Suspiros

En ocasiones, los niños suelen ser más listos de lo que los adultos llegan a creer, observando el mundo desde sus ojos inocentes con más perspicacia de lo que pueden imaginar, momentos que para muchos pasan de largo sin notarse, un pequeño los mirara con atención, dándose cuenta la mayoría de las veces de que lo que en realidad sucede, y eso se debe a qué los niños no miran al mundo con ojos juiciosos, si no con la completa naturalidad con que debería de verse.

Armand podía mirar a su madre suspirar casi a cada momento, sin que ella fuese conciente de lo que hacía, mientras lavaba los platos, mientras tendia la ropa o acomodaba sus zapatos, momentos sutiles, casi imperceptibles incluso para ella misma, pero eran precisamente esos instantes, en los que su pequeño hijo podía entender que los sentimientos de ella estaban a flor de piel.

Sus suspiros, no eran los mismos a los que el niño estaba acostumbrado, no eran suspiros de agobio, tristeza, mortificación o decepción, si no, eran unos
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