Emilio termina de cancelar la cuenta del restaurante, mientras Rebecca echa un manojo de nervios, tiembla ante la idea de que su padre haya fallecido. Las palabras de Yolanda, no fueron del todo específicas, sólo le pidió volver al hospital urgente. Salen del restaurante, suben a un taxi de regreso al hospital. Minutos después ingresan al lugar. Desesperada, Rebecca corre hasta la habitación de su padre, a pesar de que Emilio intenta calmarla desde que subieron al taxi. —Trata de calmarte, mi amor. —¿Cómo me pides que me calme, eh? Si mi padre puede estar mue… —guarda silencio como si evitando nombrar aquella palabra, pudiese cambiar o detener el rumbo de la vida. Sin embargo, la pelicastaña no logra apartar de su mente el espectro de la fatalidad. Cuando llega a la habitación, es recibida por el médico de guardia, cuya mirada refleja desconcierto y confirma lo que la chica ha estado temiendo. —Doctor, mi padre, ¿cómo está mi padre? —pregunta sosteniendo la solapa del mandil
La terrible noticia de la muerte de Ignacio conmociona a Sofía. Los últimos minutos a su lado, sintió que este finalmente la aceptaba y quería, como ella siempre soñó; pero ahora que él ya no estaba, nunca podría saber si realmente la quería. —¿Por qué Rebecca? ¿Por qué papá se fue? El llanto y la tristeza de Sofía, destrozan la poca estabilidad emocional que Rebecca había intentado mantener. Emilio al igual que ella, siente dentro de su pecho una profunda angustia. La noticia se corre rápidamente por las redes sociales “El implicado en el secuestro falleció, tras horas de agonía” “El perpetrador del secuestro muere luego de confesar la verdad”. Rebecca se siente indignada ante las mentiras que levantan en contra de su padre. —No puedo creer que digan esas cosas de mi padre, Emilio. Nadie como yo sabe quien era realmente —se refugia entre sus brazos. —Son noticias sensacionalistas, ya sabes, se lucran a fuerza de mentiras. —No es justo. Mi padre está muerto y no puede def
Emilio llega a mansión familiar donde sabe que podrá encontrar a su hermano. Es recibido por Sonia la antigua ama de llaves que siempre estuvo a cargo del cuidado de ellos desde que eran unos niños. —Sr Emilio, que alegría verlo por aquí. —exclama emocionada la mujer delgada y de cabello cenizo.—Igualmente Sonia, me alegra verte. ¿Mi hermano se encuentra? —Sí, acaba de llegar hace unos minutos. Está en la biblioteca. ¿Quiere que le avise que está aquí? —No, no te preocupes, yo iré hasta la biblioteca. —¿Desea algo de tomar?—Me vendría bien un buen café, ya sabes bien cargado y-—Sin azúcar —agrega la mujer, sonriente.— En seguida se lo llevo. Emilio camina hacia la biblioteca, reviviendo en cuestión de segundos lo que fue su infancia en aquel lugar. Desde la muerte de sus padres, no había pisado la casa familiar. En tanto, en su oficina, Enzo tiene una conversación por video llamada con su cómplice y amante.—Todo salió a pedir de boca, querido. Creo que fue incluso
Para Emilio descubrir aquella verdad resulta doloroso. No sé trataba de ver que Olivia lo hubiese traicionado con su propio hermano, no. Era mucho peor que comprobar el nivel de falsedad que había en ella. Simplemente se sentía decepcionado de Enzo. ¿De que más era capaz? Se preguntan y sus dudas con respecto a él, crecen de manera desproporcional. No sólo era el amante de su ex, sino que le ocultó la verdad sobre Sofía. Tampoco entendía que contactos eran esos que podían suministrarle una cantidad de dinero tan alta de forma tan rápida, cuando a él, mismo se le hizo cuesta arriba conseguir un préstamo en el banco.A pesar de ser conocido como un empresario responsable y moralmente reconocido por las entidades financieras donde por muchos años ha tenido sus cuentas bancarias, recibió miles de exigencias que por cuestión tiempo lo obligaron a vender una buena parte de las acciones de AUTOTEC.Todo aquello le genera repulsión y desconcierto. Pone en marcha su coche y minutos después
La mañana siguiente, todo está preparado para el regreso a Alicante. Mientras Emilio se ocupa de entregar el coche que había rentado, Yolanda le cuenta a Rebecca lo que está sucediendo con su hijo. —No podré ir a Alicante por ahora. Fabricio está detenido. —Pero no puedes hacer nada madrina, no tiene sentido que te quedes acá sola. —replica, para Rebecca, Fabricio siempre fue un joven malo que nunca valoró a su madre.—No Rebecca, lo que no puedo hacer es irme y dejar solo aquí a mi hijo. —responde con firmeza. Ante la respuesta de su madrina, Rebecca reflexiona y se ofrece a ayudarla. Le debía tantas cosas, que a pesar de lo que pensaba del chico, no podía negarse a apoyarla.—¿Quieres que hable con Emilio para que converse con alguno de sus abogados? —No tengo como pagarle. Bien sabes que no estoy trabajando en este momento. —Eso lo sé, madrina. Desde que mi madre murió te has hecho cargo de Sofía y eso siempre te lo agradeceré. Déjame hablar con él ¿Vale? Yolanda acc
—¿Le suena el nombre de Enzo Ferrer? —amplia su sonrisa y un gesto malévolo responde todas sus dudas e incertidumbre. Indignada por aquella terrible verdad, Yolanda está decidida a enfrentar de una vez por todas a Enzo Ferrer. El abogado quien acaba de terminar su conversación con su nuevo defendido, se dirige hasta el estacionamiento donde aún permanece la mujer, algo perturbada por lo que puede sucederle a su hijo. —¿A dónde se dirige, Yolanda? Si desea puedo llevarla. —No se preocupe abogado. Estoy esperando un taxi, debo ir a la zona norte. —Justo voy hacia esa zona, permítame llevarla. Yolanda recuerda que el abogado trabaja en la misma empresa que Enzo Ferrer, por lo que termina aceptando su ofrecimiento. —Está bien, doctor. —dice y sube al coche— Gracias. —Creo que el caso de su hijo es un poco complicado, no tanto por el delito de posesión ilegal de estupefacientes sino por el historial que tiene. Sin embargo, haré todo lo que esté a mi alcance para sacarlo de
—Buenas tardes, Sr Emilio —saluda Nacho a su jefe y a Rebecca.—Lamento mucho lo de su padre. —Gracias, Nacho. —responde con tristeza, mientras este toma el equipaje de ella y la niña para llevarlo hasta sus habitaciones respectivas. Rebecca se siente un poco descompensada por el trajín de esos tres días que parecían interminables para ella. —Sr Emilio, bienvenido —Mercedes se acerca con amabilidad a su jefe— La mesa será servida en unos minutos. —Gracias, Mercedes. Por favor pídele a Sol que prepare la habitación que era de Emma para Sofía, de ahora en adelante ella ocupará esa recámara.—Pero Sr Emilio, allí están todas las cosas de la niña Emma. —Mercedes creo que hablé muy claro. —espeta.—Como usted diga, señor. En algunos instantes, durante la comida, Rebecca se queda pensativa y sus ojos se llenan de lágrimas. Era evidente que el recuerdo de su padre y su ausencia, le dolían profundamente. Emilio prefiere guardar silencio, dejar que ella viva su duelo, en un par
—¿Tú? —pregunta aterrada.—Veo que aún te emociona verme, Rebecca. —sonríe con sarcasmo.—Vete ahora mismo de mi casa. —dice ella en voz baja. —¿Ocurre algo mi amor? —pregunta Emilio acercándose a ella. —N-no, no. —tartamudea. —Buenas noches Sr Ferrer —saluda estrechando la mano de Emilio. Al trío se suma la doctora, quien de forma muy espontánea bromea:—¿Tienes que pagar entrada? Las risas de Emilio y Ricardo resuenan, mientras Rebecca se aferra al brazo de Emilio. La pelicastaña siente un ligero vahído y luces centelleando frente a sus ojos. —¡Adelante, profesor! —responde Emilio. Ricardo entra a la mansión y ofrece el brazo a su acompañante y ambas parejas se dirigen hasta la sala principal. Emilio se aparta de Rebecca y se acerca al lujoso bar para servir una copa para él y una para ella. Ricardo toma la copa que segundos atrás había dejado sobre la mesa de centro. Emilio con un gesto le pide a Rebecca acercarse, mas ella siente que cada paso que da sus pi