Entrevista

—Vaya, vaya. El mundo da bastantes vueltas —Dijo volteándose aquel chico. Estaba tan sorprendido como yo en este momento.

Me lleva la chancla.

Vamos, respira, compórtate como una profesional. Aún le queda un poco de pintura en las orejas pero eso se corrige fácil. Solo fue una pequeña bromita. Espero que no afecte mucho.

—Buenos días, yo también digo lo mismo —dije de forma tranquila.

Aunque me estaba muriendo de nervios por dentro.

—De seguro se estará preguntando ¿Por qué no me he dignado a sacarla a patadas ahora mismo de este lugar? —Dijo de manera seria, mirándome fijamente, acercándose más a mí.

En este momento, entró la secretaria. Ella estaba atónita por la forma en que ambos nos mirábamos. El ambiente estaba un poco tenso. Tanto, que no se necesitaba hablar.

—Jefe, aquí tiene el curriculum de la joven, para que pueda evaluarla, perdón no traerlo antes. Estaba organizándolo —Dijo la chica de manera formal.

—No se preocupe, déjelo en la mesa. Gracias Karina.

Ella se fue silenciosamente y volvimos a mirarnos fijamente.

—Bueno, mi respuesta a esto es que tanto usted como yo tenemos ética profesional y no actuamos como animales —Dije de manera sarcástica.

—De todas las personas, de toda esta gran ciudad de Nueva York, no puede ser posible que solo tu hayas venido a esta entrevista —Dijo un tanto enojado —Eres tan caótica como amable, me has dado una primera impresión del asco.

—No es nada que no me hayan dicho antes, no se preocupe —Dije riéndome —Nada de lo que diga me afectará —Bueno, él empezó a ofender, que se aguante.

Él me miró de manera fría y cortante. Me estaba analizando y yo a él también lo miraba con la misma actitud. Después de mirarme arriba y abajo, se sentó en la silla de su escritorio.

—Puede sentarse. Procederemos con la entrevista de trabajo, independientemente de cómo sea usted y como se comporte en su área laboral, no debe eso de influir a cómo actúa en su día a día —Dijo de manera profesional.

A pesar de su apariencia juvenil, él parece tener la mente de una persona de 40 años. Que cosas. Me senté y lo miró fijamente, tratando de deducir todo acerca de él de alguna forma. Tengo que prepararme mentalmente para las preguntas que me hará. Él estaba leyendo mi curriculum con cuidado, mirándome de reojo en cuanto podía.

—Procederé a hacerle 10 preguntas de sumo interés para mí. Si aspira a este trabajo, deberé de conocer absolutamente todo de usted —Dijo mirándome a los ojos.

—¿Esta seguro que con 10 preguntas va a conocer todo de mí? —Dije de forma retorica.

—Conoceré lo suficiente —me miró con una sonrisa sarcástica —Y espero que sea mas de lo que espero. Corre el riesgo de que la deje en la calle y nadie la contrate o caiga en gracia y la pueda alabar.

Oh, no. M****a. Si que cometí un grave error.

Bien, vamos a esto. 

Respiro profundamente para responder cada una de las preguntas de forma inteligente, espero que sean las mismas que me hacen cada vez que me contratan.

—Primera pregunta. ¿Cuáles son las actividades extracurriculares que hace en la semana? —Dijo evaluando cada movimiento que hacía.

¿Actividades extracurriculares? ¿Se refiere acaso a que cosas hago en la semana? Okay…

—Bueno, participo en un taller de pintura —dije tratando de recordar —Y si estar en casa cuenta como actividad extracurricular, duro bastante en casa siendo ama de casa.

Exactamente no es un taller de pintura, pero si voy a pintar. Justamente me tocará ir también hoy.

—¿Vive con sus padres?

—No.

—¿Cuántos años tiene?

—19 —Dije orgullosa de mi edad.

—Oh, tan chiquita y tan… odiosa —Dijo irónico.

—¿Cuántos años tiene usted? —Dije sarcástica —Parece un adulto amargado de 40 años con deudas, una esposa que lo engaña e hijos que no lo quieren —Dije también de forma irónica. Es que busca la forma de provocarme de verdad.

M****a, espero no dañar todo. ¡Mantén la calma Cristine!

—Ese lenguaje… —Dijo serio.

—Lo siento, usted empezó —Dije de manera tranquila.

De alguna forma, con él me salía el serle sincera y decir lo que sea de manera cómoda. Creo que estamos llevando bien la “relación”.

—Yo soy el de las preguntas, prosigamos —dijo seriamente.

Condicioné mi mente para seguir hablando tranquilamente y sin miedo. No puedo descuidar el trabajo, no por favor. Si él cumple eso, estoy jodida, no quiero ir a la casa de mis padres.

—Hablé pues —Dije cuando su mirada ya empezaba incomodarme. Me miraba fijamente y no sabia descifrar su expresión.

—Bien… ¿Estudia?

—No

—¿Por qué no?

Bueno, eso no lo había pensado.

—Pues, no hay oportunidades para todos, eso está más que claro. Algunos estudian, otros emprenden. Es la dicha de ser libres y elegir lo que quieras hacer —Dije encogiéndome de hombros.

—Interesante filosofía de vida —Dijo irónico —Porque no se pone a pensar dos minutos en que no todos tienen la dicha de ser libres y hacer lo que quieran. La gente pobre que vive bajo gobiernos corruptos es un gran ejemplo de esto.

—¿Me quiere dar clases de filosofía de vida ahora? —Dije sarcástica.

—No, solamente quiero que tenga los pies en la tierra.

No sabía que responder ante tal argumento. No cabe duda de que este chico es alguien muy inteligente. Aunque ya las preguntas empiezan a fastidiar.

—¿Tiene algún talento especifico? —Dijo de repente, sacándome de mis pensamientos.

—Pintar, ese es el talento que tengo “marcado” por así decirlo… —Dije pero el me interrumpió.

—¿No ha intentado aprender a cantar, bailar o tocar instrumentos?

—Cantar… apenas sé. Canto bien las canciones de cuna. Bailar apenas se algunos géneros y de tocar instrumentos… apenas toco el ukelele, no espere mucho de mi en esas artes —Dije recordando mis pendejos talentos en el arte.

—Ya lo noto —Dijo mirándome a los ojos.

Su mirada, me intimida de cierta manera, pero también me inspira confianza, una confianza bastante acogedora.

—¿Me dejará hacerle preguntas a usted también? Digo, también estoy interesada en conocerlo.

—Cuando deje que yo termine mis preguntas lo hago —Dijo con cierta demanda.

Ay, que señor amargado.

A pesar de todo, el ambiente estaba relajado y se notaba que él gozaba de cada respuesta que le daba. Se empezó a desabrochar su corbata y me miró con cautela.

—¿Le gusta los niños? —Dijo pensativo.

—Me encantan. Por eso soy niñera ¿No cree? —Dije irónica.

—¿Cuánto tiempo suele dedicarle a la educación y atención de los niños?

—Todo el tiempo necesario, desde que están despiertos hasta dormir. Para mí es valioso todo el tiempo pasado con los niños.

—Si la contrato ¿Está dispuesta a dejar todo lo que tiene para irse a vivir con mi hija una temporada? —Dijo directo.

¿Dejar… todo lo que tengo?

¿Qué?

¿Cómo es posible?

—Disculpe, creo que esto debería de ser equitativo. Así como usted debe de conocerme, yo debo de conocerlo. Mudarme una temporada en un sitio que no conozco… es algo muy arriesgado —Dije con cautela.

Nunca he hecho eso y por más rico que sea este hombre no pienso decir si hasta saber quién es.

—Mm. Entiendo. Muy buena respuesta. ¿Me podría explicar y expandir el motivo del por qué? —Dijo levantándose y poniéndose frente a mí.

Okay, con que así estamos…

—¿No cree que ya hizo las 10 preguntas? —Dije exhaustiva.

—Yo hago las preguntas que quiera, señorita. Pero prometo que esta es la última. Si me la contesta le doy mi palabra de que antes del anochecer sabrá quién soy.

—Okay, okay —Dije irónica —Solo que… me parece algo muy desquiciado que solo sé su nombre y punto. No podría decir que sí hasta que lo conozca, los riesgos de peligro son bastantes altos. Así mismo como usted estaba haciendo preguntas para no llevar a cualquier persona a su casa, yo tengo el mismo derecho a conocerlo para saber con quién estoy lidiando —Dije justificando mi respuesta.

Él se quedó pensativo, fijamente mirándome. Sus ojos cafés me miraban con perspicacia. Tenía miedo de lo que dijera de ahora en adelante y ya me estaba arrepintiendo de la broma que le hice. Necesito con urgencias el trabajo pero, veremos que él decide.

—Muy bien, tiene toda la razón. Algo le puedo asegurar: soy una persona en la que puede confiar, con su vida si así desea. Le doy ese voto de confianza. Ahora, le haré una última prueba.

—¿Prueba? —Dije confundida y él se acercó más a mí.

—Si, prueba —Dijo susurrándome.

Oh, no. ¿A que prueba se puede referir?

Su rostro da una expresión de arrogancia y diversión. Tengo miedo.

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