Esa noche, la tensión disminuye y Talia se relaja a mi alrededor, pero yo empiezo a tener mis dudas. Como mujer casada que no está acostumbrada a tener a su hombre alrededor más que por un mes o dos, la distracción de los niños es bienvenida, pero tengo que recordarme constantemente que no soy solo yo en casa esta vez.
Anthony, a diferencia de Otto, camina en silencio y la única forma de saber que está cerca es cuando siento su mirada penetrante recorre mi cuerpo o cuando tropiezo contra él en medio de los pasillos.
Es la hora de dormir cuando nos tropezamos en la entrada del baño de visitas, y una sensación de dejà vu me recorre, tengo (irónicamente) la misma bata de seda que aquella noche, solo que, en lugar de una copa de vino
Adeline me tiene de rodillas solo con su expresión, el verla atada y receptiva mientras me tenía en su boca era malditamente caliente, retiro la corbata de sus ojos.- definitivamente aprenderé a ser un amo - gruño antes de salir lentamente de su boca, ella me dedica una mirada provocativa, le sonrío con picardía antes de empezar a deslizarme por su cuerpo, verla retorciéndose ante mi tacto era malditamente caliente.- Por favor - lloriquea, su voz suena ronca y sexy, su olor es intoxicante, beso sus labios con pasión, encantado al ver la forma en que busca mi contacto cuando me alejo ligeramente - follame - ruega, y no puedo más que cumplir su deseo, porque yo mismo es
estuviera sucediendo en el piso superior. Doy un respingo cuando tocan la puerta violentamente — Soy yo — gruñe Anthony, nerviosa, bajo a Otto lo dejo en su cuna y abro la puerta, Anthony entra como un torbellino en la habitación — necesito tu auto — ladra, buscando un abrigo en el armario — ¿Qué sucede? — pregunto, sin comprender, los bebés lloran pidiendo atención, tomo al pequeño Anthony con cuidado, Anthony se detiene, sus manos tiemblan y se frota el rostro con las manos, luciendo devastado — Talia se fue, debo alcanzarla — dice con resolución — no debe estar lejos — parpadeo confundida ¿Taliana se había escapado? — Iré contigo — digo de inmediato, regreso a los niños a su cuna antes de empezar a buscar mi abrigo — Podemos dejar a los niños con Max y... — No tienes que hacerlo — asegura, una vez que termina de alistarse, me mira luciendo derrotado — es...es mi culpa que se fuera — No voy a discutirlo — aseguro, termino de vestirme
Despierto, con los músculos tensos y un par de ojos claros mirándome. Lentamente la realidad se filtra en mi mente, los recuerdos de la pesadilla deslizándose de mi subconsciente como arena entre mis dedos, Adeline está sobre mí, sosteniéndome con firmeza en una posición típica de la defensa personal. — Buenos días, rayito de sol — dice con voz temblorosa, me suelta, desenredando nuestras extremidades y dejándose caer en la cama junto a mí, decidimos pasar la noche en la casa de alquiler de Max y Alena. Al regresar a casa, Anthony está en la cocina preparando el almuerzo, lo que es de hecho, una sorpresa, los bebés están profundamente dormidos y bien cuidados, el ambiente hogareño me toma por sorpresa, en especial al ver al pelirrojo cortando tranquilamente las verduras.— ¿qué preparas? — pregunto, llegando a su lado y dejando mi maletín en el estante.— Pastas — dice encogiéndose de hombros — tenía a mi hermana gritándome como cortar los tomates hace un rato, te habría encantado.— huele bien — admito acercándome a él y abrazando su espalda fuerte.Una vez que termina de cortar las verduras, me mira curioso— ¿estás bien? — pregunta, mirándome con curiosidad— No lo sé — admito — es...se siente raro el que todo vuelva a la normalidad.— C39. Adeline
Una vez que las chicas se van (llevando con ellas a Katherina) la casa es solo de los chicos, los gemelos no están contentos con la repentina (para ellos) desaparición de su madre, y lo dejan en claro, los atiendo tan bien como puedo, aunque no entiendo de que se queja Adeline, si duermen plácidamente la mayor parte del tiempo. - Bueno, están dormidos - digo luego de media hora, sentándome en la mesa de póker improvisada que habíamos armado en la sala, los pequeños nos están desplumando. - ¿cómo es que lo hiciste? - pregunto a Annean, mientras el niño se queda con el botín, que consiste en varias sodas, dulces y un par de vales para los adultos
Al llegar a casa, los niños nos reciben con gritos de sorpresa y corren directo a los brazos de Alena, hay una pancarta hecha a mano y huele espectacular, miro a Anthony con nuestros bebés en brazos y no puedo evitar sentir que mi corazón se derrite con cariño. — ¿Como estuvo? — pregunta acercándose, tomo a Otto se sus brazos y acaricio la cabeza del pequeño Anthony antes de besarlo. — Perfecto — aseguro, besando a mis pequeñines — Preparamos tu plato favorito, mamá — dice Scott sonriendo, el niño era dulce pero hosco, verlo sonreír a su madre era agradable<
Nunca en mi vida creí que haría este tipo de cosas, de verdad, estoy tan duro que duele, y no puedo apartar la mirada de las chicas, realmente estaban jugando entre ellas, Adeline se retorcía de placer mientras Alena chupaba sus pezones con gusto, con el culo elevado hacia nosotros, Max se pone de pie y me indica que lo siga, tomo un condón de la bandeja.— Alya, ofrécete a Anthony — dice, y Alena da un último mordico a Adeline antes de levantarse y dedicarme una mirada sensual, miro a Adeline sin poder evitarlo, Max se sienta en la cama y enseña su erección a Adeline, asiento y ella abre la boca, dispuesta.Alena se recuesta y abre las piernas, invitándome,
He estado en misiones de búsqueda y rescate miles de veces, pero la sensación de angustia es difícil de resistir en esta ocasión, donde mi nenita es la víctima y mi esposa parece al borde de un colapso nervioso.— Espera, espera ¡Detén el auto! — me grita, la obedezco sin pensarlo, si alguien tenía buenos instintos para esto, era ella, todos la miramos, expectantes, sus ojos grises se han oscurecido, casi puedo ver los engranajes dentro de su cabeza, cierra los ojos y mueve la comisura de sus labios — Chico listo...es una trampa.— ¿Qué quieres decir? — pregunto intentando mantener la urgencia de pisar el acele