Demasiado pasa al mismo tiempo, yo me hago cargo de tres de los hombres en la entrada y Mac corre directo hacia el pasillo, Adeline grita y solo consigo un vistazo de Otto cayendo con ella en brazos antes de que mi vista se nuble por un golpe en la cabeza, el sabor metálico de la sangre en mi boca.
Sacudiéndome, me pongo en acción, Scott tenía refuerzos, y no estoy sorprendido, el hombre frente a mi es enorme, pero demasiado pesado y lento, embisto contra él, el sofá está en el camino y caemos, una vez estoy en sobre él, lo golpeo, una, dos, tres veces antes de que el grito de Ethan me detenga
— ¡Max! — maldiciendo, golpeo al hombre una vez más, su cabeza contra el piso antes de ponerme de pie, mi corazón se detiene al ver a mi hermano arrod
Abro los ojos solo para sentir dolor — tranquila, tranquila — dice una voz a mi derecha, hay luces y sombras que se mueven en mi campo de visión, el dolor punzante de mi costado y el terror que invade mi pecho se calman en cuanto unas manos cálidas se posan en mi cabeza — Tranquila, todo está bien. Es una mentira. Nada está bien, Otto está muerto, mis hijos están al otro lado del mundo y... Las lágrimas inundan mi visión, nunca quise nada de esto, solo éramos Otto y yo en casa, le habían dado de baja y yo estaba embarazada, tendríamos a nuestros niños y seriamos felices otra vez, no más divorcio, no más engaños...y ahora todo lo que sentía era dolor.
La alegría en el rostro de Adeline es todo lo que necesito para alejar el nudo de incertidumbre en mi corazón, Max sonríe y se hace a un lado mientras llevo a los niños con ella, extiende las manos con emoción, pongo primero a Otto en sus brazos y luego a Anthony, los niños parecen reconocer a su madre. — es hora de su comida — añado, Adeline asiente y llora mientras los besa con cuidado, la ayudo a sacar sus pechos y ponerlos en las pequeñas bocas, tienen los ojos abiertos, son verdes al igual que los míos — son preciosos — dice una voz desde la entrada, es la otra sorpresa de Adeline. Su madre corre junto a ella, la mujer la había adoptado cuando tenía doce años, pe
Cuando Talia aparece, estoy nerviosa, he podido pasar con mis pequeños casi todo el día y a pesar del pequeño desacuerdo sobre lo de Otto, Anthony ha estado portándose perfectamente, casi como un cachorrito asustado de su nuevo amo. La puerta de la habitación se abre y una chica con cabello oscuro tatuajes está mirándome, sus ojos son castaños y tiene un par de bolsas de compras en las manos. Ella y Anthony intercambian unas palabras, Anthony se tensa y luce molesto, Taliana se encoge de hombros con actitud chula y deja las bolsas en la mesa antes de llegar a mi lado, hablan todo el rato en inglés, por lo que no entiendo nada
Taliana va a volverme loco. Es casi como si no la conociera en lo absoluto, mi hija fingía ser una chica ruda, puedo con eso, los tatuajes, si bien ya se han vuelto un poco excesivos, no me molestan, yo mismo estoy lleno de tinta. Pero su actitud...No es la niña que conozco Los últimos tres días, hemos estado en la casa de Adeline, los niños, Talia y yo. Mi hija se ha estado comportando como una malcriada, se negaba a hablar con Adeline, fingiendo no hablar alemán o sencillamente ignorando su presencia. De verdad no la reconozco, y cuando le pregunto por sus lecciones de Ballet, enrojece y mira a Ade
Esa noche, la tensión disminuye y Talia se relaja a mi alrededor, pero yo empiezo a tener mis dudas. Como mujer casada que no está acostumbrada a tener a su hombre alrededor más que por un mes o dos, la distracción de los niños es bienvenida, pero tengo que recordarme constantemente que no soy solo yo en casa esta vez. Anthony, a diferencia de Otto, camina en silencio y la única forma de saber que está cerca es cuando siento su mirada penetrante recorre mi cuerpo o cuando tropiezo contra él en medio de los pasillos. Es la hora de dormir cuando nos tropezamos en la entrada del baño de visitas, y una sensación de dejà vu me recorre, tengo (irónicamente) la misma bata de seda que aquella noche, solo que, en lugar de una copa de vino
Adeline me tiene de rodillas solo con su expresión, el verla atada y receptiva mientras me tenía en su boca era malditamente caliente, retiro la corbata de sus ojos.- definitivamente aprenderé a ser un amo - gruño antes de salir lentamente de su boca, ella me dedica una mirada provocativa, le sonrío con picardía antes de empezar a deslizarme por su cuerpo, verla retorciéndose ante mi tacto era malditamente caliente.- Por favor - lloriquea, su voz suena ronca y sexy, su olor es intoxicante, beso sus labios con pasión, encantado al ver la forma en que busca mi contacto cuando me alejo ligeramente - follame - ruega, y no puedo más que cumplir su deseo, porque yo mismo es
estuviera sucediendo en el piso superior. Doy un respingo cuando tocan la puerta violentamente — Soy yo — gruñe Anthony, nerviosa, bajo a Otto lo dejo en su cuna y abro la puerta, Anthony entra como un torbellino en la habitación — necesito tu auto — ladra, buscando un abrigo en el armario — ¿Qué sucede? — pregunto, sin comprender, los bebés lloran pidiendo atención, tomo al pequeño Anthony con cuidado, Anthony se detiene, sus manos tiemblan y se frota el rostro con las manos, luciendo devastado — Talia se fue, debo alcanzarla — dice con resolución — no debe estar lejos — parpadeo confundida ¿Taliana se había escapado? — Iré contigo — digo de inmediato, regreso a los niños a su cuna antes de empezar a buscar mi abrigo — Podemos dejar a los niños con Max y... — No tienes que hacerlo — asegura, una vez que termina de alistarse, me mira luciendo derrotado — es...es mi culpa que se fuera — No voy a discutirlo — aseguro, termino de vestirme
Despierto, con los músculos tensos y un par de ojos claros mirándome. Lentamente la realidad se filtra en mi mente, los recuerdos de la pesadilla deslizándose de mi subconsciente como arena entre mis dedos, Adeline está sobre mí, sosteniéndome con firmeza en una posición típica de la defensa personal. — Buenos días, rayito de sol — dice con voz temblorosa, me suelta, desenredando nuestras extremidades y dejándose caer en la cama junto a mí, decidimos pasar la noche en la casa de alquiler de Max y Alena. Último capítulo