Los recuerdos venían y venían a su mente, no podía dejar de mirar aquel papel que traía en la mano, no podía… Estaban bajo la copa de ese gran árbol mirando el cielo, era su entretención favorita desde hace años, se la pasaban allí días enteros de relajo, otros jugando bajo ese árbol y otros simplemente dormían allí, aquellas noches de verano siempre estarían en su mente con sus dos mejores amigas pasando aquellos tranquilos momentos. Aunque en ese instante solo estaba con una de sus amigas, ambas relajadas mirando el cielo, era la única forma que tenían de soñar, de ver el mundo de otra forma en vez de aquellas crueles realidades en las que siempre vivían, ya que aquellos sueños de que una familia se las llevara eran solo sueños, a sus edades no podían desear aquello, siempre se llevaban a los más pequeños para ello. Y ellas eran quizás demasiado jóvenes… Los pasos apresurados de alguien alejo sus miradas del cielo, sentándose para mirar como su otra amiga llegaba corriendo junto
Acababa de salir del baño del aeropuerto, se sentía horrible, no recordaba haberse sentido tan mal la última vez que viajo, seguramente el estrés mental hacia estragos con ella, eso y que no había comido nada en todo el día pues ni hambre le había dado. Miro la hora, había pasado casi una hora allí encerrada. Suspiro, al menos se sentía mejor, lo único que había comido era el desayuno y ahora ni eso tenía en el estómago. Tomo de uno de sus bolsillos el comprobante para ir a buscar sus maletas y se fue directo donde estaba el mesón de las maletas. Al retirar un bolso, el cual cabe decir que no era demasiado grande, se dirigió a la salida de aquel inmenso lugar, debiendo pasar por un detector de metales y la seguridad policial. Uno de ellos se paró frente a ella impidiéndole el paso, su gorro de guardia tapaba su rostro solo dejándole ver su mueca de sonrisa de superioridad y diversión, se estreso más por ello, no estaba para el juego de nadie. No se enoje señorita, solo procedimient
Al abrir aquella puerta enseguida sintió como alguien se abrazaba a sus piernas. Sonrió al bajar la mirada y distinguir una pequeña mota de pelo rojizo de seis añitos de edad. Su sonrisita deslumbraba incluso en los días de lluvia y sus ojitos negros eran los más brillantes que hasta ese momento conocía. Bienvenida a casa mami–sonrió el pequeño soltándole, momento en que ella se agacho abrazando muy fuerte a su pequeño— ¡Te extrañe mucho mi pequeño! –Sonrió como una verdadera pequeña de cinco años mientras abrazaba a su hijo con las mejillas rojas, al igual que el niño las tenía riendo— ¡Yo también te extrañe mucho mami! –expreso el pequeño refregando su mejilla con la de su mamá, ambos riendo, ambos haciendo la misma acción— Ambos queriéndose… Recordó aquellos días que sucedía reiteradamente la misma escena. Abrió la puerta, hora solo el olor a encierro reinaba, hace mucho ella vivía allí, es más, alcanzo a ser menos de un año que estuvieron allí de emergencia, donde después bus
Se inclinaba varias veces frente a su superior. Miraba de reojo asesinamente al pequeño pelirrojo quien tenía cara de puchero, lagrimas falsas y expresión de miedo, todo eso junto a que estaba pegado a su padre poco menos que aterrorizado era la razón de la situación.Lo siento jefe–volvió a repetir en medio de la reprimenda el Martínez, inclusive el perro tenía la cabeza gacha en son de disculpas como su amo, pero ambos tenían una gota anime—KarmaDe todas las veces que se metían en problemas voluntariamente, la única vez que no hacían nada malo les estaban regañando.Ese mocoso sí que era listoEl gran grito que este pego junto al llanto y las lágrimas de cocodrilo que saco eran la causa de todo. El espectáculo que monto atrajo de inmediato a los demás guardias y luego al jefe del aeropuerto. En complicidad, el azabache hizo la de padre preocupado por el pequeño a quien le calmaba el llanto hasta que más tranquilo seguía con su puchero, y claro, matando con la mirada falsamente ind
Sus mandíbulas estaban desencajadas, el pequeño comenzó a rascarse la cabeza con desesperación, ahora si no sabía qué hacer. 29 de diciembre, habían perdido todo el día para nada A parte del trafico y los desvíos, ya era tarde, esperando encontrar alguna pista de su madre, también pasaron con los Vasile, a quienes asombraron por la noticia, cosa que les dio a entender que no tendrían ni una sola pista de ella. Ese desvió les tomo la mitad del día puesto que la mansión de ellos no quedaba muy cerca de la ciudad, por suerte tenían al Martinez de chofer o realmente habrían tenido todo el día para buscar la mansión, Ramon la conocía, después de todo, los Vasile eran una de las familias más importantes de aquella región. Finalmente habían llegado a tocar la puerta de una peli azul de ojos anaranjados la cual les miro con extrañeza, nunca había visto a ninguno de ellos. El solo nombre de Emily hizo que esta sonriera y les dejara el paso libre. Bajo la impaciencia de todos ella había pr
Se sentó en su cama muy lentamente, no sabía porque había despertado, ya que al ver la ventana pudo distinguir que aún era de noche. Volteo el rostro al darse cuenta de que a su lado estaba durmiendo plácidamente su padre. Claro, recordó de momento que habían vuelto a Inglaterra y que buscaban a la rubia, sin mayor éxito, que les habían ofrecido, el quedarse en sus respectivas casas y el azabache negó por no incomodar, así que ahora estaban en un hotel en medio de la cuidad. Solo habían rentado una habitación, era por la noche nada más, dormir con su padre no le incomodaba, paso mucho durmiendo con su madre para que aquello le incomodara. Se coloco de pie, ahora entendía que la razón de su despertar fue que quería ir al baño. Bostezo con profunda pesadez bajando de la cama. Miro el reloj frotándose los ojos, no era tan tarde, apenas iban ser ya las doce de hecho, faltaban menos de tres minutos para media noche. Media noche… Sus ojos se abrieron un poco más cuando miro por la venta
Iba con los brazos cruzados y sus ojos levemente entrecerrados, tenía razón al pensar que Inglaterra, al igual que Londres, era una ciudad que nunca duerme. Las luces y la gente se veían por doquier a pesar del frio. La carretera tenía muchos vehículos viajando de una ciudad a otra, no era para menos, esa era una fecha de lo más concurrida. Veía al pequeño pegado a la ventana, no perdía ningún detalle, sus ojitos lo delataban. Salida a salida, el camino a Fuse era largo, aun no salían de la cuidad, debía recordar pronto la salida, todo detalle se le hacía extraño y conocido a la vez hasta que uno de ellos llamo en pleno su atención, un letrero de la carretera. Salida a la Villa… “estamos casi en las afueras de la cuidad, en la villa, camino a donde debemos estar” La villa… —comento al aire el pequeño pelirrojo llamando totalmente la atención del azabache— ¿es esa villa Armand? –Pregunto con seriedad al ver como los ojitos del pequeño se abrieron casi automáticamente al poder leer
Abrió los ojos con profunda pesades. Reconoció enseguida que alguien le había tomado la mano, luego un beso en la frente, no distinguía del todo. Cerro los ojos un momento para abrirlos después completamente.Los ojos negros le hicieron sonrojar por la cercanía, aún tenía ese maldito efecto, ese complejo de adolescente de 15 años enamorada hasta las patas por aquel hombre.Proceso en dos segundos. Ella se había ido, estaba sola en aquel apartamento, se desmayó y ahora se encontraba en un… ¿Hospital?Si, precisamente, pudo distinguirlo por el aroma y por el bullicio de la gente que estaba en la urgencia de algún hospital. Usualmente la pregunta sería una ¿Cómo diablos había llegado allí?, pero por la situación y los calmantes que seguramente le habían dado, su mente no procesaba aun cual de todas las preguntas de su cabeza debía hacer, es más, ni siquiera una pregunta fue lo primero que salió de su boca.Frank –susurro con levedad al mirar como aquellos ojos negros pasaban de la tranqu