La voz de İzmir era débil, apenas un susurro mientras observaba a su hijo menor acercarse lentamente a su cama de hospital.—Kerem... hijo mío... Kerem avanzó con pasos cautelosos.—Estoy aquí, padre —respondió con suavidad, deteniéndose junto a la cama— he regresado para poner fin a esta locura.İzmir negó con la cabeza, a punto del llanto, mientras extendía una mano temblorosa hacia su hijo.—No puedo creerlo... Pensé que nunca más te vería, hijo, he cometido tantos errores...—No digas nada ahora, padre —lo interrumpió Kerem con gentileza, tomando su mano entre las suyas— habrá tiempo para hablar cuando te recuperes. por ahora, concéntrate en sanar.Las lágrimas corrían libremente por las mejillas de İzmir, quien ya no se preocupaba por ocultar sus emociones. En su cultura, se consideraba un signo de debilidad que un hombre llorara, pero en ese momento, nada le importaba más que tener a su hijo de vuelta.—Perdóname, Kerem... —sollozó, aferrándose a su mano con desesperación— perd
Mientras tanto, en la casa de los Ozturk, Mehmet llegó agitado y furioso después de su encuentro con el pueblo rebelde. Neylan lo recibió, preocupada al ver su estado.—¿Qué ha sucedido, hijo mío? ¿Por qué estás tan alterado?Mehmet la fulminó con la mirada, su orgullo estaba herido. No podía admitir que había sido derrotado.—¡Ese maldito traidor de Kerem me tendió una trampa! —escupió con ira— incitó a los hombres del pueblo a atacarme mientras llevaba a ese cobarde a la prisión. Neylan frunció el ceño, mientras su rostro reflejando preocupación.—Por lo visto mi hijo ha vuelto después de todo, espero poder convencerlo de que se arrepienta de sus errores, debemos ir al hospital de inmediato, si los hombres del pueblo están de su lado, será mejor que tratemos de llegar a un acuerdo.Elif, quien se encontraba allí, intervino rápidamente.—¡Permíteme acompañarte, Neylan! Deseo ver a Kerem... Necesito hablar con él.Asya, que había permanecido en silencio, soltó un resoplido despectivo
Mientras Mehmet se regodeaba en su aparente victoria al tener a Zeynep y Ayse bajo su control, Kerem se encontraba al otro lado de Diyat, reuniéndose con los sabios ancianos de la tribu y los líderes de las principales familias en una reunión importante.A pesar de las heridas y golpes que cubrían su cuerpo por la brutal golpiza propinada por los guardias de Mehmet, sabía que había llegado el momento decisivo de tomar medidas drásticas para poner fin, de una vez por todas, al reinado de terror, los abusos y la locura destructiva de su propio hermano menor.La reunión se llevó a cabo en el interior de una enorme tienda de campaña en las afueras de Diyat, donde los ancianos y los jefes de familia se sentaron formando un círculo solemne. Kerem, aunque visiblemente lastimado con el rostro amoratado y algunas costillas posiblemente rotas por los brutales golpes, se irguió con gallardía y orgullo frente a ellos, imponiendo respeto y admiración con su sola presencia. —Hoy los he convocado
En las afueras de Diyat, Kerem se preparaba para la inminente batalla que se avecinaba. Había reunido a un ejército de hombres leales, decididos a derrocar a Mehmet y restaurar el orden. —¡En marcha! —ordenó Kerem con voz potente— ¡Esta noche pondremos fin al reinado de terror de mi hermano!Un clamor ensordecedor de vítores y gritos de guerra resonó entre los hombres que conformaban su recién formado ejército rebelde, listos para la inminente batalla.— ¡Por la libertad de nuestro pueblo! —exclamaron algunos, alzando sus puños.— ¡Por la justicia y el honor de nuestras familias! —corearon otros, con los ojos brillantes, decididos.Kerem asintió con seriedad, su rostro reflejaba la tormenta de emociones que lo embargaba, miedo, ira, determinación, todo se mezclaba en un torbellino dentro de su pecho. Pero por sobre todas las cosas, estaba la necesidad desesperada de rescatar a su amada Zeynep de las garras de aquel monstruo que una vez llamó hermano.— ¡Por Zeynep! —rugió, mientras m
Después de la pelea con Mehmet, Kerem se negaba a recibir atención médica, deseoso de seguir luchando contra los partidarios de su hermano que aún quedaban en Diyat.— ¡No pienso quedarme aquí mientras esos fanáticos siembran más caos! —dijo con terquedad mientras Zeynep insistía en que lo revisara un médico.— Pero Kerem, necesitas que te revise un médico—ella señaló su rostro amoratado y las manchas de sangre seca que lo cubrían— ¡Podrías tener heridas graves que empeoren si no las atiendes!— Son un par de rasguños sin importancia —contestó él tratando de que Zeynep no insistiera en que se quedará.Sin embargo, Zeynep estaba decidida a no ceder en esto, sí había recuperado a su esposo con vida, no iba a arriesgarse a perderlo de nuevo por su obstinación.Tomando una decisión, salió y llamó al médico principal que atendía a la familia Ozturk.— Sea lo que sea que Kerem diga, atiéndalo de inmediato —le pidió con los ojos llorosos— perdón por recurrir a ello contra su voluntad, pero e
Mientras tanto, Asya, Halik Gazi, Elif y Neylan avanzaban con pasos sigilosos, observando escondidos mientras los guardias se retiraban del calabozo.— ¡Es nuestra oportunidad! —dijo Neylan con ansiedad— debemos liberar a Mehmet antes de que Kerem reafirme más su poder y lo haga ejecutar.— ¿Y si ya no es posible salvarlo? —la voz quebradiza de Asya se dejó escuchar temerosa.— Eso jamás —contestó Halik— los auténticos hombres no nos dejamos doblegar por simples palabras. Y Mehmet es nuestro líder.— Bien dicho, Halik —contestó Neylan.Sin Mehmet a la cabeza, no tendremos ninguna oportunidad contra Kerem y sus rebeldes —continuó Asya con voz gélida.— Entonces andando —los apremió Neylan con resolución— Conozco estos calabozos como la palma de mi mano, encontraremos un modo de liberar a mi hijo.Con sigilo de serpientes, se deslizaron hacia la entrada del calabozo, atentos a cualquier ruido que delatara la presencia de guardias. Para su alivio, la zona parecía desierta por el momento.
Caminaron sin detenerse ni hacer pausas para turnarse de descanso alguno, Neylan conducía la marcha con obstinación, ansiosa por dejar atrás los territorios de Diyat cuanto antes. Asya la seguía de cerca, siempre recelosa pero disciplinada, Elif en cambio parecía a punto de desfallecer a cada paso, sin poder evitar esporádicos quejidos y lloriqueos que irritaban a sus compañeros.— ¡Ya cállate de una maldita vez! —estalló finalmente Halik en una de las tantas veces que Elif comenzó a gemir— ¡Nunca en mi vida había escuchado a una mujer tan irritante y quejumbrosa! ¿Es que nunca aprendiste el valor del silencio? —Gritó, incapaz de soportar a su propia hija.— ¡No me hables así, padre! —Elif se volvió hacia él con ojos encendidos— ¿Crees que es fácil para mí arrastrar estos pies delicados por interminables...?— ¡Basta los dos! —la voz de Neylan se escuchó cortante como un cuchillo, silenciándolos— ni un sonido más o seremos presa fácil de algún grupo rebelde, necesitamos conservar fu
Al ser conducida ante los bandidos fuera de la tienda, Neylan caminó con la frente en alto, aparentando una seguridad y arrogancia que estaba muy lejos de sentir realmente. Su semblante estaba demacrado y amoratado por los abusos, pero sus ojos ardían con determinación, era casi una llama de locura nacida de la desesperación.Cuando la llevaron ante uno de los cabecillas, un hombre de rostro brutal y mirada codiciosa, ella se detuvo y lo encaró con una sonrisa desdeñosa que desconcertó a todos.— ¿Así que tú eres el más grande de estas bestias? —Le escupió con desprecio— pensé que serías más imponente al mandar sobre tanto esclavo obediente.El hombre se puso en pie y la abofeteó con fuerza, haciéndola trastabillar. Sin embargo, Neylan se reincorporó enseguida, riendo a carcajadas como una posesa.— ¿Eso es todo? ¡Vaya decepción! —Se burló mirándolo desafiante— pensé que los hombres de verdad podrían inspirar más temor en una dama, no lloriqueos como bebés malcriados.Una exclamación