Lucero Llevaba un par de días en casa de mi padre, hasta ahora él y Paz han estado al pendiente de mí igual que los hombres de Ramiro, me he tomado mi tiempo para revisar las salidas de la casa desde puertas y ventanas hasta los alrededores, por mucho que quiera no podía atenerme a la idea de que Karhel aparecería a tiempo y menos si desconocía la situación, así que debía adelantar trabajo entreteniéndome con algo. Asimismo, la relación con mi padre se ha tornado un poco confusa para mí, pese a que hemos salido los tres, ya que él quiso acompañarnos para que no cargara nada y de vez en cuando opinaba cuando se emocionaba en silencio con alguna idea, no dejaba de tener un conflicto interno entre su pasada ausencia dejándome desprotegida en manos de Rosario a la vez que me gustaba ver este nuevo hombre junto a mí, uno que gustaba de abrazarme para resguardarme, que estaba al pendiente en si quería algo de comer, descansar o cualquier otra cosa que se le ocurriera y de vez en cuando ve
LuceroDespedí temprano a mi padre y cerré todas las puertas y ventanas con seguro, no contaba con mucho tiempo, así que hice un barrido por toda la casa comenzando en la habitación de mis padres, fui cajón por cajón, revisé entre prendas y también el armario, pero no había nada.Después pasé al despacho de mi padre, era demasiado por buscar al poseer una biblioteca tan grande, pero no podía rendirme. Me tomó un tiempo ya que debí mover algunas cosas bastante pesadas y no quería sobre esforzarme por el bebé, supongo que el miedo a perderlo está muy latente aun con Ramiro lejos. Por desgracia recibí una llamada de Paz indicándome que saliera para acompañarla a otro lugar, aunque todavía quedaban un par de cajones en el escritorio que estaban bajo llave y un sector de la biblioteca por revisar, lo que tendría que esperar hasta mañana.—¡Rayos!Tropecé con el escritorio golpeándome fuerte en la pierna, pero el ruido que hizo al moverse fue lo que me alertó. Revisé el suelo que era de mad
Día de la partida de Lucero. Alison Verla irse con ese infeliz fue demasiado doloroso y lo peor fue tener que quedarme quieto para evitar que la matara frente a nosotros, para colmo, Sharif se encerró en el despacho desde su partida, se negó a hablar con alguien y ni qué decir de Amal y Ahmed quienes estaban destrozados. Increíblemente mi hermana supo ganarse el corazón de Marruecos en muy poco tiempo y no es para menos, pues ella siempre fue así, sabía ganarse honestamente el cariño de la gente… con sus excepciones. Por otra parte, debí contener mis lágrimas al pensar en cómo ayudaría a mi hermana, no podía hacer nada por ahora y lo único que tenía seguro era que estaría en Barcelona, pero podía ser una trampa y Ramiro quizás la llevaría a otro lugar, entonces recordé lo que ella me dijo sobre Karhel e ingresé a la casa para buscar a Amal, tenía que contactarlo cuanto antes, mas fue el rostro del hombre que estaba de pie en mitad de la sala lo que me dejó helado de pies a cabeza.
Alison—Después de dos tortuosos días en Marruecos soportando el interrogatorio de Sharif, ¡por fin estamos en Barcelona! —exclamé en cuanto bajamos del avión.—¿Tantas ganas tenías de volver?—Abiud, Barcelona es la tierra que me vio nacer y en esta exquisita piel corren las aguas catalanas.—No me lo tomes a mal, pero tú no te ves precisamente como un español, más bien pareces suizo o norteamericano.—Eso es porque saqué la belleza de mi madre quien es de Austria, aunque vivió desde la adolescencia en España al trasladarse mis abuelos por trabajo.—Interesante ¿Y tu padre?—No lo sé… Nunca le ha gustado hablar del pasado, mucho menos de su lado de la familia. Mi madre dice que hace años tuvo una fuerte discusión con sus hermanos y su padre llegando a distanciarse de todos ellos, pero no está confirmado nada y nunca me interesé en buscarlos.—¿Por qué? Se trata de tus raíces.—No lo sé, quizás porque estaba más ocupado en ponerme de rodillas para rezar evitando los castigos, hasta qu
AbiudTres días, solo eso hemos estado en Barcelona y no sé cuál día fue peor. Para empezar, la primera noche que pasamos en la ciudad, Alison no quiso mencionar una palabra más tras vomitar, sino que se dedicó a ver uno a uno los documentos pese a que fue su idea dividirnos el trabajo, hice lo mismo hasta que el cansancio me ganó percatándome a la mañana siguiente que él seguía despierto con unas terribles ojeras.Flashback—¿A qué hora te acostaste? —pregunté al verlo todavía en el escritorio.—Eso qué importa —contestó de mala gana.Me acerqué, él seguía leyendo los documentos, se veía demasiado mal y ni siquiera quiso tocar la cena, que por cierto, valga decir que la supuesta cena romántica la terminé cancelando porque él no escuchaba razón alguna de mi parte.—Alison, necesitas descansar, no servirá de nada que te mantengas despierto por días y cuando vayamos por ella estés enfermo.—¿Enfermo? —recalcó sacando las garras. —¿Enfermo dices? ¡Enfermo está ese bastardo de Ramiro Díaz
Abiud Salí rápidamente con la esperanza de que Alison ya hubiese regresado, pero al abrir la puerta, lo encontré en la tina que estaba en mitad de la habitación con dos rodajas de pepino en los ojos, música y una copa de vino tinto en la mano. ¿Acaso crucé a un mundo paralelo, o me equivoqué de habitación y ese no es Alison sino alguien más? —¿Alison? —¿Sí? —¿Qué haces? —Rejuveneciéndome. Recién acabo de volver del spa donde me hicieron un increíble masaje, me colocaron una mascarilla corporal de chocolate, estuve en el sauna y ahora degusto mi vino de cortesía en esta increíble tina que no había estrenado —respondió con el mayor deseo del mundo sin dejar de “verme” con las rodajas en los ojos y dándole un trago al vino cual diva. —¿Te encuentras bien o esto es otra forma de expresar tu tristeza y frustración? —No más de eso, Sabbag —respondió con total seguridad. —Esas tonterías me hicieron perder mucho tiempo y sé que el infeliz de Ramiro está lastimando a mi hermana, pero t
Abiud Sabía que este viaje estaría bastante movido, pero no me imaginé que terminaría con una horrible migraña ¡y peor!, pagándole los gastos extras a Alison quien le dio parte de su ropa al tal “Rasti” junto a otras prendas que le compró. Ese día nos arrastró por todo el Corte Inglés buscando ropa para ellos, luego nos metió a empujones a un local donde le quitaron las rastas al chico y lo afeitaron dándole un cambio radical que evidenciaba sus apenas veinte años, aunque tenía una cara de niño que no se la quitaba nadie. Lo que más me alteró del asunto, fue que se aprovechó de toda la situación tras hacerme un escándalo en el restaurante donde casi nos descubre Omar y, por ende, debimos salir rápidamente perdiéndolo de vista, pero al menos pude descubrir algunas cosas. No obstante, esta semana no terminó ahí, ya que Rasti siguió visitándolo en el hotel pidiendo siempre servicio al cuarto y trayendo bolsas con contenido desconocido para mí, pues no quería hablar con Alison al termin
AbiudEn cuanto Alison me besó, quedé paralizado y mi mente se nubló dejando de funcionarme la razón, ni siquiera mis músculos reaccionaban por mucho que les ordenara alejarlo, pero la peor parte vino al morder mi labio sacándome un sutil gruñido que esperaba no hubiese escuchado y a su vez, hubo algo en tal acción que me hizo sentir un incontrolable calor en todo el cuerpo. Dicho calor se convirtió en una llama al tocar mi lengua y me dejé arrastrar como las olas del mar siguiendo el beso, era fascinante, atrevido… sensual.¡Maldición, no debería estar pensando en esto y menos con él! ¡Joder, se trata de Alison Manrique, el mejor amigo y hermano de Lucero quien es la novia de mi hermano! ¡Y peor! ¡Alison es un hombre! No obstante, la llama disminuyó igual que el ritmo del beso hasta que sentí sus labios separarse dejando una extraña sensación en los míos, un cosquilleo intenso, vibrante.—Ya se fue —murmuró. Abrí mis ojos tragando más que saliva con los nervios destruidos, pero aun c