Capítulo 4
Vengo de familia humilde, y al principio pues como la mayoría, no entré a este negocio por voluntad propia. Pero la gente tiende a juntarse; mi historia podría arrancar algunas lágrimas si fuera una telenovela, pero en nuestro mundo, no es nada especial.

Por eso nunca busco dar lástima.

Hay tantas personas con historias tristes, ¿quién soy yo pues para quejarme?

En el bullicio del aeropuerto, aparté la mirada con naturalidad y corrí hacia Tiago, expresando mi añoranza con un abrazo efusivo.

Tiago me rodeó con un brazo, su tono era neutro pero su expresión suave:

—¿Tan contenta estás?

—¡Sí, muy contenta! —asentí con entusiasmo.

Él soltó una risa baja, evidentemente complacido, y sorprendentemente me tomó de la mano frente a todos.

Me sentí tremendamente honrada.

Después de todo, Tiago siempre estaba rodeado de gente, y aunque mi existencia era un hecho conocido, mi posición nunca fue oficial. Raramente mostraba afecto en público hacia alguien como yo.

Me concentré completamente en él, p
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