31. Adeline

Abro los ojos solo para sentir dolor

— tranquila, tranquila — dice una voz a mi derecha, hay luces y sombras que se mueven en mi campo de visión, el dolor punzante de mi costado y el terror que invade mi pecho se calman en cuanto unas manos cálidas se posan en mi cabeza — Tranquila, todo está bien.

Es una mentira. Nada está bien, Otto está muerto, mis hijos están al otro lado del mundo y...

Las lágrimas inundan mi visión, nunca quise nada de esto, solo éramos Otto y yo en casa, le habían dado de baja y yo estaba embarazada, tendríamos a nuestros niños y seriamos felices otra vez, no más divorcio, no más engaños...y ahora todo lo que sentía era dolor.

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