Azize. Oficina del Presidente Osman en la cede en Estados Unidos de grupo Osman Global, Manhattan, Nueva York, finales de Agosto 2024. -“Señor estas son las cinco mujeres que cumplen con los parámetros que se han establecido para identificar a la señora Osman.”- me dijo Burak entregándome una carpeta donde cada una de las candidatas a ser mi futura esposa, tenía un detallado perfil con su información personal, y la de su familia. -“Como ves, Hombre de hielo, todas son arquitectas, con hijos, que asistieron esa noche, a la entrega de premios de la Fundación Antonio Gaudí, en Barcelona, hemos descartado a todas las damas que no tengan en el baremo de las edades que buscamos aproximadamente, las que están casadas, ya que imaginamos que si la condición es que te cases con ella, suponemos que es soltera, también hemos descartado a las que tienen más de un hijo, aunque no sabemos si ha podido tener otro amante, en estos años y ser…”- un gruñido, junto a una mirada fría, por mi parte, sil
Azize. Oficina del Presidente Osman en la cede en Estados Unidos de grupo Osman Global, Manhattan, Nueva York, Septiembre 2024. - “Señor, ya tenemos preparada la tres entrevistas para las posibles señoras Osman.”- me dijo Burak, entregándome el contrato que haría que, yo conociera, pudiera entrar en su vida, y atrapar a mi esposa. Conseguir reducir a tres mujeres, las posibilidades de encontrar a mi Hada, no fue nada fácil, tuve que dedicar horas, y horas, de visionado de videos y sus audios, hasta detectar a tres posibles mujeres, que dentro de las dificultades que podía tener unos videos de tan poca calidad, más se asemejaban al color de ojos que yo recordaba, y al mismo tiempo cuadraban con los parámetros que habíamos establecido en un principio. De la tres, sólo una me llamó la atención de manera inmediata, sobre todo por un factor determinantes, y es que, entre las grabaciones que había de ella, en más de una ocasión, se la veía junto a tres niños, y uno de ellos, en espe
Narrador. Residencia familiar de los Goodman, Auckland, Nueva Zelanda, Septiembre de 2024. La señora Ruby Goodman, miró a su marido, por tercera vez, aun no se creía lo que acaba de escuchar, que le repitiera la pregunta que le había hecho dos veces más, ante su falta de respuesta, no contribuyó mucho, a que ella se calmara. Esto era algo que ella no había previsto, menos durante estos años, en los que al fin había podido alejar a la maldita Clara, y al bastardo de su hijo, de sus vidas, pensaba que lo tenía todo controlado. No podía objetar nada a los que su marido le acaba de comunicar, o su fachada de mujer abnegada, madre de sus hijas, entregada a su matrimonio, dócil, e incluso estúpidamente tranquila, que había criado con mucho amor y atención, y sufrimiento, a una hija, que no era su hija biológica, algo que había cultivado todos estos años, desaparecería, y eso, ella no se lo podía permitir. Se habían pasado, muchos años, intentado recuperar lo que se le había robado, y
Clara. Entrada del hotel The Langham Huntington, Pasadena, California, Principios de Octubre de 2024. Sólo en una ocasión había asistido al Hotel The Langham Huntington, y fue en la recepción de un congresista de California, que como agradecimiento a la reforma que le hice de su casa de Aspen, me invito a la recepción, donde recaudaba fondos para su campaña, recuerdo que conseguí muchos clientes, gracias a esa recepción en uno de los hoteles más caros de Pasadena. Que el señor Osman hubiera decido que nuestra reunión, fuera en una de las salas de negocios de este hotel, hablaba de forma definitiva y muy clara del poder económico y financiero que debe tener el gran magnate turco. Por otro lado, no quiero decir que Morgana y yo no nos pudiéramos permitir quedarnos una o dos noches en cualquiera de la Suite, desde que habíamos creado nuestro estudio de arquitectura, después de años de estudio, viajar por el mundo con mi hijo Mark bajo el brazo, y gastar casi todo mi fideicomiso, ad
Clara. Sala de reuniones del hotel The Langham Huntington, Pasadena, California, Principios de Octubre de 2024. Respiré hondo cuando llegamos al piso número veintidós, y cuadrando mis hombros, seguí al asistente, y a una extrañada Morgan, que me miraba con resignación, y advertencia. - “¿Quieres calmarte de una vez? Me estas poniendo nerviosa, Mamá Clara.”. - me dijo en un murmullo al oído, mientras avanzábamos por los pasillos en dirección a la sala de reuniones. Yo sólo asentí, algo avergonzada, por mi actitud, tan poco profesional. Cuando llegamos la sala, esta estaba vacía. Sobre una gran mesa, estaba colocado los diferentes puestos donde debíamos sentarnos, unos vasos junto a diferentes bebidas, desde donde había zumo hasta café, junto a bolígrafos, y unas carpetas muy bien ordenadas, nos esperaban a cada uno en su lugar. Todo estaban colocado en un lateral de la enorme mesa de reuniones, haciendo una forma de semi elipse, lógicamente, pensé que en la cabecera se estaría el
Azize. Despacho provisional de Presidente Osman del hotel The Langham Huntington, Pasadena, California, Principios de Octubre de 2024. Ver a mi Hada entrar en la recepción del hotel, momentos antes de la hora en la que habíamos quedado, a través de la pantalla de mi ordenado, tras hackear el sistema de cámaras de seguridad del hotel, fue excitante. Había enviado a Burak a recoger a las invitadas, para evitar que ellas se retractaran o se arrepintieran, en el último momento, y no asintiera a la entrevista. En cierta forma sabía que eso era algo imposible, había programado el proyecto arquitectónico que deseaba todo arquitecto al menos una vez en la vida, encontrar la propiedad lo suficientemente atractiva para que mi Hada quisiera rehabilitarla, no fue difícil, tenía la propiedad ideal, la villa de verano de mis difuntos abuelos en Alanya, un sueño de villa para reformar, con más de ciento cincuenta años de antigüedad, en el entorno más maravillo de mi país. El entusiasmo que creab
Morgan. Sala de reuniones del hotel The Langham Huntington, Pasadena, California, Principios de Octubre de 2024. - “No se preocupe, señor Osman, no creo que el señor Sezer se acuerde, y total para la víctima implicada en los hechos, eso ya está más que superado, disculpen por la interrupción, sigamos con esta entrevista.”- dije al fin, controlando muy difícilmente, mi voz, he intentado parecer profesional. La verdad era que me costaba mucho, casi una vida, soy del tipo de persona que primero estalla, y luego evalúa las consecuencias, no es una muy buena filosofía de vida, pero eso es algo que aprendí en mi barrio, desde muy pequeña, la supervivencia del más fuerte. Justo por eso, y porque ya no era esa chica de barrio, no iba a dejar que todo saltara por los aires, por estar ante la persona que tanto daño hizo a mi hermana. Pero claro, esto no era por mí, era por Clara y Mark, para que ellos encontraran la felicidad, así que eludí la mirada interrogativa e inspeccionaría de ese ce
Clara. Casa de Mark y Clara Goodman, Pasadena, California, Octubre de 2024. -” ¿Estás seguro de que quieres irte un año a estudiar a los talleres tecnológicos de la fundación Osman?”- le pregunté por enésima vez a mi hijo. Y por enésima vez, mi hijo sólo asintió, sin apenas mirarme, mientras continuaba liado con su ordenador, haciendo, vete tú a saber qué, pensando que eso, era una respuesta suficiente, exacta y precisa, que era lo único que yo necesitaba saber. Este es el gran problema que yo, como muchas madres y padres de un niño con las capacidades de Mark, teníamos a la hora de enfrentar, la mente, y las acciones, incomprensibles para nosotros, de nuestros hijos, ya que no estábamos tan preparados como teníamos que estarlo, nada te prepara para ello. Pero la verdadera intención en esa pregunta, que yo le hacía insistentemente, no era tanto por intentar comprenderlo, y no suponerle un cambio drástico en su rutina programada, sino más bien, era buscar alguna excusa que me ayud