43. ATENTADO

Lucero

Realmente me sentía feliz a su lado, el brillo de su mirada era algo que removía muchas cosas en mi interior de una manera bonita, diferente, algo que ningún otro hombre me llegó a proporcionar, era la seguridad que quería de una persona y un afecto sano, sin gritos ni golpes.

Tomamos uno de los autos de Amal y nos dirigimos al centro histórico, pese a querer recorrer otros sitios en la ciudad y maravillarme con su arquitectura e historia, es algo que terminé olvidando completamente al estar con él hablando trivialidades, cada cosa parecía maravillosa por más insignificante que sonara y caminar tomada de su mano es algo que se me hizo un hábito rápidamente.

Cerca de las tres nos trasladamos a otro punto de la ciudad, quise recorrer un centro comercial para comprar algunas cosas que me hacían falta y después se suponía que iríamos a cenar en el último piso que es donde quedaba la zona de restaurantes, pero a medida que transcurría el tiempo no podía evitar sentirme observada,
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