Azize. Despacho provisional de Presidente Osman del hotel The Langham Huntington, Pasadena, California, Principios de Octubre de 2024. Ver a mi Hada entrar en la recepción del hotel, momentos antes de la hora en la que habíamos quedado, a través de la pantalla de mi ordenado, tras hackear el sistema de cámaras de seguridad del hotel, fue excitante. Había enviado a Burak a recoger a las invitadas, para evitar que ellas se retractaran o se arrepintieran, en el último momento, y no asintiera a la entrevista. En cierta forma sabía que eso era algo imposible, había programado el proyecto arquitectónico que deseaba todo arquitecto al menos una vez en la vida, encontrar la propiedad lo suficientemente atractiva para que mi Hada quisiera rehabilitarla, no fue difícil, tenía la propiedad ideal, la villa de verano de mis difuntos abuelos en Alanya, un sueño de villa para reformar, con más de ciento cincuenta años de antigüedad, en el entorno más maravillo de mi país. El entusiasmo que creab
Morgan. Sala de reuniones del hotel The Langham Huntington, Pasadena, California, Principios de Octubre de 2024. - “No se preocupe, señor Osman, no creo que el señor Sezer se acuerde, y total para la víctima implicada en los hechos, eso ya está más que superado, disculpen por la interrupción, sigamos con esta entrevista.”- dije al fin, controlando muy difícilmente, mi voz, he intentado parecer profesional. La verdad era que me costaba mucho, casi una vida, soy del tipo de persona que primero estalla, y luego evalúa las consecuencias, no es una muy buena filosofía de vida, pero eso es algo que aprendí en mi barrio, desde muy pequeña, la supervivencia del más fuerte. Justo por eso, y porque ya no era esa chica de barrio, no iba a dejar que todo saltara por los aires, por estar ante la persona que tanto daño hizo a mi hermana. Pero claro, esto no era por mí, era por Clara y Mark, para que ellos encontraran la felicidad, así que eludí la mirada interrogativa e inspeccionaría de ese ce
Clara. Bar de la terraza del The Watergate Hotel, Washington, febrero 2016. -” Por mí, esa zorra, puede ... morirse, ella... y .... y su maldita hija.”- dijo Morgan, mi mejor amiga y compañera de piso, entre la nube de alcohol que nos mareaba. Yo sabía que estaba hablando de Ruby, mi madrastra, nunca me había dejado llamarla mamá, ni yo pensaba hacerlo, nunca se había comportado como tal, y también, por otro lado, estaba el caso de la mimosa Karen, con la cual, por lo menos, compartimos la mitad de los genes, aunque eso no quería decir que eso fuera suficiente para que ella me quisiera como su hermana mayor, más bien esa niñata de diecisiete años me odiaba. -” Déjalo ya, Morgui no tengo ganas de hablar de ella, menos en estos momentos.”- le dije dándole otro trago a mi copa de champan caro. Con mis veinte años recién cumplidos, y en mi segundo año de universidad en el Whitman College, en Washington, Estados Unidos, a más de trece mil kilómetros de Auckland, Nueva Zelanda, me sen
Azize. Pasillos de la cuarta planta en dirección a la habitación 456 del The Watergate Hotel, Washington, febrero 2016. No lo entiendo, no he bebido tanto para que me sienta, así de descolocado, esta sensación de irrealidad, y mareo, pero, sobre todo, esta sensación de aturdimiento, y de calor intenso. Seguro que ese estúpido de Haul ha tenido algo que ver, ¡maldita sea! Aun no entiendo por qué somos amigos, quizás sea causado porque con esta personalidad introvertida, peligrosa y demoledora que tengo, sólo una ser como Haul, que no entiende un no por respuesta, es el único que se atrevido a acercarse a mí, y a no huir ante mi primera mirada fría. Que yo recuerde siempre he sido así, callado, con mirada aguda, y helada, serio, impaciente con la incompetencia, frio y duro como el acero, con poca paciencia, y totalmente exigente, justo por eso no deseo a ninguna mujer a mi lado que intente cambiarme, quien me quiera debe aceptarme como soy, pero por ahora sólo ese indeseable y pesa
Clara. Habitación 456 del The Watergate Hotel, Washington, febrero 2016. Esperé que la brusquedad de liberarme de la camisa se transmitiera en mis adoloridos y pesados senos, pero al contrario de los que yo esperaba, fue todo lo contrario, todo fue muy lento, muy delicado, saltándose deliberadamente esos puntos que pedían, no ¡maldita sea!, exigían ser atendido, mostrado su dureza, rendición. Todo esto ocurría mientras su boca salvaje saborea los puntos más sensibles de mi cuello, dejando varias marcas de fuego en ellos. Casi no podía controlar la parte baja de mi cuerpo, que serpenteaba y se alzaba buscando una unió que era desconocida para ella, pero eso no evitaba que salieran esos gruñidos animales que salían de su boca, amortiguados con mi piel, ante mi roce, en esa parte inflamada y tan sensible de su cuerpo lo hiciera casi parecer más a un animal, que, a un hombre, era totalmente cautivador sentir que mi cuerpo conseguía hacer que ese hombre se transformara en un ser de inst
Clara. Habitación 456 del The Watergate Hotel, Washington, febrero 2016. Poco a poco, mi cuerpo y mi mente se fueron despertando, y de la misma forma, las ganas de arrancarme la cabeza también aparecieron en mi mente. Mucho antes de abrir los ojos, mientras sentía como mi cuerpo volvía a la vida, en mi cerebro, tenía la sensación de que, un concierto de tambores y trompetas, el pleno crescendo, hacían que mi cabeza se estremeciera de dolor. Despacio abrí los ojos, y me vi encandilada por la luz que entraba a través de las ventanas, aumentando la sensación de malestar y dolor. Una vez superado el primer intento de abrir los ojos, y tras mucho esfuerzo, mi primera reacción fue de sorpresa, por cuestiones que ni yo contaba, ni tenía nociones, en ese momento, de como habían ocurrido. Lo primero era que no reconocía el entorno donde estaba, imaginé que era una habitación de hotel, una muy lujosa y cara, la segunda era la sensación de sentir que alguien me abrazaba por detrás, por mi
Clara. Piso de Clara y Morgan, en Foggy Bottom, Washington, febrero 2016. Morgan confundió que mi silencio, pensando que mi cara de ira iba dirigidas a esa zorra y a sus amigas, que de paso se lo merecían, aunque ahora mismo la rabia era más dirigida contra mí, por ser tan estúpida. De todas formas, la neoyorquina quiso aclararme rápidamente, que no hacía falta que me enfadara más, ya todo estaba solucionado, ella misma se había ocupado de que esas tres, recibieran su merecido. -” Tranquila, al final las que acabaron en la habitación 465 fueron Elizabeth y su otra amiga, ya que una de ellas se me escapó. Por lo visto esas dos compartieron una lujuriosa noche con esos idiotas, que ellas mismo, habían pagado para que te grabaran follando con ellos.”- las palabras de Morga cayeron sobre mí, dejándome en un estado de shock. -” ¿Quéee?”- le pregunté con los ojos muy abierto y desorbitados, apenas creía lo que oía. A partir de este momento Morgan me contó que como fue encerrada en e
Azize. Habitación 456 del The Watergate Hotel, Washington, febrero 2016. No me preguntéis que fue lo que, exactamente, me hizo despertarme con la sensación de que un maldigo obrero con una enorme taladradora, estaba taladrando mi cerebro. En el momento que abrí los ojos los recuerdo de esa noche me asaltaron, e inconscientemente busqué con mi mano, entre las sábanas, el delicioso cuerpo que me había vuelto loco esa noche, no me importaba que el estúpido de Haul hubiera pagado porque esa deliciosa diosa de la noche, esa preciosa hada, me hiciera compañía, como tantas otras veces había hecho ese estúpido, sin obtener el resultado que había obtenido esa noche, era la primera vez que había cedió a mis instintos más básicos, en muchos años. La necesidad de verla a la luz del día, y conocerla al fin, ya que para mi mente sólo era como una delicioso y etéreo recuerdo, hizo que girara mi cabeza hacia el lado donde yo suponía que ella estaría, al no lograr tocarla con mi mano. Pero all