Kadisha y Alanis avanzaban a través del espeso bosque, la luz del sol filtrándose entre las hojas y creando un mosaico de sombras y destellos. Cada paso que daban parecía resonar en el silencio que los rodeaba, y aunque la belleza natural era impresionante, la tensión en el aire era palpable. Kadisha se sentía en la encrucijada de su vida: el pasado la llamaba con fuerza, mientras que el futuro la desafiaba a enfrentarse a sus miedos.
—¿Sabes? —comenzó Alanis, rompiendo el silencio. —A veces creo que las sombras tienen una vida propia, una historia que contar.Kadisha lo miró de reojo. —¿A qué te refieres?—Cada árbol, cada susurro del viento; todo ha sido testigo de algo. Y las sombras que nos siguen no siempre son lo que parecen.Sus palabras resonaron en su mente. Kadisha había estado sintiendo las sombras de su pasado acercándose, y la verdad era que cada visión la acercaba un paso más a un destino desconocido.—Tienes razón. —respondKadisha y Alanis emergieron del bosque, el aire se sentía cargado de tensión y presagio. El cielo, antes despejado, ahora estaba cubierto por nubes oscuras que amenazaban con desatar una tormenta. Cada paso que daban hacia el campamento parecía resonar con la urgencia de su misión. El artefacto mencionado en el diario era un hilo frágil que podía unir o deshacerlo todo.—¿Dónde crees que podría estar oculto? —preguntó Alanis mientras caminaban, su mente trabajando a mil por hora.Kadisha frunció el ceño, tratando de recordar cualquier fragmento de información que pudiera haber escuchado en las historias de su abuela. —El diario mencionaba un lugar sagrado, un antiguo altar donde se realizaban rituales de poder. Podría ser allí.—¿Sagrado? —Alanis se detuvo, sus ojos fijos en los de ella—. Eso suena peligroso. Si Julius ha estado buscando este artefacto, no dudo que haya puesto trampas o incluso guardianes para protegerlo.Kadisha sintió un escalof
Kadisha sintió que el aire se volvía denso, y el silencio que siguió a la aparición de Julius parecía casi ensordecedor. Sus ojos se encontraron, y la chispa de desafío iluminó la expresión del Alpha rival, un destello de diversión en sus ojos oscuros.—Así que han venido a jugar a los héroes, —dijo Julius, su voz como un susurro cortante que atravesaba la tensión del momento.Kadisha sintió que el miedo y la ira se entrelazaban dentro de ella. Era el hombre que había causado tanto dolor y sufrimiento, y no se detendría ante nada para lograr sus objetivos.Sin embargo, justo cuando las palabras de Julius estaban a punto de encontrar un eco de respuesta, una nueva figura emergió de entre las sombras. Era un hombre de estatura media, con cabello castaño y un brillo travieso en sus ojos. Su sonrisa era despreocupada, pero había algo oscuro detrás de ella, como un rayo de luz que no podía ocultar la tormenta que se cernía.—¿Juli, amigo mío? —preguntó
El viento soplaba con suavidad a través del claro del bosque, donde Kadisha y Murdock habían encontrado un breve respiro del conflicto. Las sombras de los árboles danzaban con la luz de la luna, creando un ambiente casi mágico, pero Kadisha sabía que la paz era temporal.Murdock se recargó contra un árbol, cruzando los brazos sobre su pecho, sus ojos fijos en el horizonte. La tensión entre ellos era palpable; las palabras no pronunciadas flotaban en el aire como un eco distante. Kadisha sintió la necesidad de romper el silencio.—¿Quién es realmente Alexander? —preguntó, su voz suave pero firme. —No puedo quitarme la sensación de que hay más en él de lo que parece.Murdock giró la cabeza hacia ella, su expresión grave. —Alexander es un hombre complicado. Fue amigo de Julius en el pasado, pero hay rencores que lo envenenan. Su interés por ti no es casual.—¿Crees que está intentando hacerme daño? —inquirió Kadisha, sintiendo un escalofrío recorrer
El sol se asomaba tímidamente por el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos y prometiendo un nuevo día lleno de posibilidades. Kadisha se despertó en su habitación, sintiendo el suave roce de las sábanas contra su piel. Aún con la cabeza llena de sueños confusos y la intranquilidad que había dejado Alexander, se levantó con determinación.En el centro de la habitación, una luz tenue iluminaba un pequeño altar que había creado a partir de objetos que representaban su pasado y su conexión con el mundo espiritual. Las plumas de su abuela, un par de cristales que le habían sido entregados como regalos de protección, y una vela blanca ardían en medio de todo. Kadisha se acercó, dejando que el aroma del incienso llenara sus pulmones mientras se concentraba en lo que quería lograr: descubrir más sobre sus habilidades y, si era posible, el verdadero propósito de Alexander.—Hoy necesito respuestas, —murmuró para sí misma, encendiendo la vela con un gesto decidido.
La atmósfera en la manada estaba cargada de tensión, una mezcla de determinación y miedo que se palpaba en el aire. Kadisha y Murdock regresaron al claro, donde los miembros de la manada estaban reunidos. La preocupación se dibujaba en sus rostros, y el ambiente era sombrío, como un cielo antes de una tormenta.—Kadisha, Murdock, —saludó Alanis, el hermano menor de Murdock, con una mirada inquisitiva. —¿Qué ha sucedido? Se siente una inquietud en el aire.Murdock tomó aire y miró a su alrededor, sintiendo el peso de las expectativas sobre él. —Kadisha ha tenido visiones. Julius y su manada están tramando algo, y Alexander podría ser parte de sus planes.El murmullo se intensificó entre los miembros de la manada. Las miradas se dirigieron a Kadisha, y ella sintió una mezcla de orgullo y nerviosismo. Sabía que sus habilidades podían ser la clave, pero también la ponían en el centro de la atención, algo que siempre había evitado.—¿Qué has visto? —pr
El aire se tornaba más frío conforme la noche se establecía sobre el bosque. Kadisha y Murdock se sentaron junto a la fogata, donde las llamas danzaban como reflejos de su tumultuosa relación. La manada se había retirado, dejando un silencio que apenas se interrumpía por el crepitar del fuego y el susurro del viento entre los árboles.Kadisha miró las llamas, sintiendo que sus pensamientos se entrelazaban con las llamas en un torbellino de emociones. El eco de las palabras de Alexander resonaba en su mente.—¿Qué pretende realmente? —preguntó Kadisha, rompiendo el silencio y volviéndose hacia Murdock, cuya expresión era grave.—No lo sé, —respondió Murdock, frunciendo el ceño. —Pero no podemos bajar la guardia. Su lealtad a Julius es un peligro.Kadisha asintió, sintiendo la preocupación que pesaba sobre ella. Aquel encuentro había sido más que un recordatorio de los desafíos que enfrentaban. Era un indicio de que los conflictos pasados nunca qued
El amanecer se asomó con una luz tenue, pintando el cielo de tonos anaranjados y rosados. Kadisha se despertó envuelta en la calidez de los brazos de Murdock, su cuerpo aún lleno de la energía y el deseo que había sentido la noche anterior. Sin embargo, la serenidad del momento se vio interrumpida por una sensación persistente de inquietud que le recorrió la columna vertebral.Se incorporó lentamente, intentando no despertar a Murdock. Mientras se estiraba, los ecos de sus sueños y los peligros inminentes regresaron a su mente. Su conexión con Murdock era más intensa que nunca, pero la sombra de Julius y su manada rival siempre parecía acecharlos.Kadisha decidió que no podía esperar más. Necesitaba reunir a la manada y preparar a todos para el enfrentamiento que se avecinaba. Con cuidado, se deslizó fuera de la manta y se dirigió al claro donde la manada solía reunirse.El aire fresco de la mañana le dio la bienvenida, llenando sus pulmones de energía. Al
El amanecer trajo consigo un aire fresco y tenso, un presagio de lo que estaba por venir. Kadisha se despertó antes que Murdock, sintiendo el peso de la incertidumbre que había dejado la conversación con Alexander. La manada se preparaba para una lucha que podría cambiarlo todo, y ella era consciente de la responsabilidad que recaía sobre sus hombros.Después de vestirse, salió al exterior de la cabaña donde la manada se reunía. El aire matutino estaba impregnado del aroma de la tierra húmeda y el rocío de la noche anterior. Kadisha caminó hacia el claro, donde los miembros de la manada ya estaban organizando sus actividades. Murdock la siguió, su presencia era un recordatorio constante de la fuerza que la rodeaba.—Hoy debemos hablar sobre estrategias. —dijo Murdock, su voz grave atrajo la atención de todos.El grupo se reunió alrededor de él, los rostros serios, llenos de determinación. Kadisha tomó una respiración profunda y se unió a Murdock a su lado,