Bebí hasta la última gota de alcohol viendo las fotos del día de mi boda, una que otra de los primeros meses de nacida de Katie y otras cuantas de mi esposa haciendo lo que más amaba hacer. Sus dibujos eran extraordinarios, cada uno tenía un gran significado especial para ella. Cada que un lugar, una fecha o un motivo la hacía feliz, duraba horas e incluso días plasmando el recuerdo en el lienzo. Por mi parte, me encantaba tirarle fotos mientras dibujaba, porque me adoraba ver lo feliz que era cada que lo hacía.
Entre sus tantos dibujos había uno el que apreciamos Katie y yo; la primera pesca de nuestra hija mientras ella desde lejos nos retrataba. No le gustaba pescar, pero sí aprovechaba el tiempo para plasmarnos en sus recuerdos. Éramos una familia feliz, no sé por qué Dios quiso poner a prueba, aun sabiendo lo buenos que hemos sido en la vida. Estar en su espacio, es como sentir que está a mi lado; tomando mi mano, abrazándome contra su pecho, sintiendo el olor de su cabello, escuchando los latidos de su corazón, sintiendo cada suave y tierna caricia de sus cálidas manos.Las lágrimas son inevitables, cada que pienso en que no volveré a sentir su calor lloro como un niño perdido y en búsqueda de su protección. Limpié mi rostro, sintiendo pesadez en los ojos y dolor en el estómago, pero este no es tan fuerte como el que llevo en el alma.Cerré con la puerta con llave y subí las escaleras con mucho cansancio. No quisiera entrar en la habitación, pues la frialdad y soledad que hay allí son grandes agobios. Al cruzar por la puerta de mi hija, su risa me hizo detener en seco. Miré la hora, son casi las 4 de la mañana y ella aún sigue despierta cuando debería estar descansando.—¿Tú crees, Mel? No lo digas solo porque eres mi amiga — le decía Katie aun riendo.—Muy pocas veces me equivoco. Estoy segura, pero no me parece que sea buen chico para ti. A simple vista se ve lo único que está buscando.—¿Tú qué sabes lo que está buscando de mí? Melanie Brown, estás juzgando muy mal a una persona que no conoces.No se supone que esté escuchando conversaciones ajenas, pero el rumbo que tomó su charla me dio más curiosidad. Están hablando de chicos, y no hace falta detectar el tono molesto de Katie.—Precisamente porque no los conocemos es que te lo digo, Kat. Son chicos guapos y que fácilmente llaman la atención de las chicas, pero lo único que buscan es llevarnos a la cama. Además, no pienso salir con hombres por un largo tiempo. Lo que hiciste en la noche estuvo muy mal, agradece que estuve ahí para detener una locura.—Tienes razón, no los conocemos. Gracias por estar conmigo y hacer del trabajo de mamá gruñona.Me tensé, ¿qué demonios había pasado? Estuve a pocos segundos de abrir la puerta y pedir una explicación. Mi corazón latía frenéticamente, mientras no sabía cómo actuar en una circunstancia de estas.—Soy tu mejor amiga, Kat. Mi deber es cuidarte, apoyarte y aconsejarte cuando así lo necesites. Es normal que nos dejemos llevar por lo atractivo de esos chicos, pero también debemos pensar en lo que a trasfondo quieren. Ese tipo se estaba aprovechando la debilidad que tienes por la bebida, pues cuando me di cuenta de que no dejaba de darte trago tras trago tuve que inventarme algo para sacarte de allí — suspiró—. Yo te quiero mucho, hemos sido amigas desde que éramos muy pequeñas. Créeme, esos lugares no van acorde a nosotras.Melanie me sorprendió, no sabía que una chica de su edad hablara de forma tan madura e inteligente. Desde siempre supe que ella era una buena amiga para mi hija.—Quería olvidarme de todo por un rato, pero siempre resulto metiendo la pata — escuchar llorar a mi hija fue el puñal que hacía falta para hundirse en una herida abierta y sangrante—. Lo de mi mamá, lo de mi papá. ¿Sabes? Es horrible vivir sin ella, además de que me duele ver a mi papá hundirse cada vez más en dolor. No entiendo cómo es que tú no lloras por la ausencia de tu padre.Un nudo se formó en mi garganta, y mis ojos se llenaron de lágrimas. Ninguno de los dos ha podido cerrar la partida de Elena, y hasta que no lo hagamos, no podremos seguir adelante.—Por supuesto que he llorado no hagas ver que me olvidé de mi papá. Solo que es mejor recordar las cosas buenas que nos dejaron y nos brindaron, en lugar de llorar por lo que tarde que temprano nos llegará a todos.—Quieres a Roberto, eso me da a entender que has olvidado quien es tu verdadero padre. No estoy juzgando a tu mamá, pero es como si nunca hubiera amado a tu padre tampoco.—Katie, estás equivocada. Ya te lo he dicho muchas veces, pero al parecer no te queda claro. Mi papá murió cuando yo tenía 7 años, los recuerdos que tengo de él son limitados, pero muy valiosos; solo yo puedo sentir la extrañeza que su ausencia me genera. Quisiera que él estuviera aquí, compartiendo mis triunfos y apoyándome en los errores que cometa, pero no tengo poderes sobrehumanos para devolver la vida de una persona. Mi madre lo amó inmensamente, de eso no tengo ni la más mínima duda. Mi mamá tiene derecho de rehacer su vida, de tener un compañero a su lado y ser feliz de nuevo; porque estoy segura de que papá lo hubiera querido así. La soledad es la muerte de toda persona, Kat. Si yo consigo pareja y soy feliz, ¿por qué ella no puede serlo? No está fallándole en ningún aspecto a la memoria de papá; porque el amor que le da a Roberto no es el mismo que le dio a mi padre. Además, soy consciente de que, si me voy de su lado algún día, ella quedará completamente sola; y prefiero verla acompañada y feliz, que muerta en vida. Hasta mañana — culminó ella, llenando el aire con un denso y pesado silencio.Sus palabras tocaron fibras sensibles de mi ser, haciéndome cuestionar todo lo que me ha venido diciendo Gabriel. Pero no, sinceramente no creo que exista en la tierra otra mujer que llegue a querer como a mi Elena.Cada día es una batalla más, una la cual siento que pierdo en el intento de salir victorioso y sin heridas. He tratado de reformular y construir rutinas que me permitan estar más tiempo con mi hija, pues esa conversación que escuché la otra noche con su amiga aún me sigue rondando la cabeza. Sé que ya es una mujer adulta y, que probablemente, no necesite de mí, pero ella no ha tenido una guía y una consejera en esos asuntos del corazón. Aunque Melanie me dio la leve impresión de ser esa chica que le indica lo que es correcto y lo que no.Planee una tarde con ella, por lo que no me esperaba que fuera a salir muy arreglada para algún lugar que no quiso contarme. Estar solo en la casa, sin hacer nada mientras los recuerdos me atacan y me persiguen por cada rincón que pise de la casa, me hizo salir a la calle sin pensarlo dos veces.Necesitaba aire, las paredes parec&iacu
No sé por cuantas horas me quedé esperando a Melanie fuera de la cafetería, que hasta el coxis lo sentía dolorido, por lo que salí del auto y estiré mi cuerpo un poco. Se hacía cada vez más de noche, y no había atención de que el establecimiento cerrara pronto. Es muy tarde, ¿cómo es posible que hagan trabajar a las personas a largas horas de la noche?Había llamado a Katie hace algunas atrás, y me dejó pensativo eso de que se encontraba reunida con un amigo. Por mi propio bien, espero que sea cierto. Mi hija me hará padecer de un infarto antes de tiempo.Desde lejos vi como la propia Melanie le daba vuelto al letrero, dejando en claro que ya no se encontraba abierta al público. Varios minutos más tarde, salió y caminó directo hacia mí. Me puso un poco nervioso su mirada, al parecer parecía disgustada o ta
Durante un largo mes he mantenido la distancia con Melanie, luego de lo sucedido esa noche, me es incómodo tenerla frente a frente. Las pocas veces que nos tropezamos en la casa, como mínimo y por respeto le doy el saludo. Sentir la presencia de mi esposa en otra mujer no me agradó en lo absoluto. Me hizo sentir como si le hubiera fallado a la promesa de amarla y respetarla hasta la muerte.Estuve hablando con mi hija, y por su propia voluntad me contó que estaba enamorándose de un chico; no me dio mayores detalles de él, pero sí aseguró tener una relación muy reciente. Lo que tanto temía estaba sucediendo, no obstante, ella merece conocer y degustar el sabor de su primer amor. Además, está lo suficientemente adulta para tomar sus propias decisiones.Gabriel terminó por convencerme de ir a la dichosa fiesta de disfraces a ese club nocturno, aunque lo hago más p
La mujer que se encuentra a mi lado, bebe de la botella de licor como si su vida dependiera de ello; como si tomando esos tragos tan largos y pausados fuera arrancar de su pecho la pena que su voz transmite. Las palabras que suelta van saliendo atropelladas, alargadas y enredadas. ¿Qué la llevó a embargarse el día hoy? ¿Qué tipo de pena y sufrimiento es el que carga a su espalda? Tal vez sea una razón parecida a la que llevo tantos años perdido en el alcohol.—¿Sabes? Lo más triste de todo, es que, entre más nos arruinamos el cuerpo y la mente nosotros mismos, menos entendemos que el licor no es una salida a nuestros problemas — pronunció de repente, girándose en la silla hacia mí—. ¿Alguna desilusión amorosa? ¿Tal vez un engaño? ¿Un amor no correspondido? Yo podría darle buenos consejos, pero mi mente está
Mi respiración se encontraba entrecortada, mi corazón no dejaba de martillar con fuerza y rapidez dentro de mi pecho, y mis manos parecían haber cobrado vida propia; sin descaro alguno, acaricié las curvas del cuerpo del ángel que me tenía totalmente en una nube. Mientras mordía mis labios, me movía al compás de su baile; siendo casi dos cuerpos en una sola sintonía.Ella, por su parte, no puso ni la más mínima resistencia y tampoco intentó apartarme. Es más, su baile se volvió más lento, sensual, muy erótico. Hubo un fugaz instante en que mis manos viajaron al centro de du vientre y empezaron a trepar lentamente hacia su pecho, pero me detuve justo en las costillas, sintiendo bajo mis dedos la suavidad y la humedad de su piel. Escuché aun por encima de la música, el suave gemido que emitió. Ese sonido alocó mis sentidos, los
—Hombre, que no has hecho nada malo. No te sientas culpable por vivir — Gabriel no dejaba de hablar mientras preparaba café bien cargado para bajar la resaca que los dos presentábamos—. Eres un hombre libre, Keith.—No, no lo soy. Mientras mi esposa siga estando presente en mi corazón y mi mente, ella seguirá siendo la única dueña de mi vida — me dejé caer de espaldas en el sofá de mi casa, sintiéndome el peor de los hombres—. Le fallé.Él suspiró.—Ella ya no está y, aunque suene horrible de mi parte, ella no va a volver. Debes comprender que tienes derecho de vivir y ser feliz. No le has fallado a nadie.Me negaba a sus palabras, aunque en el fondo le daba un poco de razón. Pero mi deber y mi promesa en el altar aún seguía intacta. Lo que menos quería, era que Elena sitie
MELANIETan pronto llegué a mi casa, me adentré en la ducha y duré largos minutos debajo del agua. Nunca antes me había sentido tan mal en mi vida, no solo por la metida de pata que anoche cometí, sino por el hecho de que ese hombre tan pasional y misterioso sea el papá de mi mejor amiga. No debí ir a ese lugar sola, y menos ponerme a beber como lo hice.En cierto modo necesitaba olvidar el dolor que Rubén; el hombre que amaba con todas las fuerzas de mi corazón, decidiera engañarme sin remordimiento alguno. Pero no había necesidad de involucrarme con otro hombre estando ebria, ¿o sí?¿Cómo se supone que ahora vea la cara de mi única amiga sin sentir culpa? Es su padre, ella es mi mejor amiga. No quiero que nuestra amistad se vea afectada por algo que ocurrió de momento y sin esperarse.Siempre ha sabido qué
—Es mejor que hablemos en un lugar privado. Además, vamos a hablar de la apasionada noche que tuvimos en medio de un callejón sin siquiera saber ni nuestros nombres, pero que, a la mañana siguiente, nos estrellamos en…—Ya comprendí… — desvió la mirada.— Quiero decir — carraspeé—, no podemos darnos el lujo que las personas escuchen la intimidad que tuvimos tú y yo.—Toma asiento, por favor — su rostro se encontraba sumamente rojo—. ¿Te apetece un café o un té?—No, así estoy bien, muchas gracias.Me señaló el enorme sofá que decoraba su oficina, y tras darme el paso me senté con el corazón a mil. Que imprudencia la mía, pero soy una persona que le gusta decir las cosas como son. Además, es de lo que vamos a hablar, no del