AmalSabía que sería un duro golpe para él enterarse de la verdad, pero no sé si realmente pueda soportar cuando se entere que entre su esposa e hijo asesinaron a su adorada Defne, aquella pequeña y hermosísima hija que había nacido con sus mismos ojos, encanto, carisma y corazón, porque sí, pese a todo pronóstico Ahmed Qattan siempre fue un hombre de primera categoría, fiel, leal, amoroso, un padre de familia ejemplar que quería lo mejor para sus hijos, siendo Farehya su único y mayor error en la vida, pero personas con un corazón tan bondadoso como el de él nunca están solos y siempre tendrán a alguien que lo respalde.Me acerqué a la camilla donde yacía un poco pálido todavía y con lágrimas en mis ojos tomé su mano con cariño, era el silencio nuestra única compañía, pero al menos sigue con vida que es lo más importante para mí.—¿Amal? —habló ronco llamando mi atención.—Tranquilo encanto, solo cierra tus ojos y descansa, todo estará bien —dejé una caricia en su níveo cabello, él s
AhmedDespués que salí del hospital permanecí un par de días en reposo absoluto en casa de Amal, pero no quise hablar con nadie, tenía tantas cosas rondándome la cabeza que me era imposible ver a alguien en ese instante y pedí a una de las encargadas que le hiciera saber mi decisión a los demás, ella era la única que ingresaba para dejar mi comida, la cual apenas y llegaba a tocar.Cada vez que dormía tenía pesadillas con mi familia, recordaba el pasado, la muerte de mi hija, el odio de mi hijo pensando que yo era cómplice en todo esto y mil panoramas más, incluso veía la imagen de Farehya burlándose en mi cara diciéndome cuán estúpido había sido al caer en sus trampas, pero si hubo uno en particular que llegó a atormentarme fue cuando soñé que veía en el jardín los cuerpo de mi nieto, de Safaa, Lucero, Abiud, Alison, Amal y Defne, todos en un charco de sangre inmenso donde miles de voces hacían eco a mi alrededor culpándome por la muerte de ellos.Creo que jamás en mi vida me sentí t
Dos días después Amal Si al poco tiempo de casarme con mi difunto esposo me hubieran dicho que Ahmed haría esa confesión, entonces habría dado la cara a todos para irme con él y ser feliz junto al hombre que amaba, pero ahora no sirve de nada pensar en lo que pudo haber sido pues no se tiene el poder para cambiar el pasado, pero sí tenemos la opción de cambiar el futuro y es justo a lo que nos dedicamos al día siguiente de la confrontación con Ahmed. Después de llorar en sus brazos por no sé cuánto tiempo, estuvimos hablando del pasado, de nosotros, del sentimiento que callamos envuelto en un manto de dolor y también fui honesta con él respecto a todo lo hablado con los demás, le pesó profundamente enterarse de lo ocurrido con Defne, pero sacó la fortaleza de ese hecho para querer hacer justicia por su hija y por Safaa. Así, nos dedicamos a revisar después toda la documentación teniendo una extensa reunión entre todos para saber cómo daríamos el golpe, hablamos con un abogado y un
Lucero Realmente me sentía feliz a su lado, el brillo de su mirada era algo que removía muchas cosas en mi interior de una manera bonita, diferente, algo que ningún otro hombre me llegó a proporcionar, era la seguridad que quería de una persona y un afecto sano, sin gritos ni golpes. Tomamos uno de los autos de Amal y nos dirigimos al centro histórico, pese a querer recorrer otros sitios en la ciudad y maravillarme con su arquitectura e historia, es algo que terminé olvidando completamente al estar con él hablando trivialidades, cada cosa parecía maravillosa por más insignificante que sonara y caminar tomada de su mano es algo que se me hizo un hábito rápidamente. Cerca de las tres nos trasladamos a otro punto de la ciudad, quise recorrer un centro comercial para comprar algunas cosas que me hacían falta y después se suponía que iríamos a cenar en el último piso que es donde quedaba la zona de restaurantes, pero a medida que transcurría el tiempo no podía evitar sentirme observada,
Abiud Hacía unas horas que Sharif y Lucero habían salido para despejarse un poco en lo que nosotros nos quedamos en casa repasando el plan de Alison y hablando con Karhel para obtener su ayuda, el cual aceptó encantando dejándonos saber entre líneas que haría algo especial contra Ijmed Uzal. —¿Están seguros que fue una buena idea pedir la ayuda de él? Quizás más adelante quiera cobrarnos esto. —No debería —contestó Alison como si conociera al sujeto de toda la vida. —Si Karhel se atreviera a hacer eso, entonces ustedes podrían alegar el hecho de que técnicamente fue por nosotros que él descubrió el robo en sus empresas, así que él nos pagaría el favor con este plan. —¿Y se supone que solo eres un fotógrafo? —comentó Ahmed ante la respuesta de Alison sacando en él una sorna sonrisa. —Que sea un fotógrafo no me hace un tonto, al contrario, este trabajo me permitió conocer muchas cosas, además de ciertas experiencias en la vida —contesta con mucho orgullo…. lo que me hace preguntarm
Lucero Desde lo ocurrido en el centro comercial todo se volvió una pesadilla para mí, no podía estar tranquila al saber que la vida de Sharif seguía pendiendo de un hilo y al cabo de tres días donde pasé por una montaña rusa de emociones, pesadillas y mil pensamientos que se atravesaban en mi mente, fue cuando al fin decidí actuar y esta vez lo haría sola, o algo así. Recién había regresado de la mansión tras cambiarme de ropa y vi que Amal se encontraba sola en la sala de espera, me dijo que Abiud se encontraba hablando con el abogado nuevamente, Ali estaba en la cafetería y Ahmed estaba con Sharif, así que esta sería la oportunidad perfecta. —Amal, quisiera pedirte un favor. —Claro que sí querida, dime. —¿Podrías prestarme tu móvil para hacer una llamada? Es que el mío se descargó y quisiera pedirle a Ali que me traiga un café. Ella accedió sin problema entregándome el móvil para después retirarse al baño, dejándome así la vía completamente libre, busqué en sus contactos el nom
LuceroLuego de esa reunión tan intimidante que tuve con Karhel, su chofer nos llevó directo a un edificio enorme que me recordó un poco al de Ahmed, informó a sus tres guardias que debían ir conmigo para brindarme toda la protección necesaria desde el instante en que saliera del auto y debía regresar ilesa al mismo una vez finalizada la reunión con Qattan, asimismo, ellos no debían dejarme sola bajo ningún concepto sin importar quién diera la orden y de ser necesario, limpiarían el lugar sin darle de bajar a Omar.No negaré que por un instante me arrepentí de haber hecho esto porque realmente no sabía qué podía ocurrir, aun cuando esperaba lo peor con Qattan, pero tampoco quería que nadie resultara herido o asesinado por lo que estaba a punto de hacer, pero igual no hay vuelta atrás, el trato fue cerrado, estamos en el sitio y no puedo arrepentirme ahora.—De Almeida —llamó Karhel una vez me bajé del auto con sus hombres. —Toma un profundo respiro, recuerda el motivo por el cual hace
Lucero Regresamos rápidamente al auto de la misma forma en que ingresamos al edificio, todos nos acomodamos y el chofer arrancó en el acto alejándonos del lugar. —¿En qué terminó todo, futura señora de Qattan? —preguntó Karhel con mucha seriedad. —Llegamos a un acuerdo. —¿Y por qué no te ves feliz por tu hazaña? Deberías estar celebrando. —Debería… —murmuré con la misma opresión en el pecho que había sentido desde que Omar dijo lo que quería en lo que todo quedó en silencio. Tomé rápidamente mis prendas y me cambié sin decir nada esta vez, pensando únicamente en lo que había hablado con ese hombre antes de salir de su oficina. —De Almeida —levanté la mirada a Karhel tras poner mi camiseta. —Hiciste un buen trabajo —fruncí mi ceño sin comprender bien a qué se refería. —¿Acaso escuchó algo de lo que hablamos? —Escuché absolutamente todo, no creerás que te dejaría ir sin saber lo que ocurriría ¿O sí? —Entonces no tengo que decirle lo que acordamos. —Debes estar orgullosa de ti