El amanecer trajo consigo un aire fresco y tenso, un presagio de lo que estaba por venir. Kadisha se despertó antes que Murdock, sintiendo el peso de la incertidumbre que había dejado la conversación con Alexander. La manada se preparaba para una lucha que podría cambiarlo todo, y ella era consciente de la responsabilidad que recaía sobre sus hombros.
Después de vestirse, salió al exterior de la cabaña donde la manada se reunía. El aire matutino estaba impregnado del aroma de la tierra húmeda y el rocío de la noche anterior. Kadisha caminó hacia el claro, donde los miembros de la manada ya estaban organizando sus actividades. Murdock la siguió, su presencia era un recordatorio constante de la fuerza que la rodeaba.—Hoy debemos hablar sobre estrategias. —dijo Murdock, su voz grave atrajo la atención de todos.El grupo se reunió alrededor de él, los rostros serios, llenos de determinación. Kadisha tomó una respiración profunda y se unió a Murdock a su lado,El aire estaba impregnado de una mezcla de anticipación y tensión mientras Kadisha y Murdock se preparaban para el encuentro con los Silver Wolves. La luna llena iluminaba el bosque, creando sombras que danzaban con la brisa nocturna. Cada paso que daban resonaba como un eco de la decisión que habían tomado. Se sentían más conectados que nunca, pero también conscientes de la gravedad de lo que estaba por venir.Kadisha había sentido el cambio en el ambiente. Era como si el bosque respirara con ellos, consciente de la lucha que se avecinaba. Con cada latido de su corazón, la adrenalina crecía, alimentando su determinación.Al llegar al claro donde se llevaría a cabo la reunión, se encontró con un grupo de lobos reunidos, sus ojos brillando con la luz de la luna. La manada de Finn había llegado, y ella podía sentir la tensión entre ellos. Se sentaron en un círculo, y Kadisha se colocó junto a Murdock, sintiendo su fuerza a su lado.—Hoy es un día decisivo, —
El primer rayo de sol iluminó el horizonte, y con él llegó una nueva esperanza. Kadisha sintió la energía vibrante de la manada a su alrededor, una mezcla de nerviosismo y determinación que la llenaba de fuerza. Sabía que hoy marcaría un antes y un después en sus vidas; el momento en que lucharían no solo por su libertad, sino por el futuro de todas las lobas cautivas.Los rostros de sus compañeros estaban serios, pero una chispa de valentía brillaba en sus ojos. Kadisha miró a Murdock, que se encontraba a su lado, sus músculos tensos bajo la luz de la mañana. Su presencia la llenaba de una confianza inquebrantable.—Recuerden, —dijo Murdock, su voz resonando con fuerza en el claro—. Cada uno de nosotros tiene un papel crucial que desempeñar. Juntos, somos invencibles.Kadisha se sintió unida a él, como si sus corazones latieran al unísono. Ella sabía que su amor era su mayor fortaleza, y en ese momento, estaba lista para luchar no solo por ella misma, sin
Kadisha respiró hondo, sintiendo la brisa fresca del bosque acariciar su piel. La batalla continuaba a su alrededor, pero en ese instante, todo se sentía distante. La adrenalina aún recorría su cuerpo, y su corazón latía con fuerza, resonando como un tambor de guerra. La confrontación con Julius había desatado una llama en su interior, un fuego que ahora la guiaba.Mientras el caos se desataba a su alrededor, Kadisha sintió un impulso incontrolable. Sabía que no podía rendirse. Debía encontrar una manera de desmantelar el poder de Julius desde su raíz, y eso significaba enfrentarse a él una vez más.Murdock estaba a su lado, luchando con ferocidad. Su cuerpo se movía como una máquina bien aceitada, esquivando y atacando con precisión. Cada vez que sus miradas se cruzaban, un torrente de energía fluía entre ellos, un recordatorio de su conexión inquebrantable. La intensidad de su amor era un faro en medio de la oscuridad.—¡Kadisha! —gritó Murdock, su voz l
Kadisha se quedó mirando a Julius, aún tendido en el suelo, su cuerpo inmóvil y su expresión desfigurada por la derrota. La adrenalina seguía fluyendo en su interior, pero una oleada de confusión la envolvía. Habían luchado con valentía y unidad, pero el aire seguía impregnado de una tensión palpable.Las lobas que había liberado se acercaron, sus ojos llenos de gratitud, pero también de miedo. Kadisha se sintió profundamente responsable de ellas, de su bienestar, de su libertad. No podían quedarse allí; el campamento de los Dark Night aún era un lugar peligroso.—¡Vamos! —ordenó, tratando de infundir valor en sus corazones. Las lobas asintieron, y juntas, comenzaron a moverse hacia la salida del campamento.Kadisha, sin embargo, se detuvo por un momento, mirando hacia atrás a Julius. Su mente comenzó a divagar, imaginando lo que había pasado para llegar a ese punto. ¿Cómo había caído tan bajo? Julius había sido un líder, pero su ambición lo había llevado
La mañana después de la batalla llegó con una claridad implacable. Kadisha despertó en la cabaña que compartía con Murdock, la luz del sol filtrándose a través de las ventanas. El aire estaba impregnado de un aroma fresco a pino y tierra húmeda. Por un momento, se sintió en paz. Pero esa paz era frágil, como un cristal que podría romperse con el más mínimo movimiento.Se giró para encontrar a Murdock aún dormido, su expresión relajada, los músculos de su rostro marcados por un ligero rayo de luz que caía sobre él. Recordó la noche anterior: la fuerza de su unión, la determinación de la manada. Pero en el fondo, una preocupación latente persistía en su mente. ¿Qué pasaría con Julius? La derrota había sido un golpe, pero no había un final definitivo.Kadisha se levantó cuidadosamente, evitando despertar a Murdock. Se vistió con una camiseta de algodón y unos pantalones cómodos, dispuesta a enfrentar el día. Al salir, el aire fresco la recibió, y un escalofrío recorri
El día había sido largo y agotador, y mientras el sol comenzaba a ocultarse tras las montañas, Kadisha sintió que necesitaba un respiro, un momento de tranquilidad lejos de las tensiones que rodeaban a la manada. Así que, al caer la tarde, decidió aventurarse hacia un lugar que había descubierto durante una de sus patrullas: un lago oculto, un pequeño refugio escondido entre árboles frondosos y arbustos floridos.Cuando llegó, el lugar la deslumbró. Las aguas del lago eran claras y tranquilas, reflejando el cielo teñido de tonos anaranjados y púrpuras. El sonido suave del agua al moverse y el canto de los pájaros creaban una melodía perfecta, que la envolvía en una sensación de paz.Se acercó al borde del agua, sintiendo la frescura del aire en su piel. Kadisha se agachó y hundió los dedos en el agua, disfrutando de la sensación. Sin embargo, en lo profundo de su mente, un deseo ardiente comenzó a emerger, un anhelo que había estado contenida en los últimos días po
La luz del amanecer comenzó a filtrarse entre los árboles, tiñendo el cielo de un suave color dorado. Kadisha y Murdock despertaron en la orilla del lago, todavía envueltos el uno en el otro. La fresca brisa de la mañana acariciaba sus pieles desnudas, recordándoles la aventura de la noche anterior, donde el deseo y la conexión habían encontrado su punto culminante.Kadisha se desperezó, sintiendo el suave roce de Murdock a su lado. Con una sonrisa traviesa, se giró para mirarlo. Él aún dormía, su rostro relajado y sereno, los cabellos rubios despeinados iluminados por los primeros rayos del sol. Sin poder evitarlo, ella acarició su rostro con ternura, disfrutando del momento.Murdock abrió los ojos lentamente, una sonrisa comenzando a formarse en sus labios al encontrarla. —Buenos días, hermosa. —su voz aún tenía un tono somnoliento, pero su mirada reflejaba el deseo latente que ambos compartían.—Buenos días. —respondió Kadisha, un destello de picardía e
La calma que había envuelto el lago y el bosque comenzó a disiparse con la llegada de nubes grises que cubrieron el cielo. Kadisha y Murdock, aún sumidos en la intimidad de su conexión, no podían prever el giro que tomarían las cosas en los días siguientes.Después de un largo rato disfrutando del silencio compartido, Murdock se sentó, estirando las piernas en la hierba fresca y húmeda. Kadisha lo observó, su corazón todavía latiendo con fuerza tras la pasión del día. Se sentía viva y libre, como si nada pudiera interponerse entre ellos.—¿Deberíamos volver? —preguntó Kadisha, sintiendo que la brisa empezaba a llevar un ligero frescor.—No todavía. —respondió Murdock, con un destello travieso en sus ojos azules. —Aún no hemos terminado de disfrutar de este lugar.Kadisha sonrió, sintiendo que su espíritu aventurero se avivaba. Se levantó, extendiendo la mano hacia él. —Entonces, ¿qué tal si exploramos un poco más?Murdock se puso de pie r