Hacía mucho que no se concentraba tanto en como caía la nieve, sentía el frio penetrar su ropa y aun así el frio de su corazón vacío era aún más las risas de todos los niños y personas a su alrededor, aquella que paseaban por las calles. Por un instante bajo la mirada del cielo para ver a todos aquellos niños que paseaban acompañados de sus padres y hermanos, familias completas, muchas de ellas juntas para el periodo de navidad.Que envidia.Pego un sobresalto al sentir la mano de alguien en su mejilla. Se volteo apresurado dándose cuenta de que aquel era el pequeño pelirrojo quien le miraba feliz de la vida, como de costumbre. No lo entendía, no entendía como es que el pequeño sabiendo tanto de él pudiera sonreír así, con esa felicidad.Basto un segundo para notarlo, no, ese niño no sonreía como siempre solía hacerlo.Sus ojos estaban en completo opacados, es más, hasta se notaba que unas lágrimas habían salido de sus ojos, aún tenía las leves marcas del llanto proveniente de sus osc
Aquel 25 de diciembre se dejó apreciar con un sol muy tenue, pero de igual forma calentaba lo suficiente para estar en una agradable terraza donde varios pequeños estaban allí jugando y/o luciendo sus nuevos juguetes. Los vasos alzados de todos se hicieron presentes, eran en total ocho adultos los que estaban allí brindando por aquella fecha tan especial. Amigos viejos y nuevos, algunos se conocían hace años y otros se conocían recientemente. Como paso curiosamente con cierta mujer Insisto que jamás pensé que cuando Jaden me conto que alguien había conquistado el corazón de Frank, fueras precisamente tu Emily –todos volvieron a mirar a aquella mujer de cabellos cafés quien sonreía feliz por haberse encontrado nuevamente con dos de sus mejores amigas de toda la vida, la Michelle y graciosamente con aquella rubia a la que ya no podían llamar Grant— Relish Ni yo pensé que tú eras la esposa de Jaden, Alice, que pequeño es el mundo, con razón no podías venir a Londres libremente –menc
Llevar un condón en el bolsillo trasero del pantalón –mencionaron las tres luego riéndose y sacándoles una gota anime en la cabeza a todo el resto, agradecían que los pequeños estuvieran jugando y no allí escuchándolos, porque aparte del pequeño pelirrojo, el cual a los ojos de todos ya estaba traumado, no se imaginaban las reacciones de sus propios hijos ante aquella conversa. ¡¿Dónde estuve yo en mi adolescencia que no sabía de esas fiestas de orgia, sexo y alcohol? –Se lamento el rubio con un aura deprimente, siendo piñizcado por su esposa la cual lo fulmino con la mirada. Unas problemáticas totales, menos mal que no fueron a mi escuela –menciono con aburrimiento el Jonson haciendo a su esposa sonreír nerviosamente por lo que esas tres amigas contaban, él sabía de esos ambientes, pero siempre le fue problemático meterse en ellos. Creo que agradezco haber ido a la escuela privada en estos momentos –aseguro la rubia de cuatro coletas, ya que dentro de todas las parejas allí presen
Oye, ¿y tú que nos dices Emily? –Pregunto la rubia de cuatro coletas a la rubia en medio de las risas, haciendo que todos prestaran atención a la nombrada. ¿yo qué? –pregunto entre risas la rubia sin darse cuenta de lo que se venía. ¿Cómo fue cuando esperabas a Armand? –Finalmente pregunto. Silencio… Todos miraban expectantes a la rubia Por fin había llegado aquella aterradora pregunta ¿Qué debía hacer?, ¿decir la verdad o mentira? Ambos se miraron mutuamente, Emily y Armand, los dos estaban igual de pálidos, tenían el acuerdo de confianza de jamás delatarse el no ser sanguíneos, pero la pregunta se les vino tan de la nada que no tuvieron tiempo ni de asimilarlo. Pero que pregunta, no puede saberlo –menciono la esposa del Vasile llamando la atención de todos, sobre todo por su tranquilidad al decirlo. ¡Alice! –reclamo la rubia Michelle quien golpeo en la cabeza a la Vasile, dejándole a esta con una mirada asesina dirigida a ella, pero la mirada de reproche y la expresión de la
Un día de diciembre, un día casi normal, exceptuando por el lugar donde comenzaron aquel día.Una clínica, específicamente un laboratorio.Aquel pequeño tenía el puchero en el rostro con sus ojitos aguados mientras se sobaba la parte interior del brazo donde tenía una pequeña gasa. Todos miraban al pequeño con una nerviosa expresión, jamás se imaginaron aquella situación.No le temía a estar soloNo le temía a los brabuconesNo les temía a las arañas ni a cualquier animalNo le temía al ingles, solo lo odiabaNo le temía ni siquiera a la intimidante mirada que a veces el Maxwell colocaba¿Pero quién lo diría?Si había algo a lo que ese niño le temía…No quiero otra aguja dentro de mi cuerpo en mi vida –pidió el pequeño sobándose más rápido su brazo mientras lloraba estilo anime, todos le miraban nervioso a ese pequeño por el verdadero drama que hacia—A las agujas¡Es más!Cuando vio la aguja se escandalizo, quiso salir corriendo, ni siquiera las burlas del pequeño Douglas lograron sa
Sus ojos se abrieron de par en par, quedo estático, el tic—tac del reloj se hacía largo y perpetuo en el tan solo instante de leer aquellas simples palabras, que no eran tan simples pero que entendía tan bien. Prueba de ADN: positiva Compatibilidad de parentesco: 99,4% ¡Habla de una vez maldito hombre! ¡Me tienes los nervios de punta como jamás lo habías logrado! –grito el rubio tirándose el cabello de la desesperación de no ver hablar al azabache y quedarse allí quieto en estado de shock frente a todos— Subió su mirada mirando a todos mientras una leve sonrisa de medio lado apareció en su rostro. Y nuevamente lo que nadie podía acostumbrar a ver apareció, de los ojos del Maxwell, los cuales brillaban de emoción, volvieron a salir dos pequeñas gotas aisladas las cuales se hacían más frecuentes, tanto que incluso tuvo que torcer la mueca de sonrisa para no sollozas de emoción. Positivo –fue lo único que pudo pronunciar Frank con lo apretada que tenía la garganta, tan solo un segun
Terminaron de tomar aquella taza de café y leche, respectivamente, al mismo tiempo, soltando un suspiro de satisfacción, se miraron divertidos por la acción, si antes podían notar sus semejanzas, ahora realmente se reían por ser casi completamente iguales, desde en las costumbres y gestos, hasta en el físico, solo dos cosas los hacían diferentes El ya era un hombre algo mayor, mientras el pequeño solo 5 Y que su cabello negro hacia juego al cabello rojo del pequeño Era la mañana de un día como cualquiera, apenas el día anterior habían confirmado que eran padre e hijo tanto de sangre como de alma, no podían estar más felices en ese momento, el año no podía estar terminando mejor Si podía Falta la última de las pruebas ¿entonces me vas a ayudar o no? –pregunto el mayor de ambos hombres con una sonrisa de medio lado bastante peculiar según el pequeño pelirrojo— Nos espera un día muy largo –suspiro le pequeño dando a entender que si, lo divertido fue que a pasar de ser un suspiro d
Caminaban, uno de ellos tenía una venita en la sien y el otro sonreía nervioso mirando la portada de una revista, no cualquier revista, esta tenía una peculiaridad bastante extraña para ambos pares de ojos.Se titulaba: “El primogénito perdido aparece”En la portada, salían ellos dos, no entendían cuando y donde les sacaron la fotografía, esos malditos periodistas eran escurridizos, unos metiches de primera, recién el día anterior habían ellos confirmado su parentesco y ya a esa hora de la mañana la noticia había sido publicada, ni que fuera una figura pública de farándula.¡Ya no se tenía privacidad!Sale un articulo bastante extenso de nosotros dos papá, también uno sobre mamá –comento el pequeño sonriendo nervioso logrando que el azabache le mirara de forma asesina y sacándole una gota en la cabeza por la actitud tan “social” que su padre tenía respecto a los medios de comunicación— oye, yo solo te informaba, no me culpes –reclamo el pequeño dirigiéndole la misma asesina mirada al