro. La inocencia que yo mismo con orgullo corrompi y la ternura que me generó al domir en mis brazos... fue tanta... que no pude despegar mís ojos hasta que tuve que dejarla causando una molestia inexplicable en mí pecho. Llega a mís oídos la melodía para dar inicio a la ceremonia. Me centro hacia la entrada y veo a Sofía inmaculada avanzando al altar. A medida que va acortando la distancia, mí ansiedad crece, en vez de sentir felicidad... Percibo que estoy perdiendo una parte de vital importancia en mí vida. Sofía llega a mí lado y levanta el velo para revelar
CATALINA Llegamos a nuestro destino y nos instalamos en una posada a metros del mar, cada uno tiene una habitación contigua a la otra. Fuimos al centro de punta perdices que es pequeño, pero muy agradable y pintoresco, para comprar varias cosas esenciales. Ropa de mí talla y una biquini un poco reveladora para mí gusto, pero tampoco habia muchas opciones para elegir. Visitamos todas las tiendas de punta a punta. Me sentí un poco culpable con Joaquín al presenciar la fortuna invertida en mí vestuario, tanto como maquillajes, bronceador, protector, repelente entre otras cosas... aunque el aseguro que no me hiciera problema por nada; No puedo evitar preocuparme y pensar que con esa cantidad ¡Yo hubiera logrado sustentarse por meses! Nos ubicamos con una gran sombrilla encima de una manta a admirar frente a nosotros, el hermoso oasis de aguas agradables y arena llena de caracoles triturados por la naturaleza.–¡Cata! tu piel es muy blanca y delicada. Dejá que te ponga un poco de protecci
CATALINA Emito un jadeo cuando el diablo este, me arranca de un tirón todos los botones del vestido dejando al descubierto mis pechos ya que no llevo sostén. Sus ojos se encienden al detallar mis pequeños y redondos senos. Con sus dedos traza círculos en mis pezones que se ponen duros con su tacto... La excitacion se extiende por todo mí torrente sanguíneo cuando su voz acaricia mis sentidos–Tan exquisitos como tu– baja su cabeza a mí protuberancia, para devorar con ansias, intercalando de a uno a otro, con tanta fuerza, produciendo un dolor placentero que me hace poner ansiosa. Me arqueo e hiperventilo por el hormigueo que hace estragos en mí cuerpo, es imposible resistir esta tortura deleitable.–No mereces sentir placer–Lleva su mano por debajo de mí vestido o el vestigio que queda de el. Me arranca mí pequeña tanga con agresividad tirándola a un costado y me brama–¡permitiste que esa basura te toque aca!–Da una palmada a mí intimidad. Se produce el eco de mí vagina encharcada en
CATALINA Entre sueños escucho los sonidos insistentes de la puerta al ser golpeada con fuerza, seguido de mí nombre a lo lejos. –¡Catalina! ¡¿Cata estás ahí adentro?! ¡Estás bien! Adormilada extiendo mí brazo a lo largo, para sentir el frío de las sábanas en mi cama, entonces los sucesos de anoche se agolpan en mí mente. Abro los ojos con languidez y cubriendo mí cuerpo desnudo con la sábana, me dirijo con toda la pesadez que me cargo a detener los incesantes golpes y gritos que me taladran el cerebro. Al abrir la puerta de mí cuarto, me encuentro de frente con Joaquín. Este me observa de pies a cabeza de manera inquisidora. Me abraza y acariciando mí cabello exclama. –¡Por un momento creí que ese mafioso de m****a te había encontrado! Sus palabras me dejan pasmada, por qué se muy bien a quien se refiere y la culpa no tarda en hacerse presente en mí conciencia. Cuando estoy a punto de responder, la voz de mí Sebastián se oye fuerte y clara. –Este mafioso de m****a todavía est
CATALINAAl ingresar siendo empujada por mí verdugo caigo de rodillas al suelo y apoyo mis manos en el piso de mármol, para amortiguar el golpe. Escucho la puerta ser asegurada detrás de mí. Pero, nada me preparo para el impacto que recibo al ver delante de mis ojos semejante escena. Lentamente mí visión va subiendo ante unas botas negras que están prácticamente teñidas de un rojo carmesí, que se escurre desde los pantalones, también empapados del mismo líquido, hasta el suelo formando un charco de sangre. Mí alma cae al suelo cuando amarrado a una silla, inconsciente, detrás de un rostro inflamado por los golpes, muy lastimado por las cortaduras e ensangrentado me revela a ¡sebastián!–¡Sebastián!–Grito horrorizada y me levanto con el cuerpo temblando compulsivamente debido a la angustia que me azota, trato de alcanzarlo. Pero, unos brazos me envuelven de la cintura con fuerza deteniendo mi andar, seguido de un susurro a mí oido que petrifica mí ser.–¡Mí bella! te estaba esperando a
SEBASTIÁNCon una fuerza descomunal rompo las mordazas de mis brazos, para proceder a desatar las amarras de mis pies con desesperación al ver a mí pequeña desmayada en el suelo. Por suerte mí gente llego a tiempo para abatir a este hijo de puta, antes de que catalina cometiera una locura. A pesar de que vine solo, como me solicito esta escoria, dispuesto a entregarme para ser sometido, torturado y humillado hasta la muerte si fuese necesario, con tal de que mí pequeña, nunca más caiga en sus manos. Su seguridad es mí prioridad, por qué no podria estar en un mundo donde no estuviera ella. Eso me es inconcebible e inaceptable, después de conocerla y tenerla entre mis brazos. Su existencia es vital para mí, tanto como el aire que respiro. Es y siempre será ella antes que yo.FLASHBACKSaco a mí esposa a las rastras de la habitación. Está fuera de si. Maldiciendo a diestra y siniestra. Cuando llegamos a nuestra habitación lo primero que hace es reclamar.–¡Ya comprendro! tu interés repen
CATALINA Voy abriendo con dificultad mis ojos e enfoco la silueta borrosa de alguien que me sostiene por los brazos y me zamarrea intentando que termine de reaccionar. –¡Catalina! ¡Despierta! ¡Mierda! No me hagas esto... Se quien es el dueño de esa voz grave que ahora me llama en un tono desesperado que antes jamás logre oír y al lograr verse nitida la imagen ante mis ojos, pienso en mí interior, tampoco verlo en este estado. Cuando la situación que estamos atravesando vuelve a mí raciocinio... con lágrimas en mis ojos le susurro conmovida. –S..seba... ¿Estás vivo? Pensé que jamás volveríamos a vernos... Yo... Yo... te... A.. Levanto mí mano temblorosa y la apoyo con suma delicadeza en su rostro hinchado.. casi desfigurado por los golpes y el maltrato recibido. Mi corazón sangra por sus heridas, mis lágrimas son incontenibles y el nudo que se forma en mí garganta, me impide expresar todo lo que tengo guardado. Sebastián apoya su mano sobre la mía, que permanece en su mejilla y com
CATALINAHace una semana que estoy internada junto a el. Me incorporo de mí asiento donde duermo, metafóricamente, ya que casi no pego un ojo en toda la noche, debido a la ansiedad que no me deja respirar, solo lo dejo cuando voy a ducharme y salgo de la habitación para alimentarme. El doctor me informo que sería antihigiénico que ingresen alimentos a la sala de cuidados intensivos y solo me permitió quedarme a su lado, por qué los guardaespaldas de seba, le informaron que yo era una persona importante para su mejoría. El doctor al verme dormir en el suelo de la entrada y negar a irme, sin importar su mal trato, no tuvo más remedio que dejarme permanecer a su lado. Me levanto y acaricio su bello rostro con un largo suspiro, apoyo mí cabeza sobre su pecho, escuchando los latidos suaves de su corazón mientras hago círculos en su pecho y le hablo cariñosamente, cómo hago todos los días a cada momento, lo beso, lo acaricio y le hablo con amor incitando a qué regrese a mí. Se que me escuch